Record de abstención, votos blancos y nulos
El sufragio universal en esta segunda vuelta de la elección presidencial en Francia ofrece un resultado claro a favor de Emmanuel Macron, con 65,8 % de votos, contra el 34,2 % obtenidos por Marine le Pen.
La primera conclusión es pues un voto claro del electorado contra la extrema derecha y sus posiciones xenófobas, pero en ningún caso un voto de adhesión a la candidatura de Macron, elegido por muchos franceses como “un mal menor”, ya que el voto de adhesión a Macron fue solo del 24 % en la primera ronda (8 656 346 votos sobre un censo de 47 582 183 inscritos).
Si comparamos con la presidencial de 2002, en la que mas de 80% de franceses votaron por Jacques Chirac contra el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, podemos observar que quince años después, en el mismo duelo contra la extrema derecha, Macron obtiene 64,28 % de sufragios, pero con dos factores nuevos e insólitos: Los votos blancos y nulos expresados como protesta contra Macron pero en oposición al FN han representado la cifra record de 9 %.
De la misma manera hay que añadir la abstención de 25 % del cuerpo electoral en esta segunda vuelta, superior al 21 % de la primera vuelta. Se trata de un record nunca señalado en una elección presidencial en Francia desde 1969.
Abstención que refleja en parte un claro rechazo a los dos finalistas Macron y Le Pen, pero sobre todo un desinterés provocado por pérdida de confianza en una clase política que ha multiplicado los escándalos de corrupción en defensa de sus propios privilegios y de su arrogante impunidad.
Aunque los líderes de la derecha (LR los republicanos) y del PS (Partido Socialista) han llamado a votar por Macron, contra Le Pen, una vez conocidos los resultados y al cabo de diez minutos de debate esta noche en los platós de televisión, el denominado “estado de gracia” del que goza siempre un presidente electo, estaba más que terminado.
La batalla de las elecciones legislativas en el mes de junio ha empezado y será decisiva para verificar si la apuesta de Macron con su movimiento En marcha funciona en el marco de las instituciones de esta Quinta Republica. La derecha (LR) se ha lanzado inmediatamente a esa batalla, al igual que la izquierda representada hoy masivamente por FI (Francia insumisa) de Jean Luc Melenchon, quien aparece como principal oposición de izquierdas a Macron tras el resultado de la primera ronda.
La victoria de Macron marca sobre todo el ocaso del Partido Socialista Francés, ya que el nuevo presidente ha anunciado que acogerá a candidatos de todos horizontes políticos, pero bajo el estandarte de su movimiento En marcha, que deberá ofrecerle una mayoría parlamentaria. EL PS se encuentra hoy ante el dilema de disolverse en un ambiguo movimiento macronista, o bien presentar sus candidatos como partido en las legislativas en lucha contra los de la presunta mayoría presidencial.
Si para Marine Le Pen, la derrota es una evidente decepción, con 34 % de sufragios, la dirigente del Frente nacional ha anunciado ya una futura transformación de su partido en Alianza patriótica republicana, con la que espera atraer a los elementos más derechistas de LR (los republicanos), para constituirse en principal fuerza de oposición de derechas contra Macron y su futuro gobierno. El anunciado “agiornamento” de la extrema derecha francesa tropieza sin embargo con la resistencia de los elementos más moderados de esa derecha de tradición gaullista, y su derrota presidencial no le facilita la tarea.
Para Macron, dos desafíos principales se presentan en lo inmediato que pondrán a prueba su estrategia política de supuesta renovación y su credibilidad: ¿Quién será su primer ministro? No lo sabremos hasta después de su investidura el 14 de mayo. ¿Cuál será su mayoría presidencial en las legislativas? La batalla será en el mes de junio.
Si en las legislativas se vuelve a expresar, como parece lógico, el voto que hubo en la primera ronda de esta elección presidencial, cinco fuerzas aparecerán en el abanico político francés: En Marche que se autocalifica centrista, la extrema derecha con la Alianza de Marine Le Pen, la derecha tradicional LR los Republicanos, y en la izquierda: FI Francia insumisa, y lo que quede del PS Partido socialista, tras la hemorragia de macronistas. El nuevo presidente deberá pues tener en cuenta la relación de fuerzas que surgirá de dicho escrutinio y cometería un error de graves consecuencias si pretende ignorar el peso de las fuerzas políticas reales ancladas en la sociedad francesa.
Un tercer desafío queda pendiente también en el mandato presidencial que empieza para Macro: el de la “moralización” de la vida política, -que es una de sus promesas, como de otros candidatos- tema muy presente en la primera ronda de esta campaña electoral, y casi olvidado por los finalistas en la recta final, pero que constituye un factor importante en la motivación y el hartazgo de los abstencionistas.