Marruecos celebró elecciones municipales y regionales con resultados contradictorios para el partido islamista en el gobierno. Unos 14 millones y medio de marroquíes estaban convocados a las urnas el viernes 4, día sagrado en Marruecos y el mundo árabe. La participación fue del 53,67 % poco más que la de hace seis años y un 7 % más que en las últimas elecciones legislativas de 2011.
Estos comicios fueron un examen para el Partido Justicia y Desarrollo (PJD), islamista, que preside el jefe del Gobierno, Abdelilá Benkirán, quién estimaba que una victoria de su partido sería «lógica». Pero no ha sucedido así, ya que es la tercera fuerza en número de ediles y porcentaje en las municipales, aunque eso sí, es la primera en las regionales.
También ha ganado en las grandes urbes marroquíes con mayoría absoluta en Tánger –consiguió más del 50% en los barrios de Beni Meqada, Souani, Moghogha y la Medina-, Casablanca, Rabat, Agadir, Chauen y Fez. En esta última ciudad obtuvo una victoria simbólica, además, al desplazar al actual alcalde y líder del Partido Istiqlal (PI), Hamid Chabat, quien calificó el resultado de “catástrofe democrática”. Los islamistas, además, obtienen mayoría relativa en Tetuán, Marraquech –que gobernaba el PAM- y Kenitra.
Aunque algunos medios señalan que es un gran triunfo del PJD por su gran aumento electoral no hay que olvidar dos detalles fundamentales. En 2009, hace seis años de los últimos comicios municipales, el PJD estaba en la oposición y aislado políticamente. Además no presentó candidaturas en todos los municipios. Ahora, lleva tres años en su primera experiencia en el Gobierno, -es de coalición, con el RNI, MP y PPS- con todo lo que ello implica, y ha presentado en esta ocasión muchas más candidaturas. Resultado: ha pasado de 1513 representantes en 2009 a 5021 y ha triplicado su porcentaje de votos, del 5,4 % al 17,17 %.
El PJD aunque no ha ofrecido grandes avances en su Gobierno -sobre todo en materia de lucha anticorrupción-, sigue con Benkirán gozando de popularidad mientras se mira en su espejo, Turquía y en su líder, Tayyip Erdogan. El nombre y símbolo de ambos partidos es el mismo, PJD y la lámpara. Hay desgaste pero, sin duda, mayor desgaste hay en la oposición.
El Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) ganó al igual que hace seis años las elecciones municipales, obtiene 6655 representantes con un 21,12 % de los sufragios (en 2009, un 21 % de sufragios y 6015 concejales). Entre otras localidades gana Alhucemas, Beni Mellal, Asilah -la Arcila española- y Taza. Será el gran rival para el PJD en las legislativas del próximo año y se prevén enfrentamientos polémicos entre ambos partidos como hubo en estos comicios.
El PAM fue creado en 2008 y es conocido por sus vínculos con el Palacio Real. Aunque no se presentó en las legislativas de 2007, fruto de la fusión de cinco pequeños partidos políticos y sobre la base de un pequeño grupo parlamentario independiente, fue creciendo recogiendo parlamentarios de otros grupos. Así, gracias a tránsfugas se convirtió en el período 2007-2011 en un grupo parlamentario numeroso lo que motivó incluso una cláusula antitransfuguismo que ahora impediría acciones de ese tipo. Su actual líder es Mustafa Bakkoury y su símbolo, un tractor.
El Partido Istiqlal –Independencia en árabe- (PI) logra 5106 representantes con un 16,22 %, (en 2009 tuvo una cifra similar, 5292 ediles) y es la segunda fuerza aunque solo supera por unos 80 ediles al gubernamental PJD. Tras entrar en 2011 a gobernar en coalición con Benkirán luego rompieron y ahora está en la oposición.
