Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, (OMS), 1800 millones de niños menores de quince años, es decir, más del 93 % de la población infantil mundial, está expuesta a altos niveles de partículas finas que superan los límites de la calidad del aire.
La polución influye tanto en el desarrollo neurológico como en la capacidad cognitiva del menor y puede dar lugar a cuadros de asma o cáncer infantil. En el caso de mantener esos niveles, en la edad adulta pueden tener patologías crónicas asociadas a la contaminación y riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y respiratorias. El aire contaminado además, atrofia el cerebro de los niños y afecta a su salud más de lo que se pensaba en un primer momento.
La vulnerabilidad de los menores supone que al respirar más rápido, absorben partículas nocivas del aire, y contribuye a que en su etapa de crecimiento acumulen mayor concentración de contaminantes.
El aire contaminado envenena a millones de niños y está arruinando sus vidas, y es un hecho inexcusable ya que los niños deben poder respirar aire limpio para que puedan crecer al máximo de su potencial, ha denunciado Tedros Adhanom Ghebreyesys, director general de la OMS.
Para ello, la organización está respaldando la implementación de algunas políticas que sean respetuosas con el medio ambiente y que existan tecnologías del hogar más limpias. La planificación urbana eficiente, el transporte más verde, la construcción limpia y los espacios verdes en las ciudades, contribuirían a limpiar el aire al máximo. Estos datos obedecen a poblaciones de países con rentas más bajas, que son el 98 %, frente a los niños de países más desarrollados, que superan el umbral del 50 %.
La lucha contra el cambio climático, el cumplimiento del indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible enfocado a reducir para 2030 el número de muertes y enfermedades producidas por la contaminación del aire, y la gestión del mismo por parte de los gobiernos de los países que velan por la salud de sus ciudadanos, es una prioridad para la OMS, que insta a que exista una movilización mundial para lograr esa calidad de aire necesaria para los menores.