Reporteros sin Fronteras (RSF) sigue facilitando cifras de los ataques contra la prensa brasileña perpetrados por la familia Bolsonaro y su círculo cercano. En su nuevo informe sobre las infracciones detectadas desde principios de 2021, la organización constata que los ataques se intensifican.
Las cifras casi producen mareo. Durante el primer semestre de 2021, el número de ataques del jefe de Estado brasileño contra la prensa aumentó en un 74 por ciento en comparación con los seis últimos meses de 2020.
Jair Bolsonaro cargó contra la prensa en 87 ocasiones, lo que lo convierte en el principal depredador de un sistema en el que sus hijos no se quedan atrás: Carlos Bolsonaro, concejal de la ciudad de Río de Janeiro, es autor de 83 ataques contra la prensa (con un aumento del 84,4 por ciento con respecto al segundo semestre de 2020), mientras que Eduardo Bolsonaro, que es diputado federal, agredió en 85 ocasiones a los medios brasileños, lo que supone una cifra alta, aunque un 41,37 por ciento menor que a finales de 2020, cuando cometió 145 ataques.
En total, los equipos de RSF han contabilizado que, desde el «sistema Bolsonaro», se originaron 331 ataques contra la prensa en Brasil, lo que supone un aumento del 5,41 por ciento en comparación con el segundo semestre de 2020. Aunque las cifras son dolorosas, la naturaleza de los ataques lo es aún más: mientras la crisis sanitaria seguía causando estragos en Brasil (más de 550.000 víctimas en el 26 de julio) debido sobre todo a la desastrosa gestión del Gobierno federal, los ataques del presidente y su entorno contra los periodistas se intensificaban y diversificaban hasta alcanzar un nivel inimaginable de vulgaridad y violencia en determinadas ocasiones.
En el marco de esta publicación, RSF se ha aliado con la organización Cartooning For Peace , una red internacional de caricaturistas comprometidos. Especialmente inspirados por el asunto, los caricaturistas brasileños Aroeira, Amorim y Machado acordaron colaborar e ilustrar los ataques del sistema Bolsonaro contra la prensa.
Cada vez son más violentos y groseros
El presidente Bolsonaro comenzó 2021 en modo explosivo. El 27 de enero, durante un acto en el que lo rodeaban sus simpatizantes, aludió al asunto del gasto público del Gobierno federal (refiriéndose a una polémica por los gastos anormalmente elevados en leche condensada), y recomendó a los periodistas «introducirse latas de leche condensada por el culo». Recibió vivas y aplausos de la multitud y, en particular, de su exministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo. El 5 de febrero, durante su emisión semanal en Facebook Live, subió la apuesta sobre el mismo tema, al mostrar una lata grande de leche condensada que, según él, era «la más adecuada para la prensa Fake News».
El 21 de junio, durante un viaje por el Estado de Sao Paulo, perdió totalmente los nervios durante una rueda de prensa e insultó violentamente a una periodista de TV Vanguarda (del grupo Globo), que le preguntó por qué no llevaba mascarilla al llegar al lugar de su visita. «Cierra la bozaca (…) Globo es prensa de mierda, prensa podrida», gritó después de quitarse la mascarilla para contestar.
Unos días más tarde, cuando le preguntaron por las sospechas de fraude que pendían sobre el Gobierno federal por la compra de vacunas contra la COVID-19, volvió a perder el control al dirigirse a la periodista Victória Abel, de Rádio CBN, a la que espetó: «regresa a la universidad, luego a la secundaria y luego jardín de infancia, ¡entonces podrás renacer!». En la misma conferencia de prensa, les pidió a los periodistas que dejasen de hacerle preguntas estúpidas.
Entre los ministros más ofensivos se encuentran Onyx Lorenzoni, secretario general de la Presidencia, con 18 ataques, y Damares Alves, ministra de Mujer, Familia y Derechos Humanos, con siete.
