Todavía queda un mes por delante para visitar en París la excelente exposición “Jardines de Oriente”, inaugurada en el mes de abril y que cerrará sus puertas el próximo 25 de septiembre, un pequeño oasis oriental en pleno centro de la capital de Francia, a dos pasos del Sena, en el Instituto del Mundo Árabe. Una lúdica reflexión sobre la cultura oriental, que se agradece en estos tiempos de oscurantismo e intolerancia que nos ha tocado vivir.
Jardines de Oriente en ParísUn jardín oriental en el exterior, en la explanada delante del edificio y dos pisos en el interior están consagrados a esta exposición que explora el arte del jardín oriental, desde sus orígenes en el mundo Persa hasta los jardines indios, árabes, o andaluces, y su influencia en Occidente a través del desarrollo colonial.
En su búsqueda de los orígenes del legendario jardín oriental, la exposición nos lleva a la antigua Mesopotamia y a la mítica ciudad de Babilonia, desde el asentamiento de sumerios y acadios, 3000 años antes de Jesucristo, hasta la invasión del rey persa Ciro, 539 años antes de Jesucristo. Esa región oriental Meso-potamia, que significa en griego entre dos ríos, localizada entre el Tigris y el Éufrates, desde el actual Irak hasta la zona limítrofe del noreste de Siria.
En esa región destruida y machacada hoy por la guerra, iniciada en Irak por los Estados Unidos, y la guerra ulterior en Libia y en Siria, con profusión de matanzas de civiles, y atentados ciegos, en ese Oriente, en que se concentra hoy el oscurantismo religioso y el islamismo radical, resulta difícil imaginar que hubo antaño una época dorada, en la que el mundo oriental babilónico, persa, indio o árabe, fue a través de la civilización musulmana una fuente de progreso en su contacto y su influencia en el mundo occidental.
Los jardines suspendidos de la antigua Babilonia siguen teniendo hoy una buena dosis de misterio sobre sus orígenes, que remontan a Nabucodonosor segundo y su esposa Amytis natural de Persia… Jardines en terrazas en los que se inventan ya las bases de la irrigación, con el celebre tornillo de Arquímedes, maquina helicoidal utilizada para la extracción de agua, harina o materiales excavados.
París: Jardines de Oriente, sistemas de irrigaciónDel oasis en pleno desierto, con sus pozos de agua, sus palmeras y arboles frutales, a los jardines orientales como representación del paraíso, el tema del jardín como lugar de ocio, de placer y de belleza está presente en la tradición egipcia, asiria y babilónica. La palabra paraíso, viene del persa pairi-daeza, y es en la antigua Persia donde encontramos por vez primera el jardín como imagen paradisiaca.
Los arqueólogos han logrado encontrar en Persia, en el siglo VI antes de Cristo, el rastro del Chahar Bagh, jardín concebido en cuatro partes simétricas con una red de canales de irrigación en piedra tallada.
Es ese modelo de jardín oriental de tradición persa, que será luego fuente de inspiración para el mundo árabe, que a través del Islam se ampara de esa idea de jardín como representación del paraíso. Jardín del paraíso, de la felicidad del Edén o de las delicias, jardines poblados de arboles frutales y plantas variopintas, cuya evolución se verá a continuación influenciada por la tradición semita y bizantina.
París, Jardines de Oriente, anamorfosisLa influencia del Islam llegará a España con los jardines andaluces de Sevilla, Córdoba y Granada, pero también a Afganistán y a India con la dinastía de los Mongoles. Esas múltiples versiones del jardín oriental a través de los tiempos son evocadas en esta interesante exposición, que nos lleva al Oriente de las Mil y una noches, a los jardines de ese Oriente musulmán, a mil años luz del oscurantismo religioso y del terrorismo que asesina en nuestros días en nombre del Islam.
La exposición Jardines de Oriente, culmina pues con ese jardín exterior de 2500 metros cuadrados creado en la explanada del IMA por el paisajista francés Michel Pena, que reúne ciento cincuenta variedades de plantas, olivos, naranjos, higueras, palmeras, plantas aromáticas y mil quinientos rosales. Un verdadero oasis artificial en pleno centro de París, donde podrán además degustar un té con menta o un pastelito oriental…
Y en el centro de ese jardín efímero que será desmontado a fines de septiembre, el arquitecto Francois Abelanet ha concebido, como colofón del espectáculo, un polígono repleto de plantas, en una sabia armonía de formas y colores, según la técnica de la anamorfosis, o deformación de una imagen mediante un procedimiento óptico, que modifica la perspectiva, según desde donde se mire. Que disfruten con la visita.