Según la película Noe, que se estrena en los cines españoles el 4 de abril de 2014 seguramente como preludio de las próximas fiestas de Pascua, llegado un momento de hartazgo ante las maldades cometidas por los hombres, el dios creador de las religiones monoteístas decide acabar con el género humano, que tan defectuoso le ha salido.
Para llevar a cabo la tarea, decide provocar el diluvio universal y elije a Noé para que se encargue de construir un barco gigantesco –la famosa Arca- y salve a “un par de animales de cada especie” lo que, a todas luces, para él no incluye a los racionales.
Hasta aquí la leyenda que comparten varias creencias; el resto, más de dos horas de proyección, lo ha puesto la fantasía del realizador, el estadounidense Darren Aronofsky (Black Swan, Requiem por un sueño), a quien en algunos comentarios califican de “iluminado”. Ese resto son efectos especiales, criaturas fantásticas destinadas a meter miedo en el cuerpo del espectador, mucho cromalín de fondo y mucho retoque, montaje… y un puñado de actores con tirón: Russell Crowe en el papel de Noé, Anthony Hopkins como Matusalén (que resulta ser el abuelo de Noé), las parece que inevitables Jennyfer Connelly, en la sacrificada y sumisa mujer del protagonista, y Emma Watson, como la niña que salvan de la muerte, prohíjan y emparejan con el mayor de los hijos del personaje bíblico. En resumen, un pastiche.
Bastante crueldad y “efectos especiales” tiene, y bastante miedo dan ya algunos de los pasajes más tenebrosos del antiguo testamento, como el que relata el diluvio universal (recogido igualmente en las leyendas de otras culturas, empezando por la Epopeya de Gilgamesh, el poema escrito más antiguo que se conoce), como para que tenga que venir un “iluminado” a añadirle más truculencia: en esta versión de la leyenda, un inspirado Noé asume la misión de acabar personalmente con lo que quede del género humano tras el chaparrón, empezando por su familia.
Noé llega precedida de la polémica: las autoridades de varios países fundamentalistas árabes (entre ellos Qatar, Bahréin, Egipto, Jordania y los Emiratos Arabes Unidos) han anunciado que no estrenarán esta película “por motivos religiosos”.
Hay que saber que todo parece indicar que una de las consecuencias culturales de la crítica situación mundial que atravesamos es la vuelta a las pantallas de las películas de héroes legendarios, ataviados con plepum: Gladiator abrió la veda hace algunos años, luego vinieron Troya y la espectacular serie televisiva Roma; semanas atrás vimos Hércules y 300 El nacimiento de un imperio; ahora llega Noé y pronto tendremos Pompeya y Exodus.