Nélida Piñón, Premio El Ojo Crítico Iberoamericano de RNE

La gala de entrega de los premios El Ojo Crítico de RNE, que tuvo lugar este 16 de febrero en el MNCARS (Museo Nacional de Arte Reina Sofía) fue de todo menos aburrida. Era el 25 aniversario de los premios que llevan este nombre y estuvieron dominados por la juventud y la alegría de los premiados.

Nelida-Piñon Nélida Piñón, Premio El Ojo Crítico Iberoamericano de RNE
Nélida Piñón. Arriba, Foto de familia de la gala de los Premios El Ojo Crítico 2014.

Éstos fueron: el violonchelista Guillermo Pastrana en la categoría de Música Clásica, Jerónimo Elespe en la de Artes Plásticas, la formación La Joven Compañía en la de Teatro, Carlos Marqués-Marcet, reciente ganador del premio Goya a la mejor dirección novel por la película 10.000 km, en la categoría de Cine; el grupo León Benavente en la de Música Moderna, Juan Gómez Bárcena en la de Narrativa, y Ben Clark en la de Poesía. En nombre de Olga Pericet, premiada en la categoría de Danza, ha recogido el galardón su hermano, Emilio Ramos Pericet.

Junto a ellos, los veteranos Albert Boadella y Nélida Piñón, ganadores del Premio El Ojo Crítico a toda una carrera y del Primer Premio El Ojo Crítico Iberoamericano, respectivamente, pusieron el contrapunto perspectivista y emocional a una velada de amigos.

Los premiados tuvieron palabras sabias y breves, no se mencionó demasiado a las familias y para colmo, hubo performances tan variadas como la protagonizada por los chicos de La Joven Compañía, ganadores del premio El Ojo crítico de teatro; las canciones interpretadas por el grupo León Benavente, ganador en la categoría de Música Moderna, y un miniconcierto con protagonismo en Débussy, que cerró el acto, ejecutado por el ganador en la especialidad de música clásica, el violonchelista Guillermo Pastrana.

Notable fue también la intervención poética de Ben Clark, ganador en la categoría de Poesía, quien abogó por Antonio Gala para un premio como becario que fue de su fundación cordobesa; la del emocionado ganador de narrativa Juan Gómez Bárcena, y la del jovencísimo Carlos Marqués-Marcet, ganador de un Goya y premio El Ojo Crítico en la categoría de cine, quien agradeció la suerte de haber podido estudiar en su Universidad Pompeu i Fabra por la extraordinaria calidad en la impartición de materias artísticas durante sus años de su aprendizaje en ella. Deseó que todas las universidades públicas fueran de calidad.

Por cierto que la palabra recortes era base de la letra de la canción del grupo León Benavente interpretada allí mismo en vivo y en directo, pero ya lo hemos asumido como natural.

Nélida Piñón, poeta brasileña ganadora del Primer Premio Iberoamericano, que nace con propósito bianual, agradeció emocionada y con palabras poéticas que conmovieron a todos, su periplo de hija de emigrantes que pisa la tierra de sus abuelos. La autora de La república de los sueños se ha confesado una enamorada del concepto de Iberoamérica, afirmando que tiene deudas pendientes con sus ancestros, ya que es nieta de inmigrantes gallegos, y ha reivindicado el «estatuto de exiliado»: «Soy un producto de esa fabricación extraordinaria», dijo, «con la ventaja de que he podido regresar al punto del que partieron mis padres y así completar el ciclo». Tuvo palabras bellísimas de agradecimiento a España y a su buena suerte por haber sido premiada, como que el trozo de corazón que perdieron sus padres al irse lo ha podido recuperar ella porque explica: «Creo que al hacer la travesía en barco, el corazón se les encogía tanto que se quedaba pequeñito pequeñito sin atreverse a latir, y que sólo al regreso, ese corazón se vuelve a agrandar hasta su tamaño normal y aún más grande que antes.»

Albert Boadella, actual director de los Teatros del Canal, se expresó con el humor, la precisión y valentía de siempre. Dijo sentirse un «exiliado artístico» de la tierra que le vio nacer, una «contrapartida natural», ha añadido, «para el que hace y dice lo que piensa». Sin embargo, afirma haber tenido el «enorme fervor del público», por lo que ha agradecido a sus «amigos y enemigos» el que le hayan concedido «la gran pasión, la gran fuerza y la gran suerte de poder hacer teatro» en su vida, algo que para él es seguir siendo niño, seguir jugando. Un lujo. Y en tono de humor añadió: «Mi compañía se hubiera llamado El ojo crítico, pero estaba ocupado por RNE», porque «esa mirada crítica constante», ha señalado, es la «esencia» de su oficio.

Por su parte, el ministro José Ignacio Wert, quien entregó el premio a Albert Boadella, afirmó que todos los jóvenes talentos premiados por RNE constituyen «el eslabón de continuidad de una cultura viva, libre y plural», y ha subrayado la importancia de que la radio pública reconozca «obras por completar». Y a propósito de las posibles algaradas, añadió que un poco de performance nunca viene mal.

  • NOTA: Los Premios El Ojo Crítico fueron creados por el programa cultural de RNE hace 25 años con el objetivo de premiar a jóvenes talentos y se han convertido en uno de los mejores apoyos para la promoción de artistas que comienzan sus carreras. El ojo crítico, dirigido y presentado por Juan Carlos Morales, se emite de lunes a viernes, de 19.00 a 20.00 horas, en Radio Nacional. Con más de tres décadas en antena, es uno de los programas más veteranos de la cadena.
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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