Las infecciones intrahospitalarias son procesos no esperados que se presentan en las diferentes áreas de atención hospitalaria y se convierten en un desafío constante para la comunidad médica.
La bronconeumonía bacteriana adquirida en un hospital es un problema de salud importante que se asocia a una mortalidad nada desdeñable.
En el mundo podemos establecer que el patrón de bronconeumonía bacteriana difiere entre los países desarrollados y subdesarrollados. Mientras que en los primeros el aumento de la expectativa de vida, que sobrepasa los 70 años de edad (esto supone que acarrea la senectud inmunológica), aparecen una serie de enfermedades crónicas y estados asociados que provocan en estos pacientes la llamada inmunodeficiencia. Por ello, los pacientes de la tercera edad son los más afectados por este proceso de neumonía. En los subdesarrollados, en cambio, los pacientes tienen una baja expectativa de vida por su malnutrición y por la elevada prevalencia del SIDA, lo que les produce el desarrollo de neumonía que no siempre logran superar.
La mortalidad por bronconeumonía bacteriana en Estados Unidos es alta, es la sexta causa de muerte y la primera dentro de las enfermedades infecciosas, mientras que en España afecta a la población adulta, a unas 5-10 personas por cada 100 000 habitantes por año.
Los factores que más influyen en el pronóstico de los pacientes, en primer lugar es la edad, las enfermedades crónicas o los estados asociados que provocan inmunodeficiencia, así como la severidad de la sepsis, virulencia del germen infectante y también muy importante los hábitos tóxicos. Es importante señalar que, si no se aborda con antibióticos, no se llega a tiempo a veces y tienen lugar otros cuadros producidos por los gérmenes, que pueden ser letales.
Complicaciones como el shock y la contracción de volumen producen grandes alteraciones en la maquinaria celular, que también pueden alterar las funciones elementales, como es la defensa tisular que, unida a la infección pulmonar, se convierte en un círculo vicioso. Se reconoce que existe una fuerte asociación con las infecciones severas y, por ello, una alta probabilidad de morir por la leucopenia y por los estados de inmunodepresión, así como por la hiperglicemia o también por la diabetes mellitus. Todo ello determinará la muerte por bronconeumonía.
La anemia es otro de los factores que tiene relación con la mala evolución de estos pacientes, ya que se considera que, cuando hay descenso de la eritrocitos, puede ser insuficiente para aportar el oxígeno necesario a las células, lo cual se ve agravado por la ya existente hipoxia que acompaña a muchos pacientes con bronconeumonía adquirida en la comunidad. La poca o nula movilización de las secreciones sumado a las microaspiraciones bucofaríngeas silentes, hace que exista una aparición de úlceras de decúbito que facilitan la entrada de gérmenes a través de la piel dañada que en ocasiones sumamente agresivas viajan con facilidad hasta el pulmón y provocan cuadros de infección bastante dramáticos, que la mayoría de las veces provocan la muerte del paciente.
