En la mañana del 22 de enero falleció en Madrid de una infección respiratoria el periodista Manuel “Manu” Leguineche, a los 72 años de edad.
Manu Leguineche era socio vitalicio de la Asociación de la Prensa de Madrid -en la que ingresó en 1974-, con el número 396.
Manuel Leguineche (Arrazua, Gernika, 1941) fue uno de los reporteros de mayor enjundia que ha dado nuestro periodismo. Viajero empedernido −“viajar para ser humilde, para conocerte y conocer a los demás”−, escritor y corresponsal de guerra entiende que esta carrera es vocacional y de largo aliento, apunta la APM.
Fundador de las agencias de noticias Colpisa y Fax Press, está considerado uno de los grandes periodistas de nuestro tiempo y supo crear un estilo tan personal como atractivo para las grandes audiencias. Es autor de innumerables textos que cuentan sus experiencias por todo el mundo. Sus libros han sentado las bases de un nuevo género en nuestro país, convirtiéndolo en un maestro indiscutible del periodismo literario.
Igualmente, en sus últimos años, reconocía que le gustaba analizar los acontecimientos con más tiempo, con la perspectiva de quien ya ha estado allí. Le apasionaba el mundo y aseguraba ser “un aldeano de Belendiz solitario y tímido al que le encanta la tranquilidad, el silencio, la relación con lo rural. El campo libera y acerca a las personas. Es la felicidad de la tierra”.
El viaje fue una constante en su vida, hasta el punto de asegurar que el camino más corto para conocerse a uno mismo es dar la vuelta al mundo. “Viajo para pasear un sueño, escapar de rutinas y agobios. A veces, se sabe mejor de lo que se huye que lo que se busca. Cada uno tiene sus razones. Lo esencial es no perder el sentido del humor. Y del amor, si es que lo tienes”.
Mantuvo una relación muy profunda con sus raíces y cuando se le pregunta por qué no vuelve a su pueblo, cerca de Gernika, responde que “para estar más cerca. Soy fuerte y débil. A veces me voy para estar más cerca de mí, y eso mismo me pasa con mi propio país”.
Manu Leguineche, con pocos medios y mucho entusiasmo, ha hecho a lo largo de su vida un buen periodismo, lo cual le ha convertido en un referente de calidad para profesionales de generaciones posteriores. Ha sido un todoterreno, ha escrito de deporte, de mus, de personalidades, hechos históricos, lugares, guerras… Entre sus numerosas obras cabe destacar ‘La ley del mus’ (1992), ‘Los años de la infamia: crónica de la II Guerra Mundial’ (1995), ‘Adiós, Hong-Kong’ (1996), ‘Annual, 1921’ (1997), ‘Yo pondré la guerra’ (1998), ‘Apocalipsis Mao: una visión de la nueva China’ (1999), ‘La felicidad de la tierra’ (1999), ‘Hotel Nirvana’ (2001), ‘Recordad Pearl Harbou’r (2001), ‘Gibraltar’ (2002), ‘Los ojos de la guerra’ (2002), ‘Madrid de menú’ (2002), ‘Madre Volga’ (Seix Barral, 2003), ‘El último explorador’ (Seix Barral, 2004), ‘El viaje prodigioso’ (2005) y ‘El club de los faltos de cariño’ (2007). Algunos de los galardones que ha merecido su obra son el Premio Nacional de Periodismo, el Pluma de Oro, el Cirilo Rodríguez, Premio Javier Bueno de la APM, Premio Rodríguez Santamaría -ahora Premio APM de Honor-, Premio FAPE de Periodismo, Medalla de la orden al Mérito Constitucional, el Julio Camba, Premio Luca de Tena, el Ortega y Gasset y el Premio Periodistas Vascos.
Auténtico maestro, excelente persona… siempre son los buenos los primeros que nos dejan…
Fue un placer y un honor trabajar para Manu en los lejanos tiempos de Colpisa