De memoria de periodista, es la primera vez que asisto en Francia a una manifestación sindical cercada de este modo por la policía antidisturbios, con un dispositivo de seguridad tan impresionante como desproporcionado.
Van aquí algunas fotos hechas durante ese recorrido de un kilometro y medio en torno al puerto parisino del Arsenal. Una manifestación casi estática que partiendo de la Plaza de la Bastilla ha desfilado en torno a ese perímetro aislado del resto de la ciudad por la fuerzas de la gendarmería, como un pez que se muerde la cola.
Sesenta mil manifestantes en Paris, y doscientos mil en toda Francia son las cifras de participación que dan las organizaciones sindicales. La policía contabiliza veinte mil en París, y setenta mil a nivel nacional.
Para acceder a la manifestación, solo había un lugar posible, desde la Rue de Lyon hacia la plaza de la Bastilla, pasando previamente por un enérgico control policial y registro corporal, que disuadía a todo transeúnte o curioso de acercarse al lugar cercado por las fuerzas del orden.
Una vez dentro del desfile, imposible salir de él, excepto por esa misma entrada y salida única, como si se tratara de un estadio de fútbol, un perímetro urbano cercado militarmente por la policía y por barreras metálicas. La plaza de la Bastilla y el puerto del Arsenal tenían así el aspecto de una ciudad en estado de sitio, tomada por la policía, para vigilar una pacifica manifestación de decenas de miles de personas. Un dispositivo policial que hacia de cada manifestante un presunto o posible agresor.
No obstante esta evidente limitación y restricción de la libertad de expresión y manifestación, inédita en Francia, las organizaciones sindicales han preferido llegar a un compromiso con el Gobierno, la manifestación finalmente autorizada ha girado y girado pues en torno al puerto del Arsenal, y los manifestantes han repartido flores a las fuerzas del orden, para señalar que los reventadores de días atrás no formaban parte de la manifestación contra la reforma laboral.
La determinación de la Francia que se opone al desmantelamiento del código del trabajo se ha vuelto a expresar en la calle en esta manifestación en París y en varias ciudades de provincias, no obstante las draconianas medidas policiales en un clima de miedo y de intimidación general.
Próxima manifestación sindical contra la ley trabajo el 28 de junio. Y una petición circula actualmente en las redes sociales reclamando la dimisión del primer ministro Manuel Valls, principal defensor de estas restricciones contra la libertad de expresión y manifestación.