Mondiacult 2022, clausura y Declaración final

En la transición desde la apertura de la Conferencia hasta la clausura, se desarrollaron sesiones temáticas, foros, eventos paralelos y exposiciones sobre distintos problemas que afectan al sector cultural y que habrá que escuchar y visualizar con detenimiento por el interés de las reflexiones y las soluciones que se manifestaron.

Mientras tanto, las delegaciones, además de ocuparse de la Declaración final, negociaban futuros proyectos, como la propuesta de España a seis países latinoamericanos para trabajar conjuntamente en un proyecto expositivo en torno a la fragata Nuestra Señora de las Mercedes.

La colaboración implicaría, además de España, a Perú, Bolivia, Colombia, Chile y México, como países donde se acuñaron y circularon las monedas que transportaba la fragata; y a Uruguay, por donde pasó el navío.

El ministro Miquel Iceta resaltó que el proyecto reforzaría la cooperación cultural entre España y Latinoamérica y podría dar paso a un proyecto museográfico conjunto compartido e itinerante.

Precisamente, uno de esos eventos paralelos fue «Los impactos de la cultura y el patrimonio en el desarrollo sostenible. Treinta años de la experiencia de la AECID»; mesa redonda moderada por el director de la AECID, Antón Leis, quien participó muy activamente en la Conferencia junto al ministro Iceta, y en la que intervinieron Sylvie Durán (Costa Rica), Fabiola Figueroa (Perú) y Roni Enan Mejía (Honduras), conocedores y participantes en proyectos de la cooperación española y que destacaron como prioridades para el futuro, entre otras, la necesidad de intercambiar reflexiones y procesos para la construcción de lo simbólico y el fortalecimiento de la relación entre cultura y ciudadanía: derechos culturales, participación ciudadana o empoderamiento de la sociedad para proteger el patrimonio.

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Mondiacult 2022, mesa de clausura celebrada el 30SEP2022

Y llegó la clausura, el viernes 30 de octubre 2022, con varias intervenciones dirigidas y moderadas por Alejandra Frausto, presidenta de la Conferencia.

En primer lugar, la del relator Hilmar Farid, director de Cultura de Indonesia, quien leyó un texto, a modo de acta de la Conferencia, concluyendo con lo que, a su juicio, han sido los elementos más importantes: i) la cultura es fundamental para el desarrollo sostenible; ii) la diplomacia cultural internacional ha quedado renovada; y iii) sin cultura no hay futuro.

En segundo lugar, se leyó un informe sobre distintos eventos. Si consideramos los celebrado durante todo el tiempo de la organización de Mondiacult 2022, ascendieron, según la secretaria de Cultura mexicana, a 94 foros internacionales, 59 conferencias, 29 conversatorios, 14 eventos paralelos, 15 discusiones y se recogieron 270 propuestas ciudadanas.

Por último, se aprobó por aclamación la Declaración Final de Mondiacult 2022, que resumimos de forma breve a continuación:

La Declaración consta de tres grandes apartados: I. Preámbulo; II. Llamamiento a la acción; y III. La cultura como bien público mundial.

En el Peámbulo se reafirma la definición de Cultura de Mondiacult 1982 y todas las acciones de la UNESCO en los últimos cuarenta años a los que nos hemos referido en otros artículos de esta serie. Señala el impulso otorgado a la cultura para el desarrollo sostenible, la paz y la estabilidad y la inquietud por la vulnerabilidad del sector cultural tras la COVID-19, reafirmando el imperativo de proteger y promover los derechos culturales y la diversidad cultural. Acoge favorablemente el cambio progresivo hacia una mayor transversalidad en las políticas públicas y subraya la repercusión de la transformación digital en las sociedades y en el sector cultural.

