Gorbachov Ginebra 1985. La vieja cinta magnética tarda en ponerse en marcha. Han pasado los años, las décadas, mejor dicho. Pero la voz de Gorbachov sigue siendo muy nítida. Habla en ruso. Los intérpretes de conferencia soviéticos son excelentes; no se apartan un ápice del discurso del jefe. En la URSS, hasta el desviacionismo lingüístico constituye un delito. No, la traducción es fidedigna. Y el conferenciante…
Costó obtener la credencial para esta primera rueda de prensa de Mijaíl Gorbachov en Occidente. Los funcionarios de protocolo que le acompañaron a la primera cumbre con Ronald Reagan eran muy estrictos.
Lo sentimos; no hay credenciales para periodistas españoles.
No me quedó más remedio que contestarles en ruso, lengua algo olvidada después de años de letargo. Sin embargo, el cambio de idioma surtió efecto:
Aquí tiene su credencial, cam… Perdón, señor.
Unos minutos más tarde, estaba cómodamente sentado en el anfiteatro de la Misión Permanente de la URSS ante las Naciones Unidas.
El camarada Gorbachov no nos hizo esperar. Acudió puntualmente a la cita con los periodistas. Después de esta inusual rueda de prensa, tenía que despedirse de su nuevo amigo Reagan.
Vuelvo a escuchar la vieja grabación. El Secretario General del PCUS alude vagamente a la evolución de las estructuras de mando del partido, a su deseo de llevar a cabo una renovación global. Explica el significado de las palabras glasnost y perestroika, la introducción de estos nuevos conceptos. Es consciente de que para la mayoría de los presentes se trata de términos incomprensibles: ¿Cambios en la URSS? ¿Transparencia en la URSS? Trata de tranquilizarnos: el camino se hace andando. ¿La meta?
Sí, lo importante es saber hacia dónde quiere el nuevo líder que se dirija la Unión Soviética. La explicación de Gorbachov parece muy clara: Para que el país avance, debemos tener acceso a la tecnología. Omite la palabra occidental, pero se sobreentiende. Y para ello, es preciso contar con financiación.
Tecnología y financiación… ¿A cambio de qué? La respuesta llegó años más tarde, cuando las grandes multinacionales se instalaron, con armas y bagajes, en el antiguo imperio del Mal. Rusia, la ex Unión Soviética, se convirtió en un… buen negocio para las empresas occidentales. ¿El poder adquisitivo de los rusos? Inexistente hasta la privatización de la economía, apareció con los primeros brotes de corrupción. ¿Fue obra suya, Mijaíl Sergueievich? ¿Obra de sus sucesores?
A Mijaíl Sergueievich Gorbachov le debemos, eso sí, la firma de los primeros acuerdos de desarme global y el parte de defunción de la Guerra Fría.
Es cierto que no logró democratizar la arcaica sociedad ruso soviética, muy anclada en las tradiciones feudales del imperio zarista ni de abrir de par en par la ventana de las corrientes occidentalizantes. El inmovilismo de su pueblo llegó a defraudarle.
También le defraudó, qué duda cabe, el doble discurso de sus interlocutores occidentales, que abusaron de su ingenuidad a la hora de formular falsas promesas sobre el cumplimiento de los pactos.
Algunos de los políticos rusos actuales, empezando por Vladímir Putin, lamentan el desmantelamiento del Pacto de Varsovia – equivalencia rusa de la OTAN – del COMECON – costosa estructura económica parecida a la UE – y, lo más importante, la atomización de la Unión Soviética. Gorbachov no tendrá derecho, pues, a funerales de Estado. ¿Justo? ¿Injusto? El porvenir nos lo dirá.
Me gustaría mucho saber lo que pensaba Gorbachov respecto de la guerra injusta e inmoral, como todas, y de la cobarde actitud y acción de Putin ante el mundo. También del posicionamiento de la iglesia ortodoxa rusa y de su máximo pope.