Aprovechan las redes sociales
Para el sistema Bolsonaro, Twitter sigue siendo la primera opción para las ofensivas: es ahí donde se desahogan los partidarios del presidente y donde tienen lugar casi el 80 por ciento de los ataques contra la prensa. Por su parte, el presidente consiguió limitar su propia exposición al bloquear la mayoría de las cuentas demasiado molestas, incluida la de RSF en portugués, tras la publicación del Informe de Agresiones de 2020.
Un estudio de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji), traslada a cifras esta costumbre de Jair Bolsonaro: con un promedio 240 veces superior al de un diputado federal, el presidente es la autoridad pública brasileña que más cuentas de periodistas bloquea en Twitter.
Como esta plataforma le censuró el pasado año en varias ocasiones, en especial por haber desafiado las medidas de confinamiento, en 2021 el presidente se inclina por otra plataforma en la que insultar y atacar a los periodistas. Todas las semanas, desde el Palacio Presidencial de la Alvorada, habla en directo, durante más de una hora, sobre temas de actualidad de su elección por el canal de Facebook de la presidencia. Estas emisiones en directo, retransmitidas por Youtube, le permiten hablar más directamente con su audiencia, sin que le molesten ni le contradigan, difundir su retórica contra la prensa y atacar ferozmente a los medios de comunicación que, a su parecer, «mienten y desinforman» de forma permanente, especialmente sobre situación sanitaria en del país.
De las 24 emisiones en directo del primer semestre de 2021, Jair Bolsonaro atacó de manera frontal a los medios en 19 de ellas. Esto supone que el 58,62 por ciento de sus ataques se produjeron durante estas intervenciones en directo en Facebook, frente al 21,84 por ciento en Twitter y al 19,54 por ciento durante discursos públicos.
En estos canales, además, da falsas indicaciones y recomendaciones sobre el tratamiento precoz de la Covid-19 y el uso de la cloroquina. Youtube bloqueó las emisiones en directo del 14 de enero y del 12 de febrero, pues esta red social consideró que sus comentarios eran desinformación. Este 21 de julio, y por las mismas razones, Youtube decidió sacar de su plataforma a 14 de estos «directos», retransmitidos entre 2020 y 2021.
Bolsonaro es misógino
En lo que va de año, como ya sucedió el pasado las mujeres periodistas siguen siendo las víctimas del machismo primario y de la basura de la familia Bolsonaro (ellas concentran el 6,1 por ciento de los ataques del presidente y sus tres hijos). El 2 de junio, el presidente llamó «cuadrúpeda» a Daniela Lima, presentadora de CNN Brasil y blanco preferido de sus diatribas, lo que provocó una avalancha de ataques misóginos y repugnantes contra la periodista en las redes sociales. El 31 de marzo, la periodista Marla Bermudes, de TV Vitória, fuevíctima de una campaña de descrédito y recibió amenazas de muerte después de que la diputada Carla Zambelli, fiel partidaria de Jair Bolsonaro, la acusara en un video de «manipulación» y de «convertir los cementerios en estudios de grabación».
Patricia Campos Mello, otra víctima habitual de estos ataques desde las elecciones de 2018, ganó dos juicios, uno a Eduardo Bolsonaro y otro a Jair. Ambos fueron condenados a indemnizarla por el daño moral de los comentarios machistas y degradantes en su contra.
Además, durante los primeros seis meses de este año, el presidente ha continuado con su hostilidad y sus agresiones contra los periodistas encargados de cubrir la sede presidencial de Brasilia. A raíz de una demanda presentada en 2020 por RSF y sus aliados en Brasil, en la que denunciaban la vulnerabilidad de estos periodistas, el Ministerio Público Federal (MPF) emitió un dictamen en el que pedía que se tomasen medidas para reforzar su seguridad.
Según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021 elaborada por RFS, Brasil ocupa el puesto 111 y, por primera vez, se inclina hacia la zona en rojo de la tabla. El pasado 2 de julio de este año, RSF incluyó al presidente Bolsonaro en la lista de depredadores de la libertad de prensa.