Reygadas, tendiendo a Tarkovsky…
Tras su paso por el festival de Venecia en competición, y su selección en Horizontes Latinos en San Sebastián, llega ahora a la distribución comercial en Francia la última película del director y productor mexicano Carlos Reygadas: “Nuestro tiempo”, quinto largometraje de este brillante cineasta autor que ha sido varias veces galardonado en el festival de Cannes.
La primera vez que vi a Carlos Reygadas fue en Cannes, en 2002, teníamos entonces el estudio de RFI en el nivel 1 del palacio de festivales. La Quincena de realizadores había seleccionado su película “Japón”, contra viento y marea, pues el Instituto de cine mexicano le había cerrado la puerta oficial de acceso al festival. De formación jurídica y especialista de derecho internacional en los conflictos armados, Reygadas, cinéfilo empedernido hasta la medula se lanzó a sus 31 años en la verdadera vocación de su vida: el cinematógrafo.
Los críticos y una parte de la prensa especializada en Cannes aplaudimos entonces esta prometedora opera prima, de evidentes influencias tarkovskianas, con la que llegó el escándalo a la Croissete, pues en esa historia de un hombre que se prepara para la muerte en un lugar perdido de la sierra mexicana, había una transgresiva escena de sexo explícito con una anciana indígena.
Reygadas observaba como un entomólogo a los seres humanos de su película en contacto con la madre naturaleza, en una obra de poderosa potencia visual. Una cualidad que ha seguido acompañando cada una de sus películas posteriores, en las que Reygadas escapa siempre a todo tratamiento psicológico en la interpretación que solicita de sus “actores”.
Desde entonces se ha ido afirmando como un cineasta autor, guionista y realizador de sus películas, preocupado por trasmitirnos su pasión por el cine concebido esencialmente como una emoción artística compuesta de imagen y sonido, en ruptura abierta con el cine clásico o la narrativa tradicional. Más importante que la historia relatada en sus ficciones, lo que le importa a Reygadas es la forma de contarla, el tratamiento visual y sonoro que le permite trasmitir su mas intima emoción en esa oposición entre la naturaleza, la sociedad y los seres humanos que la pueblan.
No nos equivocamos los que sostuvimos entonces la muy polémica obra de Reygadas, pues arrancó a partir de ahí una acelerada carrera coronada de éxitos. De nuevo en Cannes pero en competición, el “enfant terrible” del cine mexicano, que no pidió permiso a nadie para ser director de cine, volvió en 2005 con un segundo largometraje tan brillante como provocador, “Batalla en el cielo”, en el que nos hablaba del México de hoy, de la religión y sus prejuicios, de la violencia, del secuestro de un niño, de las relaciones sexuales entre una jovencita hija de un poderoso militar y su chofer, un mestizo con el que practicaba el sexo oral.
Después de esos dos largometrajes transgresores, que marcaron una renovación evidente en el panorama del cine mexicano contemporáneo, Reygadas vuelve a Cannes en 2007 con “Luz silenciosa” un homenaje directo al cine del danés Carl Dreyer y su “Ordet” (1955). Filma Reygadas en brillante blanco y negro una historia de adulterio en el seno de una comunidad menonita en México. Una obra de gran sensibilidad y emoción, que le valió el premio del jurado en el festival de Cannes. Película que según su autor es la más intima o personal de su filmografía, aquella en la que más se identifica personalmente con sus protagonistas. Aunque sin negar las influencias de Tarkovsky, Dreyer y Bresson en su filmografía, Reygadas no olvida tampoco entre los santos de su devoción al iraní Abbas Kiarostami.
A renglón seguido triunfa de nuevo en Cannes con “Post tenebras lux” en 2012, con el premio a la mejor puesta en escena. Como en sus películas anteriores, trabaja siempre Reygadas con actores no profesionales, aplicando a su manera muy singular las teorías del francés Robert Bresson. Pero en esta ocasión pone en escena y filma a sus hijos, con Natalia Acevedo como protagonista (profesional del cine, productora y cineasta, pero no actriz, a quien tuvimos ocasión de entrevistar en San Sebastián).
Se trata de una historia alegórica de enorme potencia visual, que nos habla de la familia, las relaciones de la pareja, de los hijos, de la violencia, de las clases sociales y de la relación entre ese microcosmos humano y la naturaleza. Un elemento de cine fantástico es incorporado en esa ocasión con la representación de un diablillo fluorescente o pantera rosa, que busca borrar el maniqueísmo entre el bien y el mal dictado por la moral cristiana.
Con “Nuestro tiempo”, presenta ahora Reygadas su quinta película de tres horas de metraje, que en su guion inicial debía durar cuatro horas y media. Una obra que tiene cierta continuidad por su temática con “Post tenebras lux”, aunque el tratamiento es muy diferente. Obra fascinante rodada en su propio rancho en México, y en la que el propio Reygadas y su esposa Natalia López (montadora así mismo en sus tres últimas películas) interpretan los papales protagónicos.
Un poeta y ganadero de toros bravos vive con sus hijos, en contacto con la naturaleza y se muestra incapaz de ser fiel a sus convicciones cuando su mujer se enamora de un amigo domador de caballos. Como siempre en el cine de Reygadas esa sinopsis que resume la película, es casi un pretexto para una fascinante y poética puesta en escena, en donde busca la ruptura con la narrativa tradicional, embarcando al espectador en un viaje sensorial, musical y emotivo, una alegoría sobre el mundo animal y su cohabitación con los seres humanos, con sus contradicciones, sus pasiones y sus violencias. La relación de la pareja, la relación entre amos y criados, o el cotejo entre el comportamiento del mundo animal y de los seres humanos, son temas recurrentes en su filmografía, que desarrolla aquí con suntuosas imágenes.
Fiel a una cierta idea de lo que debe ser la creación cinematográfica, Carlos Reygadas, es hoy no solo un director con una evidente coherencia ética y estética, sino también productor de cineastas con los que tiene evidentes afinidades, entre ellos el mexicano Amat Escalante (“Sangre”), el argentino Lisandro Alonso (“Jauja”), o el español Pedro Aguilera.
Y mientras termina la promoción de “Nuestro tiempo”, ha empezado ya la escritura de su próximo largometraje, que podremos ver probablemente de aquí a cuatro o cinco años. “Hay que tomarse el tiempo necesario para hacer una película” Afirma.
A su paso por París, hemos conversado con Carlos Reygadas. Una entrevista filmada y montada por Marie-Ange Sánchez redactora de Cinespagne.