Cuando cada vez circulan más rumores sobre los malos tratos y las torturas que se practican en los «campos de reeducación» chinos, los miembros de la minoría uighur, de origen turco y religión musulmana, que se encuentran fuera de China han puesto en marcha la campaña #MeTooUyghur, reclamando a Pekín información acerca de sus familiares y amigos desaparecidos, informa Oiwan Lam en el digital Global Voices.
La campaña, que se difunde a través de las redes sociales, es una respuesta a un vídeo difundido por las autoridades chinas, en el que el músico Abdurihim Heyit, maestro de dotâr (laud tradicional) condenado a ocho años en los campos por sus poemas y “cantos”, desmiente haber sido torturado hasta la muerte en una cárcel de Xinjiang.
El rumor, que se hizo viral los días 8 y 9 de febrero de 2019, llevó al ministro turco de Asuntos Exteriores a hacer una declaración pública, por medio de su portavoz Hami Aksoy, pidiendo el cierre de los campos de reeducación: “La política de las autoridades chinas con los turcos uigures es una gran vergüenza para la humanidad. No es ningún secreto que más de un millón de turcos uigures, detenidos arbitrariamente, se ven sometidos a tortura y lavado de cerebro en centros de concentración y cárceles”
La publicación del vídeo oficial desmintiendo la muerte de Heyit no ha conseguido rebajar la tensión que existe acerca del trato que reciben los detenidos. Eso es lo que ha llevado a la creación de la campaña #MeTooUyghur, que están difundiendo las comunidades de refugiados uighures en todo el mundo, pidiendo al gobierno chino pruebas de vida de sus amigos y familiares.
El gobierno chino no ha podido ignorar la campaña. La portavoz de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, declaró a los periodistas el 12 de febrero: “China tiene más de mil millones de habitantes. ¿Tenemos que publicar un vídeo de cada uno de ellos? En todo caso, podríamos hacerlo porque tenemos dos cámaras de vídeovigilancia por cada individuo”.