Medios británicos citados este jueves por el diario ecuatoriano El Telégrafo informaron de que las autoridades británicas gastaron desde junio de 2012, cuando Julián Assange ingresó a la embajada de Ecuador, aproximadamente 10 millones de libras (unos 15 millones de dólares) para evitar que viaje al país que le confirió asilo.
“Scotland Yard confirmó que el costo de la operación en la embajada, hasta octubre pasado, alcanzó los nueve millones de libras, lo que significa que el total estimado, incluidos los tres meses que ya han transcurrido (octubre, noviembre y diciembre) alcanzan los 10 millones de libras», escribió el diario británico The Telegraph.
Assange, en declaraciones difundidas por la agencia británica Press Association (PA), lamentó a través de su portavoz Kristinn Hrafnsson, que el gobierno británico esté dispuesto a pagar esa cantidad para tener a agentes de policía vigilándole las 24 horas. De acuerdo con Hrafnsson, su defendido consideró el hecho como «vergonzoso».
El analista informático de nacionalidad australiana permanece en Reino Unido a petición de Suecia que reclama su entrega para interrogarlo por presuntos delitos sexuales ocurridos en 2010 y rechaza hacerlo vía videoconferencia o en territorio británico, cuando su propia legislación plantea esa posibilidad.
Assange rechazó que el responsable legal del ministerio de Exteriores sueco, Anders Ronquist, dijese recientemente que «no hay ninguna convención global sobre asilo diplomático» y que «no hay límite» para mantener encerrada a una persona a la que no se le han imputado cargos.
«Suecia ha importado la práctica legal más vergonzosa de Guantánamo (centro de detención estadounidense en Cuba), el arresto indefinido sin cargos», opinó Assange, según la PA.
Assange recibió asilo de Ecuador pero ha visto obstaculizado su tránsito hacia el país suramericano y ha denunciado ser víctima de una persecución política luego de que revelara a través de WikiLeaks cables diplomáticos de Estados Unidos, que pusieron al descubierto la actuación irregular de ese país en su política exterior, incluso frente a países considerados aliados, entre otros hechos repudiables.