Onusida advierte que la lucha contra la enfermedad se debilita

Unas 650.000 personas murieron por enfermedades ligadas al sida el año pasado, una cada minuto, y aunque la cifra es ligeramente inferior a la de 2022 el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) advirtió que la lucha contra el flagelo se está debilitando, informa la IPS desde Montreal (Canadá).

La directora ejecutiva de Onusida, la ugandesa Winnie Byanyima, dijo que «los nuevos datos son aterradores. Los avances han sido titubeantes, los recursos han disminuido y las desigualdades han aumentado», pues en algunas regiones del mundo las cifras resultaron más elevadas que las del año precedente.

«Una inversión y una acción insuficientes nos están poniendo a todos en peligro: nos enfrentamos a millones de muertes y a millones de nuevas infecciones si seguimos en la trayectoria actual», afirmó Byanyima.

Justamente «In danger» (En peligro) ha titulado Onusida el informe presentado en vísperas de la 24 Conferencia Internacional sobre el Sida, que se inicia este viernes 29 de modo presencial y virtual en Montreal.

Millón y medio de personas contrajeron el virus de inmunodeficiencia humana en 2021 y al cierre del año 38,4 millones vivían con el VIH.

El estudio señala que la pandemia de la COVID-19 y otras crisis mundiales han debilitado los avances en la lucha contra el VIH/sida, y la disminución de apenas 3,6 por ciento en nuevas infecciones, entre 2020 y 2021, fue el menor descenso anual desde 2016.

Esa merma además es desigual en cuanto a regiones, pues Europa oriental y Asia central, Oriente Medio, el norte de África y América Latina llevan varios años experimentando un aumento de las infecciones.

En América Latina los seropositivos suman 2,2 millones, y en 2021 las nuevas infecciones fueron 110 000 y las muertes relacionadas con sida 29 000.

En Asia y el Pacífico, la región más poblada del mundo, las nuevas infecciones aumentan en aquellos rincones donde habían empezado a disminuir, y en África oriental y meridional los rápidos avances de años anteriores se ralentizaron en 2021.

Los países con el mayor aumento de nuevas infecciones desde 2015 fueron Congo, Filipinas, Madagascar y Sudán del Sur, mientras que India, Nigeria, Sudáfrica y Tanzania tuvieron reducciones significativas en el número de infecciones.

Entre los datos positivos, Onusida observó descensos notables de nuevas infecciones en África occidental y central y en el Caribe, pero incluso en estas regiones la respuesta al VIH está amenazada por un recorte de los recursos.

El informe indica que las mujeres y las adolescentes fueron el grupo poblacional más afectado por las infecciones durante 2021, con un nuevo contagio cada dos minutos.

El crecimiento del VIH para las mujeres jóvenes y las niñas africanas coincidió con la interrupción de los servicios de tratamiento y prevención de la enfermedad, con millones de niñas que se quedaron sin asistir a la escuela debido a la pandemia, y por el aumento de los embarazos adolescentes, junto a la violencia de género.

La probabilidad de que las adolescentes y mujeres jóvenes se infecten en África subsahariana es tres veces mayor que la de los varones adolescentes y jóvenes.

El informe también muestra que el acceso al tratamiento antirretroviral de todas las personas que conviven con el VIH está fallando, ya que durante 2021 creció más lentamente que en toda una década.

Aunque tres cuartas partes de todas las personas que viven con el VIH cuentan con acceso a tratamiento antirretroviral, todavía hay diez millones de personas no lo tienen, y solo 52 por ciento de los 1,7 millones de niños que viven con la enfermedad acceden a los medicamentos que les pueden salvar la vida.

Mary Mahy, responsable de estadísticas de Onusida, informó de que «en 2021 se produjeron 160 000 infecciones en niños, y 75 000 de ellas se debieron a que la madre no pudo acceder a la terapia necesaria durante el embarazo o la lactancia».

De mantenerse el ritmo actual, el número de nuevas infecciones anuales superará los 1,2 millones en 2025, año en el que los Estados miembros de las Naciones Unidas se fijaron el objetivo de menos de 370 000 nuevos contagios.

Además, muchos países de renta alta están recortando sus ayudas. Los recursos internacionales disponibles para el VIH durante el año pasado, 21 400 millones de dólares, fueron seis por ciento inferiores a los de 2010.

La ayuda al desarrollo para el VIH procedente de donantes bilaterales, aparte de Estados Unidos, se ha desplomado en 57 por ciento en la última década. La respuesta al VIH en los países de ingresos bajos y medios tiene un déficit de 8000 millones de dólares con relación a la cantidad necesaria para 2025.

En Montreal también se anunció que, en la búsqueda de facilitar aún más el acceso a los test de diagnóstico, la Organización Mundial de la Salud (OMS) precalificó una prueba casera que costará sólo un dólar y se pondrá a disposición del sector público en los países de renta baja y media.

«Podemos poner fin al sida para 2030 tal y como prometimos», afirmó Byanyima, «pero para ello hace falta valor».

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