Las declaraciones del precandidato de los Republicanos Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos generaron una polémica con repercusiones para sus propios negocios y lo distanciaron de algunos de sus aliados y socios en su país y en el extranjero, además de que lo pusieron en evidencia como una persona que no conoce su propia historia, ignora el contexto donde vive, es declaradamente xenófobo, discriminatorio y sin ningún tacto político.
Además de denigrar a los mexicanos, los estigmatizó y encima amenazó con la decisión de construir un muro, por supuesto no con recursos de su país, sino cargado al presupuesto de México, país al que no consideró amigo, a pesar de que le provee de trabajadores que han contribuido al desarrollo de Estados Unidos. Senadores del PRI le informaron al magnate que las economías de ciudades como Los Ángeles, Chicago y Dallas, habitadas mayoritariamente por migrantes, crecieron por encima de la media nacional en 2011, gracias al trabajo de esta población.
México es uno de los países que mayores intervenciones ha sufrido por parte de su vecino. Calificar de criminales a los mexicanos ofende la conciencia latinoamericana, sobre todo porque es mundialmente conocido que quienes migran en busca del “sueño americano” proceden de diversos países, desempeñan trabajos con dignidad, ya sea como camareros, cocineros, jardineros, albañiles, obreros y otros oficios, pero también hay renombrados médicos y profesionales de distintas disciplinas que ejercen, sirven y aportan en el país del norte.
Así que no son los que llevan drogas o violadores los que cruzan la frontera, sino los que van a trabajar, porque las condiciones de nuestros países para la mayoría de personas son precarias, no permiten que vivan con dignidad; la pobreza, la violencia y otros factores determinan que emprendan una ruta peligrosa en la cual muchos se quedan en el camino.
Lo que sí hay que reconocer es que las redes de narcotraficantes, que se mueven con libertad por la frontera, han secuestrado a migrantes y los obligan a transportar droga, ya que de no hacerlo son asesinados. En esto no tienen responsabilidad solo los países expulsores que han sido incapaces de garantizar seguridad y ofrecer opciones de vida a sus ciudadanos, sino también el país receptor, que no combate la distribución y consumo de drogas, por lo que la cadena no puede ser desbaratada.
Al señor Trump no solo se le afectaron algunos de sus negocios, entre ellos el concurso de Miss USA y Miss Universo, el veto de algunos de sus artículos como el caso de la tienda Macy’s, que interrumpió su relación con el empresario y ya no continuarán vendiendo la ropa de su marca, lo que fue minimizado por el aspirante a la presidencia de Estados Unidos.
Sus aberrantes declaraciones lo enfrentaron también con el segundo hombre más rico del mundo, Carlos Slim, quien, casualmente, es mexicano.
Excelente reportaje, y este señor Donald olvida que la mayor parte de los Estados que hacen la frontera con México fueron arrebatados a los mexicanos a cañonazos y balazos, en una contienda cruel por apropiarse de Texas, California, Arizona, Nuevo México y demás estados, que esto lo esconden siempre; que los Latinoamericanos, la mayoría, ha ayudado a Norteamérica a crecer con su trabajo y como grandes consumidores de sus productos. Qué pasaría si América Latina mirara a otros países y viera su mercancía quizás más atractiva?