En el llamamiento a la acción, destacamos:

  • Compromiso de proteger y promover la diversidad cultural, de velar por la salvaguarda del patrimonio y de promover las industrias culturales y creativas (art. 9).
  • Compromiso para fomentar el respeto y el ejercicio de todos los derechos humanos, en particular los derechos culturales: i) apoyando el acceso inclusivo a la cultura; ii) fortaleciendo los derechos económicos y sociales de todos los agentes de la cultura; iii) promoviendo la libertad artística y la libertad de expresión; iv) fomentando la diversidad de los contenidos culturales; v) aplicando políticas públicas que defiendan el derecho de los pueblos; y vi) promoviendo la protección, el retorno y la restitución de los bienes culturales (art. 10).
  • Anclaje sistemático de la cultura en las políticas públicas (art. 11).
  • Adaptación de nuestras políticas públicas culturales a los desafíos contemporáneos, favoreciendo una participación más sistemática de diversas partes interesadas e instan encarecidamente a que aumenten progresivamente los presupuestos nacionales (art. 12).
  • Potenciar sinergias entre la cultura y la educación, con un listado de posibilidades (art. 13).
  • Llamamiento para la protección del patrimonio cultural material e inmaterial, condenando las acciones contra la cultura en los conflictos armados y pidiendo la aplicación efectiva de las normas de derecho internacional (art. 14).
  • Importancia de integrar el patrimonio cultural y la creatividad en los debates internacionales sobre el cambio climático (art. 15).
  • Compromiso de luchar contra el tráfico ilícito de bienes culturales y solitud a la UNESCO para que intensifique su respuesta a escala mundial (art. 16).
  • Necesidad de un diálogo internacional abierto e inclusivo para el retorno y restitución de los bienes culturales (art. 17).
  • Fomentar el desarrollo de sectores culturales y creativos para apoyar la economía creativa (art. 18).

Y el tercer y último apartado, el acuerdo principal a mi juicio, es el compromiso en favor de un multilateralismo reforzado que reconozca la cultura como un bien público mundial para impulsar el desarrollo sostenible, y que se articula como sigue.

  • Petición al secretario general de Naciones Unidas para que asiente la cultura como bien público mundial y que la integre como un Objetivo de Desarrollo Sostenible específico en la Agenda 2030. Por su parte la UNESCO debe poner en marcha una amplia consulta sobre la repercusión multidimensional de la cultura como bien público mundial con destino a la Cumbre del Futuro de Naciones Unidas prevista para 2024 (art. 19).
  • Coordinar, fortalecer y desarrollar instrumentos y mecanismos analíticos para alcanzar dichos objetivos. La UNESCO debe elaborar un informe cuatrienal sobre la situación de la cultura (art. 20).
  • La UNESCO deberá convocar, a partir de 2025, un Foro Mundial sobre las políticas culturales (art. 21).
  • La UNESCO deberá elaborar además un plan de medidas concretas y un calendario para acelerar la aplicación de la presente Declaración (art. 22 y último).

La jornada se cerró con algunas intervenciones y una actuación musical.

La Declaración es un manifiesto y un punto de partida (Alejandra Frausto, Gobierno de México), una nueva visión de las políticas públicas culturales (Santiago Ibarzabal, UNESCO), un gran texto que tiene un valor extraordinario en época de conflictos (Marcelo Ebrard (Canciller de México), una declaración ambiciosa en la que destaca la cultura como un bien público mundial (Natalia Armijos, OEI), es un nuevo momento para la cultura en el mundo (Enrique Vargas, SEGIB), con esa Declaración el siglo veintiuno es nuestro (Estefanía Rodero Sanz) o exige una renovación de la estrategia de la cooperación cultural española (Antón Leís, SEGIB). Son algunas de las opiniones que denotan, como dijo Hilmar Farid que «la cultura es la única energía renovable que puede unir a la humanidad».

En definitiva, todas las instituciones culturales, sin excepción, tienen que empezar a replantearse sus estrategias y sus actividades ante esta Declaración potente y esperanzadora, lo que exige diálogo, mucho diálogo, porque como ha dicho Pablo Raphael de la Madrid, de la secretaría de Cultura mexicana, «es en la cultura y el diálogo donde es posible construir civilización».

Tomás Mallo Gutiérrez
Americanista. Investigador en instituciones como Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas Iberoamericanos, Comisión Europea, UNESCO y Fundación Carolina. Autor de numerosos libros y artículos sobre América Latina y sus relaciones con España.

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