Basada en el best seller del mismo título de Pierre Lemaitre, ganador del Premio Goncourt 2013, “Nos vemos allá arriba” (“Au revoir là-haut”), de Albert Dupontel, estrenada en España en junio de 2018, sitúa la acción en noviembre de 1919, recién finalizada la Primera Gran Guerra, cuando dos supervivientes de las trincheras montan una estafa alrededor de los monumentos funerarios a los caídos en guerra.
Uno de ellos es un ilustrador brillante, procedente de una buena familia parisina y desfigurado en el conflicto; el otro, un modesto contable. Tras el armisticio, el contable, sin trabajo, hace creer que su cómplice ha muerto y juntos organizan un fraude monumental. En la Francia de los locos años veinte, su operación se convierte en algo tan peligroso como espectacular.
Trágica, surrealista, fascinante y de una estética que emociona, el reparto de “Nos vemos allá arriba” cuenta con prestigiosos actores como el propio director Albert Dupontel, Nahuel Pérez Biscayart (“120 pulsaciones por minuto”), Laurent Lafitte (“Los ríos de color púrpura”), Mélanie Thierry (“La leyenda del pianista en el infierno”, “Un día perfecto”), Émilie Dequenne (“Perder la razón”) y Niels Arestrup (“Un profeta”), entre otros.
El realizador Dupontel, quien se define como anarquista y adora los personajes “al límite” (bordeline), conocido por sus interpretaciones en filmes como “Irreversible” o “Largo domingo de noviazgo”, lleva una interesante carrera en su faceta de director con títulos como “Bernie” (1996) o “Nueve meses de condena” (2013).
Albert Dupontel ha conseguido una adaptación de la obra literaria llena de creatividad, ritmo, poesía y humor, que consigue despertar una enorme emoción en el espectador, subyugado por ese universo de colores que comienza en el sepia y nos lleva atrás en el tiempo, hasta a los inicios de la fotografía en color y su particular encanto.
Estamos ante la plasmación en imágenes de un auténtico folletón, con sus héroes, su personaje «malo», su niña entre sabia y maligna y sus muchos secundarios encantadores. Todo un entramado de tipos y voces, en un delicado juego de equilibrio y mezclas, para denunciar los estragos del patriotismo y el cinismo de los poderosos, al tiempo que manifiesta una enorme ternura por los personajes marginales, con la virtud añadida de emocionantes escenas que, en otras manos, habrían sin duda caído en el ridículo. Las hermosísimas máscaras tras las que el personaje principal esconde su rostro desfigurado «son un desfile de todo el arte moderno y la cultura popular de los comienzos del siglo XX» (Télérama) .
Una más, y soberbia, representación de la comedia humana, una ficción espectacular que entusiasma, sostenida con maestría y magia por las interpretaciones del propio director, Albert Dupontel y el argentino Nahuel Pérez Biscayart (revelación en la reciente película “120 pulsaciones por minuto”).