Pesca eléctrica: movilizaciones en las costas atlántica y mediterránea

Pescadores tradicionales y de pequeña escala de varios países europeos se están movilizando hoy, 18 de junio de 2018, en una acción simultánea de resistencia para protestar contra la pesca eléctrica y hacer un llamamiento a los responsables de las políticas públicas a fin de que se prohíba definitivamente esta técnica pesquera destructiva en la Unión Europea (UE).

Pescadores de Bélgica, Francia, Alemania, Reino Unido e incluso Países Bajos, han decidido actuar junto a otros pescadores y oenegés, agrupados bajo la etiqueta #FishersResist, para denunciar un método de pesca que está destruyendo el medio ambiente marino tan intensamente que amenaza su propia supervivencia económica.

Los pescadores iniciaron su acción a las 9 de la mañana del lunes 18 de junio de 2018 en los siguientes puertos del mar del Norte: Ijmuiden (Países Bajos), Nieuwpoort (Bélgica), Boulogne-sur-Mer (Francia), Lowestoft (RU). Otras regiones también se están movilizando: Flensburg (Alemania), en el mar Báltico, y las siguientes regiones de Francia: Concarneau, Le Guilvinec y Saint Brieuc, en Bretaña, Saint Mandrier y La Ciotat, en la costa mediterránea, y San Juan de Luz, en la costa atlántica.

La pesca eléctrica se prohibió en Europa en 1998, pero la Comisión Europea propuso autorizarla a partir de 2006 en el marco de un régimen de excepcionalidad. Esta decisión, que iba en contra del asesoramiento científico explícito proporcionado a la Comisión, está provocando un caos de extensas consecuencias, a raíz del cual toda una flota comercial de los Países Bajos se ha convertido a un método de pesca prohibido y destructivo bajo el pretexto de licencias experimentales y científicas, pero según admiten públicamente el gobierno holandés, los científicos y el sector pesquero, dichas actividades científicas no se han desarrollado. El gobierno holandés y la Comisión Europea son ambos culpables además de facilitar licencias eléctricas muy por encima del nivel legal autorizado.

Desde el punto de vista financiero, la pesca eléctrica se ha convertido en símbolo de la sesgada toma de decisiones de las autoridades públicas, favoreciendo a un lobby pesquero sobrerrepresentado y políticamente poderoso. Para salvar a la flota de arrastre de vara, de alto impacto y casi en quiebra, los políticos rebautizaron un método pesquero destructivo (la pesca eléctrica) como “innovador”, permitiéndoles así no solo que practicaran este método de pesca prohibido, sino que obtuvieran millones de euros en subvenciones públicas para equipar a los arrastreros con electrodos a costa de los contribuyentes y ciudadanos europeos.

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Pesca eléctrica © Jim-Toomey

Diversas ONG y organizaciones de pescadores solicitaron a la Oficina Anti-Fraude de la UE que investigase el fraude potencial de la pesca eléctrica.

Las asociaciones de pescadores y las oenegés consideran que este caso es una vergüenza para Europa comparable a la caza de ballenas con fines científicos. Contradice todos los compromisos de la UE en materia de sostenibilidad, infringe las normas de transparencia fiscal de la UE y avasalla las obligaciones legales de asegurar un acceso equitativo a los recursos para todos los pescadores. Y por último, la pesca eléctrica echa por tierra además los objetivos regulatorios de recuperación ambiental y uso del erario público.

Sin embargo, añaden, la peor parte es que se ha pillado a las políticas públicas con las manos en la masa, destruyendo no solo el medio marino, sino también el empleo. Y aunque ha quedado demostrado su error, los responsables de la toma de decisiones y los políticos, tanto en el ámbito nacional como de la UE, persisten en su defensa de las peores prácticas pesqueras en lugar de las mejores. Por ejemplo, mientras que los arrastreros eléctricos descartan entre el 50 y el 70 % del pescado capturado, la pesca de enmalle solamente descarta como máximo el 6 %. Del mismo modo, por cada litro de carburante quemado, los buques pesqueros con redes de enmalle capturan hasta seis veces más pescado (de 2 a 3 kilos) que los arrastreros eléctricos (450 gramos).

Pese a los méritos obvios a nivel socioeconómico y ecológico de los métodos pesqueros de bajura utilizados por los pescadores tradicionales y de pequeña escala, los pescadores que más destruyen, que más carburante consumen y que más dependen de las subvenciones son los que comprometen a los políticos.

Se mire por donde se mire, la pesca eléctrica es una vergüenza para Europa, sostienen asociaciones de pescadores y oenegés.

Con el paso de los años, el agotamiento del pescado a lo largo del litoral del mar del Norte ha llevado a los pescadores tradicionales al borde del desplome económico. Por poner un ejemplo, entre 2014 y 2018, los pescadores de enmalle franceses de dicha zona han perdido por término medio un 50 % de su captura de lenguado.

Año tras año, los lobbies del sector han ido haciéndose con el control de las “organizaciones de productores” (que asignan las cuotas pesqueras), los órganos de representación política, las estructuras de gestión portuaria y la propiedad de las flotas. Sin prisa pero sin pausa, se ha forzado a los pequeños pescadores a guardar silencio, porque si se atreven a alzar la voz en contra de los actores dominantes, las represalias son inmediatas e implacables (cuotas, derechos de pesca, licencias, etc.).

Hizo falta llegar a este nivel de desesperación y  encontrarse al borde de la quiebra para que los pescadores denunciaran la opresión de los actores del sector en sus lugares de pesca. Ahora están decididos a luchar hasta el final, hasta que la pesca eléctrica quede total y definitivamente prohibida.

La coalición de organizaciones de pescadores y ONG ha lanzado una plataforma de acción colectiva para hacer un llamamiento a los responsables de la toma de decisiones: www.stopelectricfishing.org

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