En la «Arabia feliz», denominación con que antiguamente se conocía a Yemen, existió 400 años antes de nuestra era una civilización, bastante desconocida en Occidente, de la que queda una colección única de momias que se conservan en la Universidad de Sanaa, capital del estado, que los arqueólogos intentan ahora salvar desesperadamente en medio de la guerra que está asolando el país y poniendo en peligro los tesoros arqueológicos, según cuenta Culturebox, el suplemento cultural del canal internacional de información continua France 24.
Desde hace décadas, los ciudadanos yemenistas y los escasos turistas que se aventuran se acercan a contemplar los restos embalsamados de una docena de momias de hombres y mujeres que tienen más de dos mil años, algunas de ellos conservan dientes y mechones de cabellos, descubiertas accidentalmente en excavaciones efectuadas entre los años 1980 y 1990.
«Pero, con los cortes de electricidad y el bloqueo prácticamente total de los puertos, en manos de los rebeldes huthis, la suerte de esas momias está en manos de los beligerantes (…) Esos restos humanos están padeciendo el calor, la humedad y la falta de productos de conservación”, según los especialistas.
“Son el testimonio tangible de la historia de una nación (…) y la guerra les está afectando. Necesitan un ambiente controlado y cuidados frecuentes, incluida una desinfección cada seis meses. Algunas de las momias han empezado a desintegrarse y estmos luchando contra el mal olor. Nos preocupa no solo la conservación de las momias sino también la salud de quienes las manipulan», asegura Abdel Rahmane Jarallah, responsable del Departamento de Arqueología de la Universidad de Sanaa.
Muchos sitios de valor cultural inestimable, que forman parte del patrimonio de la humanidad, están en este momento amenazados por conflictos armados que no parecen que vayan a terminar pronto. La ciudad de Sanaa, que figura en la lista del patrimonio mundial de la Unesco desde 1986, se considera en peligro a causa de la guerra iniciada en 2015 entre rebeldes huthis pro iraníes, que la tomaron en 2014, y las tropas del presidente Abd Rabbo Mansour Hadi apoyado una coalición árabe que encabeza Arabia Saudí.
Situada sobre un monte rocoso, a 2200 metros de altitud, Sanaa tiene una antigüedad superior a los 2500 años y un importante patrimonio islámico con más de cien mezquitas antiguas y más de 6000 casas medievales construidas antes del siglo XI. Los arqueólogo yemeníes han pedido a las organizaciones internacionales ayuda para salvar las momias.