Luis de Luis[1]
Ali, Dylan, Naima y Roberto o, lo que es lo mismo, la bulímica, el transexual, la princesa y el homicida solo tienen dieciséis años y, para ellos, Hogswatch no es más que un muro, el Paraisos siempre ha estado perdido, y Nunca Jamás no existe perdido.
Ali, Dylan, Naima y Roberto o, lo que es lo mismo, una solitaria, un confundido, una altiva y un culpable; se miran y se reconocen, no están contentos, están destrozados, inquietos y solos; acorralados por su familias y su entorno, asediados por sus muchas palabras sin decir, por sus muchas palabras por callar, no han encontrado más respuesta que desaparecer, que quitarse de en medio.
Ali, Dylan, Naima y Roberto o, lo que es lo mismo, Andrea Dueso, Guillermo de los Santos, Juan de Vera, y Paula Muñoz resplandecen en escena; desamparados y formidables, únicos e indefensos; se abren en canal y se cierran en banda, sostienen la mirada y bajan la guardia, extienden los brazos en cruz y abren las palmas (quizás palomas) de sus manos.
Ali, Dylan, Naima y Roberto o, lo que es lo mismo, cuatro adolescentes que intentaron suicidarse en el pasado, vuelven a la institución que les curó y que fue su hogar, refugio y ¿por que no? cárcel para ayudar a otros como ellos, y para ello deben reabrir vivencias, cicatrices y recuerdos guiados por dos firmes y serenos doctores (estupendos Rocío Vidal y David Tortosa) que valoraran los peajes pagados, las deudas por saldar.
Nando J. López es quien cuenta su historia y, para ello, va y viene del pasado al presente, afila la oreja y la emoción para retratarles por dentro y fuera y vuelca toda su experiencia como docente y dramaturgo en conseguir que cada palabra sea cierta, que cada palabra sea verdad para que Quino Falero emplee toda su sapiencia en conseguir una puesta en escena vivaz y dinámica, urgente y profunda, para contar esta historia que importa, que importa de verdad.
Y, así, Ali, Dylan, Naima y Roberto o, lo que es lo mismo, , Andrea Dueso, Guillermo de los Santos, Juan de Vera, y Paula Muñoz, matan a Peter Pan para que, paradójicamente, pueda volver a vivir; tal vez con la vista un poco cansada, los hombros más cargados, con un aire a vencido y con una sombra a derrota pero en pie y dispuesto a levantar el vuelo.
Y es que “Malditos 16” la historia de Ali, Dylan, Naima y Roberto o, lo que es lo mismo, los Niños Perdidos, no deja de ser la historia de la búsqueda de Nunca Jamás y del viaje, complejo y tortuoso, hasta volver a encontrarla y descubrir que está donde siempre; en la segunda estrella a la derecha, volando todo seguido hasta que llega el amanecer.
Look at me, look at me
What I am supposed to be
What I am supposed to be?
John Lennon
With the lights out, it’s less dangerous
Here we are now, entertain us
I feel stupid and contagious
Here we are now, entertain
Smells like teen spirit
Kurt Cobain
Ficha artística:
Dramaturgia: Nando López
Dirección: Quino Falero
Reparto: Andrea Dueso, Guillermo de los Santos, Juan de Vera, Paula Muñoz, David Tortosa y Rocío Vidal
Escenografía: Arturo Martín Burgos
Vestuario: Rebeca Sanz
Iluminación: Juan Ripoll
Música: Mariano Marín
Ayudante de dirección y entrenamiento corporal: Eva Egido
Fotografía: marcosGpunto y Rubén Vejabalbán
Cartel: ByG / Isidro Ferrer
Asesoría y documentación: Hugo Alonso (Transexualidad e igualdad), Teresa Pacheco (Suicidio y prevención), Borja Rodríguez (Violencia y sexualidad), Sandra Santos (Adolescencia e identidad) María Toro (Suicidio y primeros auxilios).
Producción: COART+E Producciones
(1) Luis de Luis es crítico teatral.