El testimonio de una librera de Berlín desmiente el negacionismo de la excandidata al Eliseo
Durante la campaña electoral a la presidencia de la república francesa, Marine Le Pen llegó a negar la responsabilidad de Francia en los sucesos de Vél d’Hiv y en la deportación de miles de judíos durante la ocupación nazi de París.
Como ha demostrado la historia, el gobierno colaboracionista de Vichy no sólo asumió las órdenes de Hitler de perseguir y deportar a los judíos que vivían en Francia sino que al parecer fue más allá de lo que exigían sus relaciones con el nacionalsocialismo.
Un libro reciente, “Una librería en Berlín” (Seix Barral) trata el tema de la persecución y deportación de los judíos residentes en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata del testimonio directo de una víctima de la represión. Un libro que debería leer Marine Le Pen para tener un mejor conocimiento de la historia de su país.
La dramática odisea de una librera judía
Frymeta Françoise Frenkel, judía de origen polaco, se enamoró de París y de la cultura francesa durante sus años de estudiante en la Sorbona. El primer capítulo de este libro es una declaración de amor a los libros y a las librerías, de una mujer que les dedicó su vida. En un viaje a Berlín para visitar a unos amigos, se dio cuenta de que en las librerías de esta capital era difícil encontrar libros franceses, buscados por intelectuales y profesores alemanes y por ciudadanos de aquel país que entonces residían en Berlín. Así que decidió ella misma fundar la primera librería dedicada a la cultura francesa y a sus autores, tanto clásicos como contemporáneos.
El éxito de La Maison du libre fue inmediato y la librería se convirtió en un importante centro cultural frecuentado por escritores, estudiosos y diplomáticos, donde se pronunciaban conferencias, se celebraban presentaciones de libros y se representaban pequeñas obras de teatro. Entre los asiduos, Colette, Julien Benda, Henri Barbusse, André Maurois y André Gide.
Todo se torció cuando Hitler llegó al poder y Françoise Frenkel comenzó a ser asediada por la burocracia nacionalsocialista mientras la policía requisaba cada vez con más frecuencia los lotes de libros llegados de Francia. Las continuas comparecencias ante la Gestapo y el boicot a las tiendas regentadas por judíos que culminaron en la noche del gran pogromo el 10 de noviembre de 1938, y sobre todo la huida de su marido Simon Raichenstein a Francia, la decidieron a abandonar Berlín en julio de 1939 para refugiarse en París. Raichenstein fue detenido en la redada de Vél d’Hiv y deportado a Auschwitz, donde murió en agosto de 1942. A partir de este momento la vida de Françoise Frenkel se convirtió en una huida continua en busca de un refugio seguro. París, Aviñón, Vichy, Niza, Grenoble, Annecy, Saint Julien…
“Una librería en Berlín” (Seix Barral) es el relato del miedo y la inseguridad que sufre en cada uno de los refugios en los que se esconde (el título original del libro es “Ningún sitio donde reclinar la cabeza”) y, sobre todo, un desfile de personajes con los que se encuentra en su itinerario, desde refugiados como ella y personas generosas que arriesgan su vida ocultándola en sus propias casas hasta traidores y chantajistas que se aprovechan de su situación para despojarla de su dinero y de sus pertenencias más humildes. Las cárceles y las comisarías por las que se ve obligada a pasar, las situaciones de humillación a las que se ve sometida, las escenas terribles de asesinatos y suicidios de los que es testigo, los peligros a los que tiene que arriesgarse para evitar la deportación a un campo de concentración, jalonan un relato dramático escrito con el lenguaje sencillo y directo de una mujer culta y consciente de una situación que no llega a entender.
Una vez a salvo en Suiza, François Frenkel escribió “Una librería en Berlín”, de la que sólo se publicó una edición en 1945 que cayó en el olvido. Un día, en un mercadillo de Niza, el escritor Michel Francesconi encontró en 2010 un viejo ejemplar de esta edición, que llegó a manos del escritor Patrick Modiano, quien quedó impresionado por el relato de Frenkel. En el prefacio para esta edición Modiano escribe: “La curiosa impresión que he experimentado al leer ‘Una librería en Berlín’ ha sido como oír la voz de una persona cuya cara no se distingue en la penumbra y que te cuenta un episodio de su existencia”. Françoise Frenkel murió en Niza el 1 de enero de 1975.
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