Tras su paso por el festival de Berlín «Los pasajeros de la noche» se estrenó en Francia en el mes de mayo y por razones de salud, no pude verla en su momento, Es leyendo la excelente crónica de mi colega Mercedes Arancibia en Aquí Madrid con motivo de su reciente estreno en España, que decidí reparar ese olvido.
Esa «historia nostálgica y sensible de un desencanto… y homenaje al mundo de la radio y sus programas nocturnos… en la Francia de los años ochenta» me interesó enseguida por varias razones, pero sobre todo por haber trabajado durante treinta y cinco años en esa Casa de la Radio que es elemento protagonista del relato; y en lo que me concierne parte de mi vida.
Descubrir la película ha sido una buena sorpresa y cuando se acerca el momento de los premios anuales para el cine francés, quiero pues romper una lanza por esta película que relata la vida de una familia parisina en los años ochenta, tras la esperanza creada aquí por la victoria de la izquierda en las elecciones de 1981 y a través del retrato de una mujer con dos hijos, que abandonada por su marido intenta rehacer su vida, tras haber sufrido un cáncer de pecho.
Elisabeth (Charlotte Gainsbourg) es esa madre adicta radioescucha de un programa nocturno, cuya estrella radiofónica es Vanda Dorval (Emmanuele Beart) un personaje inspirado en una mezcla de Jean Charles Aschero (Les choses de la nuit 1976/1996, de medianoche hasta las cinco de la madrugada)) y de Macha Beranger (Allo Macha 1977/2006). A Aschero no lo conocí, pero sí a Macha Beranger, quien entre las doce y las dos de la madrugada hacia su programa en un estudio en el mismo piso que el nuestro.
A fines de los setenta y en la década de los ochenta, cuando a medianoche terminábamos nuestra emisión en castellano de Radio Francia internacional en Onda media 318 metros 945 kilohercios, nos cruzábamos a menudo en los pasillos de la casa de la radio con Macha Beranger, quien recién empezaba su programa nocturno «Allo Macha». Llegaba siempre en taxi y a menudo con su perro. Ese programa iba dirigido a los noctámbulos y pasajeros de la noche. Una mujer tan excéntrica como la Vanda que ha imaginado en su ficción Mikhael Hers, con una voz grave, sensual y profunda como aquella, que prodigaba todo tipo de consejos a sus fieles oyentes.
Mas allá del guion bien construido sobre esa mujer que encuentra trabajo en el mundo de la radio y de ese núcleo familiar, sus experiencias, sus alegrías y sus decepciones, lo que más me ha interesado en «Los pasajeros de la noche» es la apuesta audaz y difícil de su realización al buscar reconstruir esa atmósfera de los años ochenta y de la Casa de la Radio, ya que las transformaciones y las obras que se han sucedido hacen difícil la tarea.
Por suerte todavía quedan algunos grandes estudios en la Casa de la Radio, de los que servían para acoger a grupos musicales, o para grabar seriales radiofónicos, que permiten crear la atmósfera de aquellos años, con pocos elementos de decoración, aunque la radio con bandas magnéticas ha cedido el paso hoy a la radio digital y a los ordenadores, con una transformación total de los estudios de grabación y de directo.
La fachada de la casa de la radio se ha visto también muy transformada con los años y Hers encuentra la astucia de dejar a menudo fuera de foco el decorado que adivinamos detrás de los personajes. De la misma manera los paisajes urbanos o la fachada de la histórica casa de la radio es filmada siempre de lejos, desde el otro lado del Sena, desde el apartamento en el que vive esa familia.
En su voluntad de reconstruir esa atmósfera en el París de un tiempo pasado utiliza también el cineasta imágenes de archivo, fragmentos de películas de Jacques Rivette El puente del norte, de Claires Denis Jaques Rivette le veilleur de nuit, o de Eric Rhomer Les nuits de la pleine lune, con la joven Pascale Ogier (hija de Bulle Ogier) fallecida en 1984, y cuyo drama es utilizado como un elemento más de esta ficción. El personaje de la joven Talulah (Noée Abita) está obsesionado por el suicidio de la joven y conocida actriz, icono melancólico de esos años de desencanto a partir de 1983.
De relieve evidentemente un ajustado casting de protagonistas y secundarios, y sobre todo un papel a la medida escrito para Charlotte Gainsbourg, quien podría ser una aspirante a premio en los galardones que van a cerrar el año en curso.