Manuel López: Despidiendo a un amigo y maestro

Claudia Florentin*

Despedir a un compañero y hermano nunca es una tarea fácil, pero cuando ese compañero es además un maestro de la profesión que amamos, un apasionado por las palabras, un caballero integro de fe y honestidad, una siente que la despedida es de un mundo que ya no está.

Anoche se fue Manuel López, allá en España. Y acá en el sur del mundo se me anudan las palabras, se niegan a salir a despedirlo, a plasmar en papel todo lo que él nos enseñó y ahora nos deja como legado. Ya no está él para consultarle si una frase correspondía bien así en el español-con este castellano que hablamos por estos lares; para pedirle ayuda con el Catalá al traducir una nota o simplemente darse el lujo de que Manuel mirara una columna, antes de publicarla. Mordaz, irónico, fino, detallista. Un exquisito gourmet de las letras y las imágenes con las que trazaba delicias literarias.

Si lo “googlean” van a enterarse que en 2006 fue nombrado «Fotógrafo histórico» por la diputación de La Coruña y distinguido por Kodak en 1980 «en reconocimiento a su labor a favor de la fotografía y su difusión». En 1982 fundó la Revista Foto, que se editó mensualmente durante más de veinte años. Editor adjunto de Periodistas en Español hasta el final. Con sus imágenes fue recogiendo durante 40 años la transición española. su Exposición fotográfica antológica de 100 obras “Manuel López. Imágenes 1966-2006″ recorrió decenas de ciudades. Militante socioliberal, vinculado al PSOE desde su juventud y miembro activo de la comunidad protestante internacional-más precisamente la iglesia Bautista española, entre otras decenas de tareas y emprendimientos.

Pero Manuel encarnó mucho más que una profesión que amó con orgullo. Fue un plasmador de realidades históricas, únicas, increíbles a través de su lente. Hay crónicas difíciles de entender desde la palabra, pero que se vuelven nítidas cuando las ve y las retrata un fotógrafo que sabe encontrar lo humano y lo profundo, esa fibra que nos hace seres finitos prendidos de la infinitud de lo sagrado. Manuel sabía que se pueden hablar lenguas angélicas y realizar obras monumentales, pero sin el amor sosteniendo, no somos nada. Y el amor cristiano marcó el camino que decidió seguir.

Me enorgullece saber que compartimos parte del camino. Manuel fue un colaborador incansable de ALC Noticias, sin pedir nada a cambio, solo el gusto de que sus palabras surcaran los mares y encontraran hogar en estas tierras. ¡Sabremos de ese deseo intenso quienes escribimos!

Me duele su partida, pero más fuerte es la esperanza. Esa misma que él reflejó en sus textos y sobre todo, vivió en estos años. Tal vez por eso el Señor decidió que partiera en Adviento. ¡Qué mejor tiempo para partir que cuando estamos prestos a la Natividad! Y allá estás, hermano querido, naciendo a la eternidad. Podrán contar tus labios y ver tus ojos lo que aquí todavía vemos oscuramente. Podrás comprobar allí lo que nosotras/os confirmamos aquí al revisar tu vida: la fe, la esperanza y el amor permanecen; pero lo más importante es el amor. Gracias por compartir y sembrar tu amor cristiano durante 68 años. No sé si mi último homenaje tendría tu sonrisa aprobatoria, confío que sabrás perdonar a esta apenada amiga que te dice: Hasta pronto, amigo. Hasta que amanezca el Día.

  • Claudia Florentin es editora de ALC Noticias.

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