He descubierto tardíamente una de las que, a mi juicio, figura entre las cinco mejores películas del cine francés en este año 2023 que llega a su fin, pues tras su estreno en muy pocas salas en el mes de septiembre, fue excluida rápidamente de la cartelera semanal en París.
Se trata de «Le gang du Bois du Temple» séptimo largometraje del cineasta franco argelino Rabah Ameur Zaimeche, una película y un cineasta que merecerían una más amplia distribución en las salas comerciales. Una joya a destacar en la abundante producción del cine francés en 2023.
En la mejor tradición del cine policiaco francés, «Le gang du bois du temple» nos hace pensar, tanto por su tratamiento como por su esmerada puesta en escena, en el cine de Jean Pierre Melville, con sus gánsteres humanos y su código del honor, pero aquí con un contexto social muy actual: el de un barrio popular periférico en una gran ciudad del sur de Francia.
La banda del barrio de Bois du temple la forman un grupo de jóvenes que viven de tráficos diversos y que, en contacto con otros más veteranos delincuentes, deciden un atraco a mano armada, desvalijando en el túnel de un bulevar periférico el auto de un príncipe árabe que transporta un caudal de joyas, dinero y documentos secretos.
El multimillonario emir encarga a un mercenario local la investigación para recuperar todo lo robado, y a partir del concesionario automóvil que frecuenta el príncipe, sus esbirros van a ir localizando a los miembros de la banda.
No desvelaremos nada mas de este excelente guion, que empieza con las imágenes de un fallecimiento y entierro de la madre de un denominado señor Pons (el excelente actor Regis Laroche), un exmilitar amigo y vecino de los jóvenes que componen el ya citado gang.
Desde sus primeras imágenes, el estilo y la mirada poética de Ameur Zaimeche presenta a su personaje y el medio social en el que vive, sin diálogos y durante cerca de quince minutos: El hijo de la difunta llorando, los rostros de la gente en la iglesia, o los gestos del sacerdote que purifica con el humo de su incensario, los planos y encuadres siempre precisos, culminan con el de una sorprendente y carismática vieja cantante francesa (Annkrist de 73 años de edad) interpretando una conmovedora canción.
Antes de que la acción propiamente dicha empiece en este anunciado atraco, todos los elementos de una puesta en escena siempre cerca de sus personajes y al servicio de la narración se imponen como una evidencia. Saber filmar y respetar los silencios es una cualidad propia de los grandes cineastas y el cine de Zaimeche tiende hacia ello.
Sus jóvenes delincuentes, que manejan armas de gran calibre, tienen sin embargo una enorme dosis de ingenuidad y generosidad, y la empatía hacia ellos no puede sino crecer al ver que la víctima del atraco es un déspota de dudosa virtud, dispuesto a asesinar brutalmente a sus atracadores. Una situación que nos hace reflexionar sobre donde se sitúa la más atroz violencia en nuestra sociedad contemporánea.
Con el pretexto de este relato policiaco absolutamente clásico, Ameur Zaimeche nos ofrece una original y humana mirada sobre esas barriadas periféricas urbanas dejadas de la mano de Dios y de los gobiernos, con sus bloques kilométricos de viviendas sociales. Sus diálogos fluyen con naturalidad, para reflejar la vida cotidiana de sus personajes, así como sus sueños e ilusiones una vez cometido ese atraco perfecto.
Si su primer plano evocaba la muerte con la llegada de una ambulancia vista por el señor Pons desde lo alto de un balcón, en la última imagen es también la mirada del protagonista sobre el espacio verde debajo de su casa en donde juegan unos niños en la calle. Pero ahora la vida continua y el señor Pons sonríe mirando a lo lejos.
Actor y director argelino afincado en Francia, Rabah Ameur Zaimeche fundó en 1999 su propia productora y realizó su primera película en 2001 «Wesh, wesh qu’est ce qui se passe?», ganando el premio Louis Delluc.
Ha participado dos veces en el festival de Cannes con «Bled Number One» 2006 y con «Dernier maquis» 2008. En 2011 obtuvo el premio Jean Vigo por su película «Les chants de Mandrin». En 2015 con «Histoire de Judas» participó en el foro del Festival de Berlin.
«Le gang du bois du temple» está inspirada en un hecho real acaecido en la barriada de Bois du Temple en Clichy, periferia de Paris, cerca del barrio de Bosquets en donde vivía de joven el cineasta. Sin embargo el rodaje no pudo hacerse allí, y se hizo en el sur de Francia.
«Le gang du bois du temple» fue seleccionada este año en el foro de Berlín 2023