Se podría pensar, ante la portada del libro de José Antonio Díaz Sáez “Eunucos: historia universal de los castrados y su influencia en las civilizaciones de todos los tiempos”, que ésta es una crónica del ayer más o menos remoto, pero el propio autor nos advierte en el prefacio que todavía hoy, metidos de lleno en el siglo XXI, hay castrados sudaneses y etíopes custodiando la sagrada Kaaba en la Gran Mezquita de La Meca, ocupados en que mujeres y hombres mantengan la distancia debida de seguridad que prescribe su religión.
Son pocos, al parecer, pero gozan de gran prestigio, al contrario de lo que ocurre con los hijras en India y Pakistán, países en los que se calcula que son entre 200.000 y dos millones los que sobreviven o malviven de bendecir parejas estériles, cantar en las bodas o dedicarse a la prostitución homosexual.
Se remontan al año 2100 antes de Cristo las primeras referencias a la castración ejecutada contra esclavos y prisioneros de guerra, a imagen y semejanza de las que se hacía con los animales y que fue practicada en las sucesivas civilizaciones: egipcios, asirios, persas, etíopes, medos, hebreos. Este tipo de mutilación vinculada a acciones bélicas de conquista coexistía con otra destinada a la crianza de entes del llamado tercer sexo, ni hombre ni mujer, una condición poliédrica que en ocasiones servía para mediar entre ambos sexos, en otras como mero juguete de distracción sexual y también podía aupar a los afectados hasta las altas esferas del poder, según culturas y circunstancias.
Aunque nos cueste creerlo, en 1971 todavía se castraban niños en Afganistán para venderlos como siervos, según escribe el autor. En 2002, la BBC denunció que en los ámbitos rurales más apartados de Níger aún se emasculaba a esclavos. Algunas ONG que trabajaban en Mali, Camerún y Tanzania denunciaron asimismo ¡en 2012! prácticas hechiceras que utilizaban o utilizan los genitales amputados de los hombres albinos para elaborar determinadas pócimaspara la excitación sexual.
Desde las culturas del próximo Oriente hasta América del Sur, el libro repasa la historia de los eunucos en Asia Menor, Egipto, Persia, Grecia, Roma y China durante la Edad Antigua. Se detiene después en el imperio bizantino, los primeros imperios musulmanes, el mundo hispánico, la India y la China de los Ming durante la Edad Media. Ya en la Edad Moderna, vuelve a América del Sur, revisa la siempre atrayente e inquietante historia de los castrati en Europa y concluye en la Edad Contemporánea con capítulos muy interesantes como el dedicado al último eunuco del último emperador de China o los que detallan las circunstancias en que vivieron los castrados en África, Rusia, India y el imperio turco.
Es de significar el oscuro carácter fanático y represor de algunas sectas religiosas que practicaron la castración en Rusia, hasta después incluso de la Revolución de Octubre, con casos que subsistían todavía en Siberia en la década de los sesenta e incluso en los primeros años setenta. Tiene interés asimismo el testimonio de Hayrettin Effendi, el último eunuco negro del sultán Abdul Hamid II, quien falleció en 1976 y dejó detallada por primera vez en un castrado la relación de su vida, novelada luego por el periodista turco Hifzi Topuz.
A lo largo de los tiempos, la condición física de los castrados les llevó a desarrollar actividades varias, en unos casos relacionadas con la música -como los castrati o mozos caponados de los coros catedralicios, cuya primera noticia está fechada en España el 7 de mayo de 1506-, pero también con la religión en calidad de sacerdotes, la adivinación, la consabidad vigilancia en los harenes, el espionaje o la responsabilidad política como consejeros palaciegos.
El de José Antonio Díaz Sáez es uno de esos libros que se disfrutan más como obra de consulta que como texto para leer de corrido, pues tanto la densidad de su contenido como la prolífica documentación favorecen un detenimiento exclusivo y por separado de cualquiera de los capítulos que puedan interesar al lector, más que una lectura consecutiva, muy condicionada por la letra menuda de las numerosas notas bibliográficas, apenas consultable por su dificultad de lectura. Justo es decirlo al editor, que tan bien trabaja habitualmente su catálogo.
- Díaz Sáez, José Antonio: “Eunucos: historia universal de los castrados y su influencia en las civilizaciones de todos los tiempos”. Ed. Almuzara, 2014.
Muy buena información que me abre la mente a otra circunstancia más desconocida de la humanidad actual.
Aunque no me extraña algo tan tremendo, porque si miramos únicamente con un poco de cuidado alrededor nuestro, encontraremos muchísimas situaciones vigentes hoy que en verdad son «primitivas» o de otras épocas; estamos llenos de acciones superticiosas, seudomágicas, seudodivinas, seudo-milagrosas, surgimiento de sectas (desde las seudoreligiosas hasta las de ciencia ficción sobre extraterrestres y platillos voladores, etc.), delirios mesiánicos y hasta simples alucinaciones psíquicas consideradas revelaciones, profecías, etc.
Los charlatanes (as) curanderos, tarotistas, adivinos, y cuentistas urbanos de males y hechizos de amor, etc., que operan a «vista y paciencia», recetando inclusive sustancias dañinas al organismo. Algunos hasta tienen espacios en la TV.