Murió Pilar de la Fuente, hermana de Aida, la Rosa Roja de Asturias
El pasado sábado, a los 93 años de edad, falleció en Gijón Pilar de la Fuente Penaos, hija del pintor vallisoletano Gustavo de la Fuente y de Jesusa Penaos, y hermana de Aida de la Fuente (Aida Lafuente), la adolescente cuyo nombre ha quedado para siempre inscrito en la historia del movimiento obrero tras perder la vida a los 16 años durante la Revolución de Octubre en Asturias (1934).
Militante en las Juventudes Comunistas, Aida murió combatiendo frente a las fuerzas del Tercio en el parque de San Pedro los Arcos de Oviedo. Pilar, al igual que su hermana, fue militante del Partido Comunista, y buena parte de su vida discurrió en la Unión Soviética, adonde llegó tras quedar huérfana. A su regreso, a finales de los años años noventa, se impicó en las luchas de su tiempo, como la guerra de Irak, y no faltó a cada uno de los homenajes que se le tributaron a su hermana en la capital del Principado de Asturias. Ayer, a las 12 de la mañana, se la despidió con una emotiva Celebración de la Palabra en el tanatorio gijonés de Cabueñes, sin que pudieran faltar -suponemos- los versos de la canción popular que el grupo Nuberu dedicó a Aida Lafuente a finales de los años setenta y que forma parte del disco Asturies, ayer i güei:
«Dieciséis años tenías,/ guapos años lozanos,/ que juegan y saltan/ asemejando jilgueros./ Eras una niña Aida/ que en la región asturiana/ jugabas dando a la comba/ que tus amigas saltaban.// Llegó la huelga de Octubre/ fuiste revolucionaria:/ tú ya no cogiste comba,/ que cogiste la metralla.// Con los valientes mineros,/ qué bien que la manejabas:/ salías con los primeros/ brincando por las barricadas.// Y cuando más se encendían/ los tiros en el combate,/ diste con la espalda en la tierra,/ horó tu pierna una bala.// Los mozos, los comunistas,/ quisieron ir a salvarla,/ ¡valerosa su vida!/ ¡su vida de libertaria!// No hubo quien lo consiguiera,/ ráfagas de metralletas/ sus cuerpos atravesaron/ al lado de la muchacha.// Ya llegan los asesinos,/ “¿cómo te llamas niña?”/ Tú dijiste, puño en alto:/ “¡Comunista libertaria!”// No acabaste de decirlo,/ tú voz no sonaba,/ de tu menudo cuerpo/ hizo criba tanta bala.// Y ese vestidito tan bonito/ con las manchas rojas/ lo guardaron con gran cuidado/ tu madre y tu buena hermana./ Serás de los asturianos/ ejemplo de su casta/ y has de ser de los mineros/ su bandera proletaria.// Por la sangre que vertiste/ florecerán más rosales/ en esta región asturiana/ con rosas bien coloradas.// Y a primeros de Octubre/ gritarán por toda España/ las juventudes marxistas/ cosas de la libertaria».