Migración: asignatura pendiente entre Cuba y EEUU

La crisis protagonizada en varios puntos fronterizos de América Latina por miles de migrantes de Cuba pujando por llegar a Estados Unidos, reflota un problema no resuelto entre ambos países pese a convenios, negociaciones y el deshielo diplomático iniciado hace un año, informa Patricia Grogg (IPS) desde La Habana.

Una fila de personas esperan en la capital de Cuba para realizar trámites de emigración en la Embajada de Estados Unidos, reabierta este año después que los dos países restablecieron relaciones diplomáticas. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

 

En tanto, medidas aplicadas por La Habana para frenar el éxodo de profesionales del sector de la salud, provoca retrocesos en la política de flexibilización migratoria aplicada dentro del proceso de reformas y lleva a reflexionar sobre las causas y consecuencias para el país del creciente deseo de emigrar de miles de personas.

Para analistas, es momento de preguntarse por qué tanta gente joven de este país busca irse, aun a riesgo de fracasar en el intento. El gobierno de Raúl Castro reformó en octubre de 2012 la restrictiva política migratoria vigente por décadas y eliminó los permisos de salida y otros engorrosos trámites de viaje.

Pero el problema fundamental siguió siendo la visa exigida por Estados Unidos, el principal receptor, y casi todos los demás países. «Dos amigos míos están varados en Costa Rica y otro estaba a punto de comprar el pasaje para viajar a Ecuador cuando ese país comenzó a exigir visa de ingreso a partir del 1 de diciembre», contó a IPS un joven músico.

Ante el anuncio de que ese país andino dejaría de figurar entre los pocos a los que nacionales de Cuba podían viajar desde la isla sin mayor trámite, alrededor de 300 personas se aglomeraron frente a la embajada ecuatoriana en demanda de una solución. Algunas lloraban, otras pedían visa o la devolución del costo del pasaje ya comprado.

A la vez, el gobierno cubano puso en vigor a partir de este lunes, 7 de diciembre de 2015, el Decreto 306, aprobado el 11 de octubre de 2012, que regula la salida al extranjero de trabajadores de la salud, una disposición que provocó descontento de los profesionales de un sector que aporta unos 8000 millones dólares anuales por servicios prestados a terceros países.

«Todo el mundo está en contra de la medida y protestando. Algunas personas hasta lloraron porque tienen hijos y familias fuera del país. Pero, ¿qué se va a hacer?», dijo a IPS la médica jubilada Graciela Nantes, quien todavía trabaja por contratos eventuales en un hospital de La Habana. «La medida es un retroceso de un derecho que se había ganado», lamentó.

Las autoridades han aclarado que no se trata de prohibir, sino de asegurar que los médicos con especialidades consideradas vitales o científicas y los residentes del último año tengan su relevo en el país para ser autorizados a viajar por motivos particulares, a fin de garantizar la continuidad y estabilidad del funcionamiento de los servicios de salud.

Según datos oficiales de 2014, Cuba colabora en 66 países con más de 50.000 profesionales de la salud, de los cuales más de 60 por ciento son mujeres y alrededor de la mitad, médicos. En América Latina, entre los principales receptores de personal sanitario cubano figuran Venezuela, Brasil y Ecuador, por ese orden.

La protesta ante la embajada de Quito ocurrió mientras más de 5000 migrantes cubanos permanecían varados este jueves 10 en la frontera de Costa Rica y Nicaragua, por la negativa de este país a permitirles el paso. Alrededor de otros 1000 esperaban poder cruzar la frontera de Colombia a Panamá.

Desde Ecuador, en su ruta hacia Estados Unidos, los migrantes cubanos atraviesan Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua y otros países centroamericanos para adentrarse después en México y llegar a la frontera de su destino.

Fuentes estadounidenses calculan en más de 43.000 los migrantes de Cuba que llegaron a ese país entre octubre de 2014 y septiembre pasado, fundamentalmente a través de la frontera de México, que según testimonios recogidos por organizaciones humanitarias es el paso de migración clandestina donde se producen más robos, violaciones y hasta asesinatos.

El canciller de Costa Rica, Manuel González, dijo a IPS en San José que «estas personas vienen al amparo de las mafias, de las redes internacionales de tráfico de personas, ponen en riesgo sin duda alguna su vida. Tenemos noticias de mujeres que han sufrido violaciones, han cruzado por selvas y niños han estado en peligro. Son condiciones deplorables».

La ruta a través de América Central para llegar a territorio estadounidense es utilizada desde hace años por migrantes de la región. Las redes delictivas cobran a los ciudadanos cubanos hasta 10.000 dólares por el traslado y el flujo se interrumpió cuando Costa Rica adoptó a comienzos de noviembre medidas para combatir el tráfico humano.

La crisis coincidió con una nueva ronda de las periódicas negociaciones migratorias entre Cuba y Estados para revisar la marcha de convenios firmados en 1994 y 1995, en busca de una migración «segura, legal y ordenada». Hasta el deshielo acordado el 17 de diciembre de 2014, fueron los únicos diálogos que regularmente sostuvieron Washington y La Habana.

En las conversaciones del pasado 30 de noviembre y en todas las anteriores, Cuba reiteró su petición de que cesen la Ley de Ajuste cubano vigente desde 1966 y su política de «pies secos/pies mojados», que otorgan a migrantes de Cuba residencia permanente al año de haber pisado suelo estadounidense.

Mientras tanto, los «balseros» interceptados en el mar son devueltos a la isla en cumplimiento de los convenios bilaterales. Durante esas conversaciones y en declaraciones oficiales, inclusive posteriores al restablecimiento de relaciones diplomáticas en julio, Washington ha descartado cambios en su política migratoria hacia esta nación caribeña.

La Habana insiste en que esas normativas incentivan la emigración irregular, en tanto el Programa para Profesionales Médicos Cubanos, establecido por Washington en 2006, promueve el abandono por parte de estos profesionales de sus misiones en otros países.

Amparados en ese programa, más de 5000 médicos han roto sus compromisos de colaboración, lo que junto con la libre emigración de personal sanitario, la jubilación y su traslado a otras actividades «incorpora una presión adicional para el mantenimiento del sistema de salud interno», comentó el analista Jesús Arboleya en un artículo sobre el tema.

Expertos como Antonio Aja, autor del libro «Al cruzar las fronteras», consideran que Cuba es un país de emigración y esta continuará incluso bajo óptimas condiciones económicas internas.

Según sus estimados, actualmente una de cada tres o cuatro personas residentes en Cuba tiene familia en el exterior.

En ese sentido, ubica a las redes sociales entre el grupo de factores que atraen y motivan a las personas a emigrar, junto la búsqueda de espacios económicos, laborales y salariales que aquí no tienen. «Lo que pasa es que cuando llegan a Estados Unidos suelen convertirse en emigrantes políticos para su ajuste al estatus migratorio», comentó Aja a IPS.

  1. Editado por Estrella Gutiérrez
  2. Publicado inicialmente en IPS Noticias
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