En el Estado mexicano de Nuevo León (al norte del país), el tema de las personas desaparecidas sigue siendo una tarea pendiente. Hace unos días un grupo de familiares de desaparecidos, agrupados en el colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos (Fundenl) reprochaba al Gobierno que hubiera dejado de buscar a sus familiares, como se deducía por la campaña televisiva que ha puesto en marcha. En los anuncios que se emiten se dice que hay personas desaparecidas que ya no regresarán y ellos sienten que es una forma de decirles que los olviden, que ya no se puede hacer nada.
Sin embargo, la organización CADHAC (Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos), que lleva documentando casos en ese Estado desde el año 2009 para poder exigir a las autoridades respuestas concretas, investigaciones profesionales y justicia, pero sobre todo y lo más importante, saber del paradero de los desaparecido, no ha tirado la toalla y acaba de anunciar la puesta en marcha de un “protocolo de búsqueda inmediata”.
A raíz del paso de la Caravana 2011 del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (todos los años se ponen en marcha para buscar a migrantes centroamericanos), encabezado por el poeta Javier Sicilia, CADHAC comenzó a dialogar con las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado con el objetivo de revisar el estado de las investigaciones de personas desaparecidas.
Desde entonces, periódicamente han sostenido reuniones de trabajo en donde dan seguimiento a las investigaciones en curso. Derivado de ello, vieron la necesidad de realizar observaciones al procedimiento de búsqueda con que contaba la Procuraduría, con el fin de mejorarlo. Así, se dieron cuenta de que no solo era cuestión de mejorarlo, sino que había que desarrollar uno nuevo que estuviera enfocado en la búsqueda inmediata. Es decir, que tuviera la finalidad de hacer, de acuerdo a un protocolo de actuación, la búsqueda e investigación durante las primeras horas después de presentada una denuncia, sin importar las circunstancias en las que ésta ocurrió.
A continuación, CADHAC organizó reuniones con expertos, como Ariel Dulitzky, del Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas; la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas; Alejandro Valencia, académico en derechos humanos en Colombia, y Luis Eduardo Zavala, también académico en la misma materia en México.
Como consecuencia de todo ello, han ultimado y presentado de forma oficial el nuevo protocolo que van seguir a partir de ahora, en el que se utilizará un Formulario Estatal de Búsqueda Urgente (FEBU), se creará una base de datos de personas desaparecidas, y se pondrá en marcha un grupo especial de búsqueda inmediata (GEBI).
Según CADHAC, las nuevas herramientas también establecen las bases para que los casos sean investigados y resueltos de manera adecuada y profesional por parte de la Procuraduría, pues establece de forma clara la responsabilidad de la autoridad de investigar de manera inmediata la desaparición de una persona una vez que tengan conocimiento de los hechos. En la actualidad, las denuncias por desapariciones no se admiten hasta que pasan 72 horas. Y luego hay que rogar y poner velas para que se investigue el hecho.
Por ello, si se implementa el nuevo mecanismo, podría servir para prevenir que ocurran nuevos casos, impulsando a la ciudadanía a denunciar y exigir justicia ante las autoridades.
No hay una cifra certera de cuántos desaparecidos hay en Nuevo León, pero Cadhac tiene más de 900 reportes. De acuerdo con estimaciones del grupo, sólo se denuncia al Ministerio Público el 10% de los casos. El motivo: miedo a las represalias y falta de confianza en las instituciones.
A finales del pasado mes de febrero, el procurador de este Estado, Adrián de la Garza, informó del hallazgo de 4.000 fragmentos de cuerpos en lugares donde ya habían buscado anteriormente. Aclaró que no se trataba de personas completas y que, por lo tanto, no se podía decir que hubieran aparecido los restos de ese número de desaparecidos. Esta noticia da una idea clara de la ineficacia de los investigadores. Una cosa es que se les pasen unos pocos restos, pero 4.000, aunque sean “pequeños fragmentos”, son muchos.
