La policía británica retiró el 12 de octubre de 2015 la vigilancia permanente en torno a la embajada de Ecuador en esta capital, donde se asila el informático australiano Julian Assange, pero aclaró que persiste la voluntad de arrestarlo si sale del inmueble, informa Andes.
Ciudadanos de varias nacionalidades se han apostado en las afueras de la embajada ecuatoriana en Londres para expresar su respaldo a Assange y exigir que se detenga la persecución contra él. Foto: Cancillería EcuadorLa Policía Metropolitana informa en un comunicado de esta decisión poner fin al operativo que mantenía vigilada 24 horas la legación diplomática, instalado en 2012 cuando el fundador de Wikileaks entró al lugar.
No obstante, el texto añade que se mantiene la intención de cumplir con la orden de arresto, para lo cual desplegarán vigilancia encubierta.
El informático y periodista permanece asilado en la embajada ecuatoriana desde hace más de tres años para evitar ser detenido y deportado a Suecia, donde lo acusan de delitos sexuales que él niega y afirma es una treta para luego entregarlo a las autoridades de Estados Unidos.
Washington persigue al australiano dado que su portal Wikilieaks publicó miles de documentos secretos que revelan las violaciones cometidas por el gobierno norteamericano en cuestiones como las guerras de Iraq y Afganistán.
La policía británica indicó que la decisión de cambiar el método de vigilancia fue consultada con los ministerios de Interior y de Asuntos Exteriores, y responde a la necesidad de economizar recursos.
En este sentido, recordó que ya pasó mucho tiempo desde que Assange entró en la sede diplomática sin que se logre una resolución diplomática o legal del caso, mientras el dispositivo ha consumido recursos económicos que «no son infinitos».
Según Wikileaks, la suma destinada por Londres a vigilar el inmueble día y noche supera los 13 millones de euros.
Pese a la disposición de Assange de prestar declaraciones para resolver el caso, la justicia sueca se negó durante años a entrevistarlo en suelo británico, lo que mantiene paralizado el proceso.
En marzo la Fiscalía de la nación nórdica admitió la posibilidad de que los magistrados viajen a Londres a tomar testimonio, pero el hecho todavía no se concreta.
Reconocen que habrá «vigilancia encubierta». Es decir, sustituirán a los policías de uniforme por los «secretos» o vestidos de civil. Además, insisten en «que se mantiene la intención de cumplir con la orden de arresto». Es como si nos dijeran que modificar el cuaderno en el que se anotan los detalles de su contabilidad presupuestaria es importante para los demás. La vigilancia persiste y la intención de detención también. Desde luego, para Assange parece haber cambios de verdad.