«Pekín no reniega de la masacre de Tiananmen, silenciada durante mucho tiempo por el poder central -escribe Anne-Lise Fantino en la página web del canal internacional Euronews- Exactamente treinta años después de la sangrienta represión de las manifestaciones de estudiantes en la capital, el ministro chino de Defensa, Wei Fenghe, ha asumido públicamente lo hechos en un fórum celebrado en Singapur”.
«Hay que poner término a aquel incidente», ha dicho Wei Fenghe. «Fue una turbulencia política que el gobierno central debía calmar y tomó las decisiones para terminar con la agitación. Fue una buena decisión política ».
El 4 de junio de 1989 el ejército aplastó el movimiento iniciado dos meses antes en la Plaza de Tiananmen, ocupada por estudiantes y obreros que pedían una sociedad democrática. La imagen del hombre desafiando a los tanques es el emblema de aquel episodio de brutal represión, que causó al menos un millar de muertos y desaparecidos, y sigue siendo tabú en el país: no aparece en los libros de historia y en Internet se han borrado las palabras que pueden identificarlo como Tiananmen, masacre, censura, etc.
Jeff Widener, fotógrafo de Associated Press y uno de los cinco que cubrieron el acontecimiento, ha declarado a Euronews que «ha llegado el momento de que China avance y admita lo ocurrido. También es hora ya de que digan a las familias lo que ocurrió con su gente, para que puedan por fin pasar página”.
Un movimiento clandestino de “madres de la Plaza de Tiananmen”, que reclaman saber lo que ocurrió con sus hijos, lleva treinta años reuniéndose en secreto y conmemorando la fecha del 4 de junio.