Josep Calvet, autor en su día de un magnífico libro titulado «Las montañas de la libertad» (Alianza editorial, 2010), en el que documenta las peripecias de los refugiados de la Segunda Guerra Mundial que cruzaron los Pirineos para llegar a España, acaba de publicar recientemente una segunda obra que reincide en el tema, en este caso sobre los judíos evadidos del nazismo a través de las montañas del Pirineo de Lérida.
Huyendo del holocausto (editorial Milenio, 2014) tiene como protagonistas a víctimas, victimarios y testigos de un no demasiado conocido capítulo ante el que no se puede ser indiferente. Unos hechos se basan en testimonios directos y otros en versiones anteriormente recogidas, pero todos resultan igualmente impactantes. Sobre todo aquellos en que los refugiados acabaron deportados a los campos de exterminio nazis, un destino que resultaría fatal en la mayoría de los casos.
Un mínimo de 80.000 evadidos, según Calvet, entre resistentes franceses, militares aliados y judíos encontraron su camino hacia la libertad a través de las montañas pirenaicas, después de soportar muy adversas circunstancias a lo largo de tan abrupto trayecto, a veces en pleno invierno. Es lamentable que al día de hoy ninguno de los españoles que sirvieron de guía a esos refugiados haya sido reconocido oficialmente por tan humanitaria labor. Una amnesia más en la olvidadiza memoria histórica de la democracia española.
Del valor de esa ayuda da fe el hecho de que, al término del conflicto bélico, dos de cada tres de los judíos que vivían en los países ocupados por la Alemania nazi perdieron la vida como consecuencia de la barbarie hitleriana. Ha de tenerse en cuenta, también, que en principio las disposiciones acordadas por el gobierno de Burgos del general Franco (11 de marzo de 1939) negaban pasaporte y/o visado a los judíos, “excepto aquellos en los que concurren especiales circunstancias de amistad con España”. Las autoridades españolas de la dictadura conocían desde 1940, además, la persecución que el Tercer Reich ejercía sobre los judíos residentes en los países invadidos.
Así todo, alrededor de 37.500 judíos lograron huir del Holocausto a través de nuestro país, cifra que otros investigadores rebajan a 23.000. Algunos de esos casos se cuentan de modo pormenorizado en el interesante libro de Calvet.