Nelson Mandela, la sonrisa perenne

Tengo grabada a fuego en mis recuerdos, la mayor pancarta que he visto en toda mi vida. Fue en Londres, en el invierno de 1989. “Free Nelson Mandela”. Con muchos miles de personas apoyándola, blancos y negros. Pero muchos, muchos blancos. Y es que Londres , durante mucho tiempo estuvo con él.

nelson-mandela-sudafrica Nelson Mandela, la sonrisa perenne
Invictus

Unos meses más tarde, en 1990 fue liberado por Frederik de Klerc. 1991 fue el año en que se derogó para siempre el odioso apartheid. En 1992 vino a España a recibir el Príncipe de Asturias de la Concordia. En 1993 el Nobel de la Paz y en 1994 Presidente de Sudáfrica. En tan solo cuatro años pasó del infierno a la gloria. Atrás quedaron para siempre sus veintisiete años en presidio, cumpliendo condena como terrorista. El preso 4664 de Robben Island.”La cárcel me hizo más fuerte y más consciente del objetivo de mi lucha”. Los apoyos que empezaron a llegar de muchas partes del mundo fueron toda una prueba de que su sueño de una Sudáfrica libre se haría realidad algún día…

Este hombre que acaba de morir a los noventa y cinco años, ha sido sin duda uno de los dos personajes con más carisma, con más amor por su causa del siglo XX. Convencer, hacerse respetar por los afines puede ser relativamente fácil, conseguir el respeto de los adversarios difícil, en ciertos casos casi imposible. Él lo logró, empezando por sus carceleros.

Los largos años de lucha sin desmayo, desde una celda, son únicos. Pero aún más difícil, una vez Presidente, fue unir a un país de negros y blancos con las entrañas llenas de odio. Y él lo logró. «He dedicado mi vida a la lucha por el pueblo africano. He combatido la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He promovido el ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, hasta lograrlo. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir».

Hoy la TV ha mostrado imágenes de las reacciones en el mundo ante la muerte de Mandela. De las multitudes en Sudáfrica y en otros lugares. Creo en estas manifestaciones populares, fruto de un sentimiento espontáneo de sincero afecto, desprovistas de intereses. No así las reacciones obligadas de los políticos, con algunas excepciones de jefes de estado, como la reina Isabel II de Inglaterra o los reyes Juan Carlos y Sofía,  que han mantenido con él relaciones de admiración y amistad a lo largo de décadas. Pero hay algunos… Sobre todo de políticos africanos, haciendo hoy públicamente grandes panegíricos de alguien a quien para nada imitan, de alguien que habría tenido serios problemas hoy en día en muchos de esos países. Autócratas corruptos hasta la médula de los huesos, que se enriquecen con los recursos naturales y minerales de sus países, sin invertir ni un céntimo en educación, sanidad, servicios sociales, investigación, no: solo reinvierten en armas para mantenerse por la fuerza de las mismas, ante la desesperación de sus pueblos explotados y abusados. No es necesario nombrarlos, ellos y la violencia que ejercen sobre sus pueblos los retratan a diario en los medios. Aunque no suficientemente.

Entiendo la emoción del Presidente Obama, norteamericano de primera generación, hijo de un keniano que regresó  y falleció en Kenia y que conserva una numerosa familia paterna en ese país africano, abuela, tíos y primos. Forzosamente tiene que emocionarle la lucha de un negro por los derechos de los negros en un ambiente tan o más hostil del que hubo y aún hay en Estados Unidos. Me cuesta creer haber entendido bien a Lorenzo Milá, pero juraría que ha dicho que hasta hace ocho años Mandela era considerado un terrorista en Estados Unidos. ¿Hasta 2005…?

Me ha gustado la frase de Rubalcaba hoy en el Congreso: “Merecería haber sido presidente de toda la humanidad”. Moralmente lo ha sido, porque con su testimonio de vida se ha granjeado el afecto sincero, el amor y la admiración de cientos de millones de seres humanos. Y en verdad, muy pocos pueden decir eso. A ver, ¿qué político actual, de qué país, despertaría esos sentimientos si falleciera hoy, mañana, dentro de un mes o el año que viene? …Pasarían al olvido mientras se enfriaban sus cadáveres.

Realmente el siglo XX ha estado marcado por dos hombres muy distintos pero con muchas afinidades: Mohandas Gandhi y Nelson Mandela. El primero también estuvo años, en distintas ocasiones en prisión, su esposa Kasturba murió mientras ambos estaban presos en Puna, pero siempre se negó a tratar de echar a los ingleses de la India por la fuerza. “He convivido con ellos durante muchos años y quiero despedirlos como amigos cuando se vayan”. El idioma inglés sigue y continuará siendo el idioma de referencia en todo ese enorme país que es India. A nadie se le ocurriría tratar de erradicarle, les resulta enormemente práctico. Los funerales del Mahatma fueron los funerales de alquien cuya vida había estado enteramente dedicada a lograr la libertad de su pueblo y los primeros que estuvieron en ellos, en primera fila, fueron los ingleses y detrás representantes de todos los países del mundo. Como van a ser a partir del martes los funerales por Nelson Mandela. Y es que lo único que abre corazones, de gentes de todo color y condición es el amor. Gandhi y Mandela son la prueba fehaciente de que es posible dedicarse a la política, en condiciones de extrema dificultad y lograr su objetivo principal, movidos por el amor a una causa, por el amor a la libertad de sus pueblos. Es lo único que funciona, lo único que pervive en el recuerdo de millones de personas.

Pero estos personajes son tan únicos que solo ha habido dos en todo un siglo, o quizá en varios siglos. Y para desgracia nuestra su testimonio, su ejemplo de vida no es seguido. La Sudáfrica de hoy ya no es la que dejó Mandela en 1999, aunque nunca volverá a ser la que fue. La India libre nunca fue la que hubiera querido Gandhi. Una y otra vez, a lo largo de la historia, el ser humano enseguida deriva hacia la ambición estrecha, hacia los intereses mezquinos, dejando de lado el bienestar de la mayoría. Y así nos va.

Long life in eternity, Nelson Mandela!

 

Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.