Prosopagnosia: tu cara no me suena

La mayoría de las veces reconocemos a alguien por su rostro. Sabemos quién es por su color de pelo, el color de sus ojos, la forma de su boca o su nariz. Pero, ¿y si tienes prosopagnosia o una cara te suena pero eres incapaz de reconocerla?

prosopagnosia-caras Prosopagnosia: tu cara no me suena

Los expertos médicos estiman que un dos por ciento de la población mundial sufre esta patología, de hecho, no puede considerarse como una enfermedad rara ya que, si tenemos en cuenta que la población mundial es de 7.673.533.970 según los últimos datos del Banco Mundial, la prosopagnosia afecta a más de 150 millones de personas en todo el mundo, entre ellos, algunos famosos como Brad Pitt o Victoria de Suecia.

Significado de prosopagnosia

Viene del griego prosopon que significa cara y agnosia, que quiere decir falta de conocimiento. Se define como la dificultad para reconocer caras y el primero en poner nombre a esta patología en la percepción visual fue el neurólogo alemán J. Bodamer en 1947 al describir tres casos que había atendido, uno de ellos por una herida de bala en la cabeza. Desde entonces, se han creado diferentes centros de investigación sobre este tema como el Instituto de Neurociencia Cognitiva de la University College de Londres o el centro de investigación de Harvard.

Un paciente prosopagnósico no tiene ningún problema de memoria ni tampoco tiene porqué ser despistado, el impedimento radica en que es incapaz de unir los componentes estructurales de los que consta un rostro en un único patrón para reconocer a la persona a la que pertenecen esos rasgos.

La prosopagnosia y sus síntomas

El más identificativo es que la persona con ceguera facial no puede reconocer a sus familiares más cercanos ni a sus amigos o conocidos. En el peor de los casos, incluso puede llegar a tener problemas para reconocerse a sí mismo en un espejo o en fotografías donde aparezca en un grupo. «Hubo un tiempo en el que ni siquiera era capaz de reconocerme en un reflejo», afirma Evie Prichard en una entrevista para la BBC, una británica de treinta años que descubrió que tenía ceguera facial a los diecinueve años.

El problema no es que no reconozca un rostro, sino que no es capaz de extraer su identidad. Es decir, puede describir a la perfección las características estructurales de la cara que está viendo, pero no sabe a quién corresponde porque todos los rostros le resultan similares. David Bromley, un inglés de 67 años que padece esta agnosia visual debido a una lesión cerebral, aseguraba en una entrevista para el mismo medio «puedo reconocer a mi esposa si entro en casa y sé que está allí, pero si por ejemplo pasa a mi lado en la calle no sabría reconocerla».

Los neurólogos afirman que los prosopagnósicos sí pueden distinguir si la cara que tienen delante expresa enfado, tristeza, alegría o cualquier otra emoción. También identifican el sexo y distinguen los rostros atractivos de los que no lo son, pero además de esta información, ¿en qué otro tipo de datos se basan las personas con prosopagnosia para saber con quién están interactuando? Se fijan en otros detalles que para algunas personas pueden pasar inadvertidos como el modo de andar, la forma de vestir, de hablar, o en otros aspectos de la comunicación no verbal.

Por esta razón, los médicos recomiendan al entorno cercano de una persona con prosopagnosia que le indiquen siempre su nombre para que sepan con quién están, o como describía Oliver Sacks en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, que la persona con prosopagnosia se valga de rasgos característicos muy peculiares para reconocer a sus familiares y amigos. Es una manera de evitar la frustración ante la duda que genera no saber con quién estás interactuando. Otras de las recomendaciones para estos pacientes es que eviten las grandes aglomeraciones, las reuniones sociales o las películas en las que aparecen muchos personajes ya que les resulta imposible reconocer a todos los protagonistas y no son capaces de seguir el argumento.

Clases de propopagnosia

Congénita

Es la más común. De hecho, según un estudio publicado en The American Journal of Medical Genetics en 2006, sólo en contadas ocasiones  la propopagnosia se produce por un daño cerebral. En la mayoría de los casos es un trastorno hereditario con el que se nace. Cuando se produce este tipo de ceguera facial, los pacientes ni siquiera saben que sufren esta alteración porque nunca han experimentado lo que supone el reconocimiento de un rostro.

Aperceptiva

El paciente puede soñar o imaginar rostros familiares, pero no puede identificarlos. Ve las caras, pero falla en el análisis estructural y no es capaz de identificar los rostros que está viendo. Cuando ve fotografías con caras diferentes, no puede distinguir unas de otras.

Asociativa o prosopamnesia

El paciente sí es capaz de analizar estructuras faciales, identificar la edad o sexo, pero sólo la reconoce por otras características como el color del pelo o el tono de la voz, es decir, asocia lo que reconoce con alguien, pero no es capaz de identificar a la persona que se encuentra detrás de ese rostro.

Adquirida

Es la ceguera facial que se produce ya en la edad adulta como consecuencia de un derrame cerebral, un accidente o una enfermedad degenerativa. Es la menos común y en la que se centran la mayoría de las investigaciones ya que las personas que la padecen sufren una incapacidad muy notoria porque en el pasado sí eran capaces de reconocer rostros. Además, debido a su lesión o enfermedad están en contacto continuo con los médicos lo que facilita que puedan tener una evaluación clínica muy exhaustiva.

No existe tratamiento para esta patología de la percepción visual, pero tal y como hemos visto sí hay algunas estrategias que pueden ayudarte a llevar mejor la prosopagnosia, como por ejemplo, hacer uso de claves contextuales de la persona o trabajar el reconocimiento  de los rostros mediante fotografías.

Es importante que neurólogos, psicólogos, terapeutas y expertos en salud visual trabajen de la mano para avanzar en la investigación y, sobre todo, evitar confundir esta enfermedad con problemas de memoria o con una conducta antisocial. Todavía el conocimiento que se tiene sobre esta enfermedad es muy limitado y hay mucho camino que recorrer.

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