Ya está, ya se ha terminado. Otra saga para adolescentes del siglo XXI que pone punto final, quizá porque Suzane Collins, la autora de los libros sobre la dictadura de Panem –que mira tú qué utopía, un futuro que podría haber diseñado Pinochet- se ha cansado de imaginar maldades y ha llegado a la conclusión de que la cuerda ya no puede estirarse más, quizá porque los fans han crecido y la siguiente generación está en otras preocupaciones.
Así que despedida y cierre de Los Juegos del Hambre, superproducción y blockbuster (proyecto cinematográfico de alto presupuesto destinado a conseguir grandes beneficios) que esta vez responde al nada sugerente subtítulo de Sinsajo-Parte 2, dirigida por Francis Lawrence con un reparto de lujo que encabeza Jennifer Lawrence (Oscar a la mejor actriz 2010 por Winter’s Bone) acompañada por algunos de los “nuevos galanes”, como Josh Hutcherson (el bueno de Peeta Mellark de esta historia, Escobar, Viaje al centro de la tierra) y el televisivo australiano Liam Hemsworth, junto a los actores con los que compartió la parte primera: Julianne Moore (Oscar a la mejor actriz 2015 por Still Alice), Donald Sutherland (Casanova, Novecento, La mejor oferta), Mahershala Ali (Predators), Natalie Dormer, Wes Chatham, Elden Henson, Evan Ross y Philip Seymour Hoffman (suicidado pocos días antes de finalizar el rodaje, Oscar 2006 al mejor actor por Truman Capote).
En esta última oportunidad de hacer la revolución en Panem, sumido en una guerra a gran escala, Katniss (Jennifer Lawrence) comprende que no solo debe salvarse ella, sino también el futuro del país, lo que le lleva a enfrentarse por última vez con el Presidente Snow (Sutherland); acompañada por sus mejores amigos (Hemsworth, Hutcherson…) emprende una misión con la unidad del Distrio 13, en la que arriesgan sus vidas más que en ninguno de los anteriores Juegos del hambre. Los insurgentes marchan sobre el Capitolio, sede del poder omnímodo neofascista, donde se atrinchera el tirano Snow; los rebeldes, a las órdenes de una Julianne Moore con melena gris, resultan tan cínicos y manipuladores como sus enemigos. Katniss y sus amigos son la última esperanza. De alguna manera, un intento de dejar constancia de la desilusión política de estos últimos tiempos, que coinciden con la despedida de tan especiales luchadores en los coliseos del Hambre.
Un final épico a sangre y fuego para cerrar la saga en una tercera franquicia, a la que quizá sobran algunos minutos. Construida como un juego de vídeo, los héroes van superando una serie de etapas (niveles): ataques de mutantes, tsunami mortal de lodo en las calles, tiroteos, cascadas, explosiones… Todo heroísmo y proezas visuales en una película que pese a ser “decepcionante como las anteriores, y cada vez más a medida que pasa el tiempo, nunca deja de interesar totalmente”, a pesar de que los actores no parecen encontrar suficiente motivación para centrarse en sus personajes, con la notable excepción de Donald Sutherland, grandioso en su patetismo, y en esa última carcajada sanguinolenta ante el caos que acompaña su final. Insuficiente, sin embargo para mejorar lo que en fin de cuentas no es más que un producto comercial muy discutible.