El 30 de noviembre de 2016 saldrá a subasta, en Christie’s de París, el arma con la que Paul Verlaine estuvo a punto de matar a Arthur Rimbaud, una tarde de julio de 1873 en Bruselas, en lo que se considera el disparo más célebre de la literatura francesa y que acabó con la relación entre los amantes, leo en Culturebox, la página digital diaria del canal internacional France 24.
El 10 de julio de 1873, a las dos de la tarde, se escucharon dos disparos en una habitación de hotel, situada en la rue Brasseurs de Bruselas. Verlaine (1844-1896), quien entonces tenía 29 años, disparó sobre Rimbaud (1854-1891), de 18, alcanzándole por encima de la articulación del puño izquierdo. La otra bala rozó la pared y después rebotó en la chimenea.
El arma utilizada fue un revólver de calibre 7 milímetros, un modelo muy usado en la época, comprado aquella misma mañana en una armería, junto a una caja con 50 balas. Confiscado por la policía, el arma fue entregada primero a la armería Montigny y, después, cuando el negocio cerró, a su actual propietario, que ha decidido sacarlo a subasta por un precio inicial de entre 50 000 y 60 000 euros.
Denunciado a la policía, el autor de los «Poemas saturnianos» fue detenido, juzgado y condenado a dos años de cárcel. Allí, donde pasó 555 días, Verlaine –arquetipo del poeta maldito- escribió los 32 poemas de “Cellulairement” (Carcelariamente, cualquier nombre común sirve a los franceses en general, y a los poetas con más motivo, para ser tranformado en adverbio o adjetivo, y en título con el que pasar a la Historia con mayúscula), un libro que nunca publicó en su versión original y acabó repartiendo en los volúmenes de “Sagesse”, “Jadis et naguère”, “Parallèlement” e “Invectives”.
La historia cuenta que las diferencias entre la pareja comenzaron aquel mismo año, en mayo, cuando se encontraban en Londres. “Los amores de Verlaine y Rimbaud fueron tumultuosos. Verlaine pensaba volver con su mujer, Mathilde, con la que se había casado en 1870 y a la que pegó y violó en una borrachera de absenta, poco antes de conocer al autor del “Bateau ivre”.
En la capital inglesa, Rimbaud y Verlaine vivieron en una considerable pobreza, en Bloomsbury y Camden Town, de dar clases de francés y una pequeña pensión que les pasaba la madre de Verlaine. Rimbaud –“Parnasiano” (de la revista literaria Parnasse) en sus tempranos orígenes de poeta, siempre provocador, sarcástico y vividor, defensor de la Comuna- pasaba los días en el Museo Británico, donde “la calefacción, la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis”.
Tras la enésima pelea, Paul Verlaine abandonó a su joven amante y se fue a Bruselas, donde Rimbaud se le unió. De nuevo discusiones, Rimbaud habla de enrolarse en el ejército, y Verlaine se quiere suicidar. Los dos lloran mucho y se desesperan por un amor que se acaba. Rimbaud contó después que, al dispararle, Verlaine le dijo: “Toma, yo te enseñaré a querer marcharte”. Tras el incidente, Rimbaud regresó a casa de su madre y escribió “Una estación en el infierno”. Dos años después, los antiguos amantes volvieron a encontrarse en Stuttgart, donde Rimbaud regaló a Verlaine el manuscrito de las “Iluminaciones”, con el ruego de que intentara publicarlo.
Aquejado de diabetes, úlceras y sífilis, Verlaine murió de congestión pulmonar en casa de su madre, en la rue Descartes del distrito V de París, y fue enterrado en el cementerio de Batignolles, en un terreno que hoy queda debajo del Boulevard Periférico.
Después de recorrer varios países europeos, Rimbaud se enroló como mercenario en Holanda para sofocar una rebelión en Yakarta, donde desertó tras recibir el total de la paga prometida. “Sus ideas marginales, antiburguesas y libertarias le llevaron a optar por una vida aventurera, exótica, durante la cual sus únicos escritos conocidos son cerca de ciento ochenta cartas y algunas descripciones geográficas», afirman en Culturebox.
El reto de su vida fue un viaje inacabado, embarcando de continuo con destinos africanos y asiáticos. Terminó haciéndose cargo del negocio familiar de importación de marfil y otros minerales , también de armas, después de perder una pierna, y murió el 10 de noviembre de 1891, de “carcinoma generalizado”, en Marsella, donde está enterrado en el panteón familiar.