La Quinta de Mahler acogió el viernes 4 de noviembre de 2016 la presentación del disco A mon ami, de Beatriz Blanco y Federico Bosco, cuyo título completo es A mon ami. Chopin-Franchomme. Works for cello and piano, donde han grabado la integral de las obras para cello y piano de F. Chopin y algunas obras inéditas de A. Franchomme y otros, para el sello Odradek.
Carátula de «A mon ami», de Beatriz BlancoComo encargada de la presentación, actuó de conductora y entrevistadora la periodista Eva Sandoval, de Radio Clásica, y a lo largo de la hora y media que duró el acto, Eva Blanco y Federico Bosco hablaron de la gestación del disco y tocaron íntegra la pieza más importante y representativa del disco, la Sonata de Chopin para piano y cello.
Beatriz Blanco toca un violoncello C. Pierray (París, 1720) de su propiedad gracias al mecenazgo de la Fundación August Pickhardt (Suiza), institución que ya había patrocinado el alquiler de sus anteriores cellos, y de sus padres, allí presentes. Beatriz Blanco es natural de Valladolid (1987), donde se formó musicalmente desde muy niña, primero en piano y después en cello, y más tarde ya como cellista en el País Vasco Musikene con Asier Polo y María Casado. Completa posteriormente sus estudios musicales en Suiza, donde reside, primero en Basilea y actualmente en Zúrich. En Basilea fue donde, en 2002, conoció a su compañero de disco, el italiano Federico Bosco (Turín 1982), quien actualmente trabaja en la Academia de Música de Basilea acompañando las cátedras de canto, clarinete y cuerda.
Y fue algo muy revelador escucharlos tocar en directo entre unos cuantos amantes de la música, en el espacio reducido e íntimo de La Quinta de Mahler, apenas a un metro de ellos, de sus caras y sus gestos, de su entrega absoluta a lo que hacen, esa cosa asombrosa que es la Sonata para piano y cello de Chopin. Digo esto porque el día 21 de diciembre, sábado, actuarán de nuevo en Madrid en la Fundación Juan March, si bien esta vez lo harán junto a otros músicos destacados.
Ambos, Beatriz Blanco y Federico Bosco, valoran su experiencia europea en Suiza y en Alemania, países donde han podido entrar en contacto con músicos de otros países, lo que les ha servido de toma de tierra y de estímulo.
El disco A mon ami fue grabado en Stuttgart en el Museo de instrumentos musicales. Allí les aconsejó ir el técnico de grabación para intentar conseguir, en un piano del siglo XVIII, los terciopelos y sonoridades únicas que han conseguido extraerle a las músicas de Chopin, Franchomme y otros no menos importantes como Donizetti, Beethoven, Bellini y Meyerbeers, también incluidos en el disco, pero sobre todos ellos, Chopin.