La escasez de variados productos de la canasta básica venezolana alcanzó al papel de los periódicos, y varios de ellos entraron en una cuenta regresiva para dejar de circular, al menos temporalmente, en días o semanas, informa Humberto Márquez (IPS) desde Caracas.
«Ya redujimos de tres a uno los cuerpos del periódico y bajamos el tiraje, y nuestro inventario alcanza para 12 días», dijo David Natera, editor en Ciudad Guayana de Correo del Caroní, principal diario del sudeste industrial y minero, «Después de eso no podremos aparecer», explicó a IPS el también presidente del privado Bloque de Prensa Venezolano.
Venezuela no produce papel para periódicos, que se compra a Canadá, Chile o Europa. Como toda importación, esas adquisiciones están sujetas a un estricto control de cambios vigente desde hace once años, con el Estado como único oferente de divisas.
Catalina Botero, relatora para la libertad de expresión en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, recordó el domingo 19 desde Washington que «el papel para diarios es un insumo fundamental para el ejercicio de la libertad de expresión», en referencia a la situación de los medios impresos venezolanos.
La escasez de papel «representa un problema muy grave, no solo para los medios y los periodistas, sino para toda la sociedad, la cual ve afectado su derecho a recibir información», sostuvo Botero.
Un día antes, Tania Díaz, exministra de Información y diputada del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), subrayó que «aquí nunca hubo ni habrá ninguna limitación para que los periódicos o las empresas de comunicación desarrollen su actividad en total y plena libertad de expresión».
«Desde hace meses ningún importador trae papel newsprint, utilizado por los diarios, o el tipo glasé, de las revistas. La negativa del gobierno a entregar las divisas necesarias para importación nos conduce a un país sin periódicos, algo nunca visto en dos siglos», dijo a IPS el editor del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero.
El Nacional, uno de los diarios de circulación nacional, ha publicado a toda página cartas dirigidas a las autoridades cambiarias y al presidente Nicolás Maduro, en las que solicita respuesta sobre su petición de 3,8 millones de dólares para pagar bobinas de papel contratadas.
«En Venezuela, toda importación fuera del control cambiario oficial es ilegal, se puede ir a la cárcel. Por eso ni siquiera podemos pensar en buscar o adquirir dólares más costosos en un mercado paralelo o negro para comprar insumos», señaló Otero.
Los diarios más afectados son aparentemente El Nacional y El Nuevo País, en Caracas, Correo del Caroní y El Impulso, de la centroccidental ciudad de Barquisimeto. Todos ellos tienen una línea editorial frontalmente crítica con el gobierno de Maduro y su predecesor, Hugo Chávez, quien gobernó el país desde 1999 hasta su muerte en 2013.
Pero la escasez también afecta a otros de línea neutral, como el de mayor circulación del país, el popular tabloide Últimas Noticias, que ha reducido sus páginas este mes.
El tabloide caraqueño Vea, fundado por antiguos comunistas en 2003 para apoyar al gobierno de Chávez, confronta penurias similares a los periódicos opositores, que Maduro ha pedido a sus adeptos «no comprar ni leer».
«No tenemos una gota de papel. Editamos el diario pidiendo prestada alguna bobina, comprando a quien nos venda algo, mientras que no hemos podido importar porque no tenemos trato preferencial y para obtener divisas nos piden todos los papeles y permisos imaginables», dijo a IPS el responsable de Vea, Carlos Servando García.
Según Otero, los diarios deben tramitar y obtener 19 permisos y solvencias con cada solicitud de divisas para insumos, «incluyendo el certificado de no-producción, cada vez y para cada caso, a pesar de los obvio de que Venezuela no produce papel periódico». Los trámites, como para el resto de las demandas de divisas, son electrónicos.
El diputado Julio Chávez, del PSUV, responsabilizó de la situación a los importadores y a los dueños de los diarios, por revender papel para obtener ganancias en el mercado ilegal de divisas.
El cambio oficial en Venezuela permanece en 6,30 bolívares por dólar, mientras que se asegura que transacciones paralelas del dólar llegan a alcanzar 10 veces ese valor, aunque son datos inciertos porque la información al respecto está prohibida.
El último año, «el gobierno ha liquidado (entregado) más de 70 por ciento de las divisas, unos 80 millones de dólares, solicitadas para importar papel periódico. Pero algunos diarios e intermediarios revenden el papel, más costoso, a periódicos más pequeños», dijo Chávez, integrante de la Comisión de Medios de la unicameral Asamblea Nacional legislativa.
El diputado aseguró que «no se explica que en 2012 la prensa haya funcionado con 129.000 toneladas métricas de papel y se quejen con las 142.000 de 2013».
La diputada Díaz, por su parte, subrayó que «los editores saben bien que no ha habido ningún trato discriminatorio. Es importante que entendamos que no porque sean medios de comunicación escapan del resto de las acciones, de las medidas que está tomando el gobierno nacional para frenar la especulación financiera», agregó Díaz.
Otero y Natera coincidieron en que «el oficialismo no puede decir que unas empresas burlan la ley sin señalar cuáles son» y se declararon abiertos a que se investigue si hubo ilícitos en las importaciones de papel y cartones.
El Bloque de Prensa estima que se adeuda a los 70 diarios que circulan en el país unos 140 millones de dólares para que puedan honrar sus compromisos externos.
Venezuela, aunque tiene ingresos por sus exportaciones petroleras de alrededor de 100.000 millones de dólares anuales, soporta una escasez de divisas que afecta a los particulares, desde viajeros a países vecinos hasta empresas automotrices, pasando por las industrias de alimentos, telecomunicaciones, farmacéuticas y aeronáuticas.
La central de los empresarios tradicionales, Fedecámaras, estimó que las deudas del Estado con empresas privadas, en divisas no liquidadas por importaciones, alcanzan a 10.000 millones de dólares.
Con la escasez de papel, «además de afectarse los derechos a la libre expresión y el del pueblo a estar informados, se ponen en riesgo los empleos y las remuneraciones de unas 30.000 personas que emplea la industria», dijo a IPS Marco Ruiz, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.
«También nosotros nos vemos afectados. Desde hace tres años me gano la vida vendiendo los diarios en esta avenida», dijo a IPS la vendedora Evelyn González, mientras pregonaba varios diarios en un concurrido cruce vial en La Trinidad, sudeste de Caracas.
La venta de periódicos «es un imán que atrae a la gente para venderle chucherías (golosinas), cigarrillos, bolígrafos. Así llevo 14 años manteniendo a mi familia» comentó el a IPS el arrendatario de un pequeño quiosco, Luis Angarita, en la popular y céntrica zona de Quinta Crespo
«En parte estamos ante el desorden administrativo y la crisis del modelo económico con controles mantenido durante tantos años», analizó Otero.
Pero también, planteó, «pudiera haber entre personeros del gobierno la idea de venir a por los medios impresos», después de que el gobierno haya logrado «la limitación o la neutralización de los medios audiovisuales» que le eran adversos.