La volatilidad por China y el petróleo dificulta operar en bolsa

Los ajustes que se están produciendo en la economía China desde el último trimestre de 2015, y las decisiones tomadas en ese país para evitar el colapso de sus mercados bursátiles, unido a la continua reducción de los precios del petróleo impulsada por Arabia Saudí, que este mes de enero de 2016 incluso ofreció rebajas adicionales a Europa tras la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán, suponen un reto para los operadores institucionales, y presentan muchas dificultades añadidas para aquellas personas que han decidido operar directamente en bolsa.

Operar a diario en bolsa (day trading) supone tener acceso a información especializada en tiempo real y disponer de las herramientas necesarias de cálculo y análisis, necesidades relativamente fáciles de solventar actualmente en internet, pero que son insuficiente si no mantenemos una disciplina exigente para operar según el acumulado de experiencia obtenido en periodos dilatados de dedicación a esta actividad, porque tanto China como el petróleo continuarán aportando incertidumbre en 2016 y habrá que esperar a 2017 para ver de nuevo el precio por encima de los 50 dólares, cifra señalada por los expertos como sostenible.

Otro factor de incertidumbre alimentado por el petróleo se localiza en América, tanto por el declive de la producción por fracking en EEUU, como por la caída de los precios en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Venezuela y Ecuador ya han tomado la iniciativa de pedir una sesión extraordinaria en febrero en la que pedirán acciones que contribuyan a garantizar la estabilidad del mercado petrolero internacional y promover un precio justo del crudo, objetivo también vital para otras naciones no pertenecientes al organismo pero que están igualmente afectadas por la debacle en la cotización del crudo y anuncian, de no alcanzarse precios de equilibrio, recortes de inversiones y de trabajadores, desinversión que a su vez podría llevar a un rebote de los precios que afectará la economía mundial.

Otro factor a tener en cuenta a corto plazo es el previsible ajuste monetario que puede inducir la Reserva Federal de EEUU si procede a un alza de las tasas de interés para equilibrar su economía, pero con efectos dispersos en en otras economías y especialmente en los mercados latinoamericanos, porque restará flujo de dinero al mercado bursátil y generará una fuga de capitales en países emergentes.

En este escenario, firmas como IG Markets señalan que incluso las inversiones relativamente seguras pueden tener un cierto grado de riesgo, y abogan por las ventajas de mantener una cartera diversificada para reducir el impacto de las pérdidas individuales, además de distribuir el capital entre las distintas clases de activos: acciones, bonos, propiedades y cualquier otro tipo de inversión que se caracterice por evolucionar de forma independiente a la bolsa, o incluso en sentido opuesto dependiendo de su relación económica.

También puede diversificarse dentro de la misma clase de activos, por ejemplo, invirtiendo en mercados desde distintos países, o con empresas que operen en distintos sectores, teniendo siempre en cuanta el ratio entre riesgo y rentabilidad más aceptable para la economía personal y evitando el “trading emocional” sustentado en intuición o por corazonadas.

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