Municipales en Francia: la abstención record confirma el voto sanción

París y algunas excepciones confirman la regla

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Anne Hidalgo en un debate electoral sobre París

El resultado de la segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia, primera cita electoral tras la victoria de Francois Hollande en las presidenciales, ha confirmado ampliamente las tendencias a la abstención expresadas el domingo pasado en la primera ronda.

La abstención record del 36,3 se convierte en el primer partido de Francia. En 2008 la abstención fue de 34,8 %. La derecha y la extrema derecha progresan, el Partido Socialista en el poder es el principal derrotado con un evidente voto sanción de los electores contra la política del Gobierno, que al cabo de dos años no ha cumplido sus promesas electorales, provocando la desmovilización del electorado que llevó Hollande a la victoria, o su voto por otras listas alternativas y minoritarias.

Lo más significativo de esta cita electoral y mucho mas peligroso que el progreso evidente de la extrema derecha es el record de abstención. La principal amenaza contra la República y la democracia, es el desinterés, la apatía y el hastío de los electores, que no van a las urnas, dejando a una minoría proclamarse mayoría de un cuerpo electoral cada vez menos representativo del país real. En estas elecciones municipales, no cabe duda que esa desmovilización ha favorecido a la derecha.

En 155 ayuntamientos de más de 9000 habitantes, los alcaldes socialistas ceden la plaza a un candidato de derechas. En votos la derecha (UMP y centristas) obtiene 45,9%, la izquierdas 40,57, la extrema derecha 6,62 %, la extrema izquierda 1%, y las listas diversas 6%. Por vez primera el Frente Nacional obtiene alcaldes en once ciudades y algunas de ellas de talla media como Beziers y Frejus, así como cerca de 1200 consejeros municipales a lo largo y lo ancho del país. El Frente Nacional se instala en el panorama politico francés como un partido “normalizado”, aunque minoritario, que aspira ahora a una representación nacional.

En las ciudades de mas de diez mil habitantes, la izquierda obtiene 349 ayuntamientos (PS 210, Radicales de izquierda 7, Front de Gauche 56, Ecologistas 6, Diversas izquierdas 70)

La derecha se alza con 572 ayuntamientos (UMP 320, Centro 115, Diversas derechas 137)

Por su parte la extrema derecha con etiqueta Frente Nacional o alianza Bleu-Marine obtiene la mayoría en 11 ayuntamientos. Los ecologistas progresan, y cabe subrayar que en esta elección local, las candidaturas independientes de todo partido político también han logrado muy buenos resultados.

Algunos datos significativos y simbólicos que confirman la tendencia general: la excepción de París, en donde la izquierda resiste al progreso de la derecha y es elegida alcalde de la capital Anne Hidalgo, socialista francesa de origen español, gracias al apoyo de los ecologistas y de las diversas izquierdas. Avignon , en donde el Frente Nacional llegó en cabeza en la primera ronda, la candidata socialista gana en la segunda vuelta en una elección triangular en la que el Frente Nacional llega en segunda posición por delante de la UMP.

Los socialistas pierden bastiones históricos como Toulouse o Limoges, pero resisten en Estrasburgo, Lyon y Nantes. Marsella sigue eternamente en manos del UMP Jean Claude Gaudin, mientras que el Frente Nacional gana en un importante municipio marsellés y obtiene en Marsella tantos consejeros municipales como el Partido socialista. El Partido comunista francés es derrotado en varios de sus feudos en Seine Saint Denis. Donde la izquierda salva los muebles es gracias al apoyo de ecologistas y diversas izquierdas.

Otro hecho que provoca desanimo, las cacerolas de escándalos políticos o financieros no impiden la victoria de candidatos como Jean François Copé, o Patrick Balkani. Lo que confirma también el clientelismo que acompaña a menudo el voto local.

“La debacle”, “El castigo”, “El sunami azul de la derecha”, “Hollande condenado a cambiar” los titulares de la prensa francesa insisten hoy en el carácter histórico de la derrota socialista en las municipales y apuntan todos hacia el inevitable e inminente reajuste ministerial, como si esa fuera la solución del problema, en todo caso será sin duda su consecuencia inmediata. Lo que necesita el país es un cambio de política y algunos reclaman ya que Hollande renuncie a “su pacto de responsabilidad”.

Los representantes del gobierno reconocen que es necesaria una mayor justicia social y afirman haber recibido el mensaje de los electores. Estas veladas electorales se parecen todas como una a otra gota de agua. El poder hace su mea culpa, sobre el desempleo y el poder adquisitivo de los salarios. La oposición, esta vez de derechas, se entusiasma pero asegura que no es triunfalista tras una campaña mas política que municipal y sin ninguna credibilidad dado su reciente paso por ese mismo poder.

Unos y otros afirman que las elecciones locales son siempre desfavorables al partido en el poder, pero advierten que hay que escuchar el mensaje enviado por el electorado, dando siempre la impresión de que el elector de a pie se ha equivocado de voto. La extrema derecha aplaude su progreso espectacular y se prepara ya al próximo escrutinio europeo del mes de junio, en el que el voto sanción contra los partidos tradicionales se verá sin duda amplificado, pues el tema de Europa, ausente de la campaña municipal es otra espina clavada en el anquilosado sistema presidencialista francés.

Lo que se oye mucho menos en estas veladas, es qué medidas concretas proponen los representantes de la clase política para que la próxima vez no se repita la abstención. Unos y otros reconocen que si el electorado no acude a las urnas, o si su voto es volatil y contradictorio, es porque no se siente representado por los partidos en liza, ni satisfecho por los resultados del ejercicio del poder. Pero el sistema presidencial, el escrutinio mayoritario y la cultura del Presidente – monarca supremo, siguen bloqueando el sistema democrático que debería basare en la existencia de contrapoderes y en el control popular sobre sus representantes.

Insisto y me repito, lo que está hoy en tela de juicio es el régimen presidencialista bonapartista a la francesa, que Francois Mitterrand calificó en su día de “golpe de estado permanente”, antes de aceptarlo y servise de él para sus propios fines. La República Francesa es necesario reinventarla, antes de que los electores den la espalda a la Res-pública, para beneficio de todos los populismos posibles e imaginables. Este es por cierto el tema de un interesante libro titulado “Dire Non”, (Decir No) del periodista francés Edwy Plenel, director de Mediapart, que acaba de publicarse en París y que merecería ser traducido al español.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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