La Reagrupación Nacional de Independientes (RNI) que dirige el ministro de Exteriores, Saladin Mezouar –quien habla un perfecto español- se convierte en cuarta fuerza nacional con 4408 representantes, un 13,99 %, el Movimiento Popular (MP) 3007, un 9,54 %, la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) afiliada a la Internacional Socialista sigue bajando apoyos y logra 2656 representantes, un 8,43 %, los excomunistas del Partido del Progreso y del Socialismo (PPS) que están en la coalición de Gobierno logran 1766 representantes y un 5,61 % y la Unión Constitucional (UC), 1489, con un 4,73 %.
En cuanto a otras formaciones, la Federación de la Izquierda Democrática –la única que lidera una mujer, Nabila Mounib- obtuvo 333 representantes y ganó un municipio, Outat El Haj (1,06 %), el Movimiento Democrático Social (MDS) 297 (0,94 %), el Frente de Fuerzas Democráticas (FFD) 193 (0,61 %) y el partido Al-Ahd Addimocrati (AA), 142 representantes (0,45 %).
En las cámaras regionales, el PJD ha obtenido 174 puestos, un 25,66 %, el PAM, 132, un 19,47 %, el PI, 119, un 17,55 %, el Movimiento Popular (58), la Unión Socialista de Fuerzas Populares (48), Unión Constitucional (27) y el Partido del Progreso y del Socialismo (23).
El censo electoral era de 14,5 millones de electores, de ellos el 45 % son mujeres y el 55 % hombres, el mismo porcentaje, 45-55 para los municipios urbanos frente a los rurales. Por edades, el 10 % tienen entre 18 y 24 años, el 22 % entre 25 y 34 años, 23 % entre 35 y 44 años, 19 % entre 45 y 54 años, 8 % entre 55 y 59 años, mientras que los inscritos que superan los 60 años representan el 18 %.
Eran 130.925 candidatos de 7588 candidaturas y 30 partidos que optaban para 31.503 puestos en las elecciones locales y 678 consejeros comunales –el país se dividió en 12 regiones que se constituirán el 17 de septiembre- para los próximos seis años, en el marco de unos comicios que aportaban dos importantes novedades: era la primera vez que se elegían consejeros comunales –lo que serían diputados autonómicos en España- y además se garantizaba un porcentaje de presencia femenina, un 27 %
Se eligieron también 72 de los 120 miembros de la Cámara de Consejeros, una especie de cámara alta –como el Senado español- que se elige por sufragio indirecto. Se formará el 2 de octubre para un nuevo mandato de seis años. Los electores de esta segunda cámara son, además, los ayuntamientos (20 miembros) y las organizaciones profesionales, patronales (8 miembros) y sindicales (20 miembros).
El Ejecutivo marroquí había emprendido una campaña para animar a los marroquíes a registrarse en el censo electoral donde, por primera vez, podían votar con su CIN, -nuestro DNI- y no con la tarjeta electoral como en anteriores comicios, lo que ha motivado algunas acusaciones de irregularidades por parte de la oposición.
Dos formaciones boicotearon los comicios, el movimiento islamista Al Adl wal Al Ihssan (Justicia y Caridad), ilegal y bien implantado en los barrios populares de las grandes urbes, y el partido Vía Democrática, de extrema izquierda, único que apoya la autodeterminación del Sáhara.
Precisamente el Sáhara, -territorio que está troceado con la nueva regionalización- contaba con un censo de 179.385 electores elegían a 39 representantes. Votó un 60 %, un porcentaje más alto que la media nacional y algunos medios marroquíes ya señalan que es un “triunfo de la regionalización avanzada” frente a las tesis de la autodeterminación. Varios de los consejeros y ediles elegidos formaban parte antiguamente del Frente Polisario.
Las elecciones han coincidido con otras noticias como la muerte de un joven en instalaciones de la Gendarmería en la localidad de Oued Amlil, en la provincia de Taza, donde fue detenido por estar fumando un porro de marihuana así como con la reciente prohibición de la. publicidad de los juegos de azar.