La ablación de clítoris o Mutilación genital femenina (MGF), expresión oficial utilizada para referirse a esta práctica por la OMS (Organización Mundial de la Salud), consiste en la eliminación de tejido de cualquier parte de los genitales femeninos por razones culturales, religiosas, o cualquier otra razón no médica.
La MGF refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación contra mujeres y niñas. La práctica viola sus derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometidas a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte.
Aunque se concentra principalmente en 29 países de África y de Oriente Medio, la ablación es un problema universal y se practica en algunos países de Asia y América Latina. Además, persiste también en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, Norte América, Australia y Nueva Zelanda. Esta práctica ancestral, que han sufrido ya más de 140 millones de mujeres y niñas (más de 92 millones en África), tiene graves consecuencias ginecológicas, obstétricas y psicosociales.
Cruz Roja Española
Uno de los países con mayor índice de prevalencia de la escisión es Malí, donde la tasa se sitúa en el 91 % de las mujeres de entre 15 y 49 años. En Ségou, la región maliense en que trabaja Cruz Roja Española, la cifra es aún mayor: 92,2 %.
Desde el año 2000, Cruz Roja Española, en colaboración con la Cruz Roja de Malí y con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha puesto en marcha en varias regiones actividades dirigidas a informar y sensibilizar a nivel comunitario de los riesgos que se generan, a fin de que se abandone esta práctica, y para mejorar la salud y condiciones de vida de las mujeres y niñas víctimas de graves secuelas físicas y psicológicas por la ablación.
Cruz Roja trabaja con líderes comunitarios, personal sociosanitario, profesores y las organizaciones comunitarias de base a través de distintos módulos de formación y de sensibilización, en los que las mujeres participan activamente, con independencia de haber sido o no víctimas de la mutilación genital.
La intervención actual, que se lleva a cabo en Ségou y está apoyada por la Diputación de Guipúzcoa, se centra además en prestar asistencia sanitaria y psicosocial a las mujeres y niñas que tienen complicaciones después de haber sido sometidas a la escisión.