Planificar el final de la vida: por qué cada vez más personas dejan todo previsto

Durante décadas, hablar de la muerte en España ha sido casi un tema prohibido. Se evitaba por miedo, superstición o simple incomodidad. Pero las cosas están cambiando poco a poco. Cada vez más personas deciden planificar con antelación todo lo relacionado con el final de su vida, no desde el pesimismo, sino desde la responsabilidad. 

personas-en-un-banco-bajo-el-arbol-©archivopub Planificar el final de la vida: por qué cada vez más personas dejan todo previsto

Este cambio responde a una realidad social distinta. La gente vive más, las familias son más pequeñas y el ritmo de vida es más complejo. En este contexto, muchos creen que ocuparse antes de los trámites y gastos del final de la vida es una forma de cuidar a los que se quedan. Esto incluye desde hacer un testamento vital hasta contratar seguros que cubran los gastos del funeral, e incluso dejar instrucciones de qué hacer con los bienes, qué tratamientos médicos recibir o cómo quieren que sea el funeral.

En este escenario, compañías como Aura Seguros han ganado protagonismo al ofrecer soluciones pensadas para quienes quieren dejarlo todo organizado. Su forma de trabajar se adapta a quienes quieren prepararse bien, tanto en lo económico como en lo administrativo y lo emocional. El objetivo es claro: evitar complicaciones innecesarias a las familias en momentos delicados.

Un cambio generacional y demográfico

España es un país cada vez más envejecido. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 20 por ciento de la población supera los 65 años. Vivimos más, por lo que necesitamos tomar decisiones con tiempo. Pero no solo los mayores se preocupan por esto. 

En los últimos años, también muchos adultos de entre 35 y 50 años, especialmente aquellos con hijos, han comenzado a planificar estos aspectos. Datos del sector asegurador muestran que en 2022 aumentó la contratación de seguros de decesos en estas franjas de edad. Este cambio de tendencia implica que las nuevas generaciones son más conscientes de la necesidad de prepararse para el final de la vida. Quizá en ello ha influido de forma significativa la pandemia y su elevada mortandad.

Por qué es importante ocuparse de los temas prácticos

Cuando una persona fallece sin dejar instrucciones claras, sus familiares se enfrentan a decisiones sobre temas administrativos, económicos y personales en muy poco tiempo y en un estado emocional complicado. Elegir el tipo de funeral, gestionar cuentas bancarias, herencias, propiedades o incluso decisiones médicas pendientes puede convertirse en una carga difícil de asumir.

Para evitarlo, cada vez más personas deciden dejar todo por escrito, como:

  • El testamento, para que los bienes se repartan de forma ordenada.
  • El testamento vital o documento de voluntades anticipadas, para dejar claro qué decisiones médicas tomar en caso de no poder decidir.
  • Un seguro de decesos, para cubrir los gastos del funeral y facilitar los trámites administrativos.

No es casualidad que, según datos de la UNESPA (Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras), casi el 47 por ciento de los españoles contara con un seguro de decesos en 2023. Esto demuestra que esta forma de previsión está integrada en nuestra cultura y sigue evolucionando.

Una decisión personal y de cuidado

Planificar el final de la vida no significa renunciar a vivir ni pensar constantemente en la muerta. De hecho, es más bien al contrario, muchas personas se sienten más tranquilas sabiendo que han resuelto temas que podrían ser un problema para sus seres queridos. 

Diversos estudios de psicología indican que quienes dejan estos asuntos resueltos afrontan el futuro con menos ansiedad. Además, en países donde esta planificación está normalizada, como Canadá o los países nórdicos, los familiares suelen vivir el proceso de duelo con menos estrés y más sensación de acompañamiento. 

Necesitamos más información

Aunque cada vez somos más conscientes de esto, todavía no conocemos bien cómo hacerlo ni qué opciones tenemos. Por ejemplo, no es igual de fácil registrar un testamento vital en todas las comunidades autónomas. Además, muchos no saben que pueden decidir de antemano sobre tratamientos paliativos, recibir cuidados en casa o donar sus órganos.

Por eso, organizaciones sanitarias y aseguradoras están haciendo campañas para que pensemos en el final de la vida de forma activa y consciente. Desde los centros de salud hasta las notarías, el mensaje es claro: hablar de la muerte no hace que llegue antes, pero ayuda a que todo sea más humano y respetuoso.

En conclusión, cada vez más personas planean el final de su vida, y esto refleja un cambio importante en la sociedad. Lo que antes evitábamos por miedo, hoy lo vemos como una responsabilidad personal. Esto no solo ayuda a las familias, sino que también hace que todo sea más digno y claro.

Tener a mano herramientas como el asesoramiento legal, los seguros de decesos o los documentos de voluntades anticipadas nos ayuda a afrontar este proceso con tranquilidad. En lugar de ser algo triste, planificar el final de la vida se está convirtiendo en una forma de vivir de forma coherente hasta el último momento.

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