Juan Tomás Frutos
Estamos, aunque no lo advirtamos, en un eterno comienzo. Los ciclos existenciales nos llevan a vivir rutinas y repeticiones constantes o asimétricas. De vez en cuando, abordamos inicios más claros por cambios o transformaciones en lo personal y en lo profesional.
Es casi un tópico pedir una nueva realidad para mejorar con el año entrante, así como una flamante postura con el fin de abandonar lo que nos hizo daño o detuvo. También anhelamos olvidar fracasos y penas en busca de alegrías propias y compartidas.
Mi deseo en este nuevo año es que demos pasos que reluzcan, que nos otorguen contento. No será fácil, pero lo lógico es que lo importante cueste un tanto.
Mi petición es de Tranquilidad, Paz, Amor, Salud, y mucho Trabajo del bueno para 2014. Reclamo, asimismo, fortaleza interior para todos. Así, tendremos una perspectiva que nos dará opciones y márgenes.
Es necesario que creamos en nosotros mismos. Con esa actitud iremos muy lejos. Ahora toca empezar sin miedo. Por cierto, no olvidemos ayudar a quienes podamos (ni a más, ni a menos). El planteamiento es que éste es un buen año.
Tengamos en cuenta a los Inocentes
Pies de un sintecho (‘homeless’). mlf.orgSon los últimos, o casi. Han perdido mucho, y procuran, como pueden, mantener su dignidad. No es fácil, cuando sobrevienen causas perdidas que uno no se ha ganado.
¿Qué piensa un parado, o alguien que hace cola para llevarse un poco de comida a la boca, o para ducharse en un albergue para excluidos, o el que busca una cama en un banco de un jardín?
La enfermedad es otro enemigo que puede convertirse en implacable cuando no hay medios suficientes, o cuando viene con excesiva virulencia. Aquí cabe el acompañamiento, cuando menos, ante la soledad.
La vida oscila entre tener y no tener. Hallar esa mesura elucubrada es harto complejo, pero por ahí debe ir el esfuerzo, en el que no debemos fracasar, sobre todo por los que son menos afortunados.
Hay demasiado dolor, mucha pena, consideraciones nobles por las que laborar cada día. El camino es contribuir a la mejora individual y social, como comando normativo, que lo es, como necesidad global igualmente.
En este momento hay más de treinta conflictos armados en el mundo, y no deben pasar desapercibidos. Si estamos más unidos que nunca por las Nuevas Tecnologías, no podemos quedarnos atrás en algo tan neurálgico como el bienestar de todos.
No olvidemos que los que no albergan culpa ninguna son los que padecen. Nuestro deber es ayudarles. Seguro, seguro, que podemos.
Con la llegada del Nuevo Año, cada día, podemos experimentar una gran transformación. El ser humano tiene una cara mucho más generosa, bondadosa y justa. Podemos expandirla hasta el último rincón. ¡Felices días de 2014 para todos! Con la ayuda de todos también.