“El mar…la mar…Por que me trajiste, madre a la ciudad?”
Marinero en tierra de Rafael Alberti.(1902-1999)
Me gustaba recitar “Marinero en tierra”, cuando era niña y actriz. Fue por este bello poema que conocí a Rafael Alberti, también a María Teresa; vivían en Buenos Aires, en los 50. Rafael y María Teresa eran reconocidas figuras del mundo cultural y artístico. Tenían muchos amigos y Alberti había publicado en Buenos Aires y lo requerían para conferencias, entrevistas, era un representante del exilio español, y un poeta valorado en el ambiente.
Me acuerdo de su departamento en frente a lo que era la cárcel de Las Heras, hoy un bello parque. Yo estaba encantada de conocer al poeta porque creía que era marinero y lo vería con su traje, pero me abrió la puerta un señor un tanto gordo, en pijama. Se sonrió y me dijo: “Hete aquí, la famosa Adrianita”. Tenía fuerte acento español al hablar.
Nos hizo pasar a mamá y a mí y lo primero que vi fueron paredes tapizadas de libros, y entonces le pregunté por el “Marinerito”.
Largo su buena carcajada y me preguntó si me gustaba el poema… Yo se lo recité con la alegría de quien ama algo que le ha hecho soñar y jugar.
Cuando terminé, don Rafael se quedó callado y llamó a María Teresa. Me pidió que lo dijera de nuevo. María Teresa era una señora “muy guapa” para decirlo en español, y me oyó complacida. Al terminar, don Rafael buscaba algo en los estantes, mientras me decía que le gustaba mucho como recitaba el poema. Encontró el libro y me dedicó “Marinero en tierra”. Tenía una letra muy bonita. Se había publicado en 1924, pero yo creía que lo había publicado en Buenos Aires por los marineros en el Puerto del Río de la Plata.
Entonces, Alberti me contó que él había nacido en Cádiz, en España, cerca de un puerto y del mar. Y me dijo que para llegar a Buenos Aires había tomado un barco grande, el “Mendoza”, con muchos marineros. No me dijo nada de la Guerra civil española ni de su exilio. Pero sí que había sido muy feliz cuando llegó a Buenos Aires en 1940.
Me dijo que tenía muchos amigos en Argentina, me mostraba sus libros, y yo estaba embelesada escuchándolo, con su manera española de decir.
María Teresa hablaba de Buenos Aires con mi mamá, de la actividad cultural de la ciudad, y cada tanto iba a buscar a Aitana, su hija, quien había nacido en Argentina y estaba detrás de la puerta pero no quería saludarme. Yo estaba esperando que me invitara a jugar, pero la terca no salía. Tal vez tenía celos, porque sus padres me dedicaban tanto tiempo.
Don Rafael me preguntó por qué me gustaba su poesía y le dije que por su melodía y porque me hacia soñar… Le gustó lo que le dije y entonces me escribió en el álbum de cuero que yo tenía en el que me firmaban los poetas y directores, me escribió un poema para que yo lo recitara cuando quisiera. “Pregón Submarino”, pero yo siempre preferí el otro. Me gustaba ese cambio del artículo «el mar…la mar…» en ese poema había una música de olas…
Me preguntó si me gustaban otros poetas españoles y le dije que García Lorca, Becquer, Machado y Gerardo Diego, a estos poetas yo los recitaba y también Juan Ramón Jiménez y Rubén Dario, que yo creía que era español, porque había vivido en España. Pensar que los niños argentinos me escuchaban esos poemas y les encantaban…
Don Rafael era egocéntrico, hablaba de sus libros, de sus conferencias y María Teresa, asentía, se levantaba, volvía, nerviosa. María Teresa quiso escribirme en el álbum, yo no sabía que ella era escritora, fue entonces que me enteré. Me escribió algo muy bello: “Tu traes en ti todas las razones de tu triunfo”.
El departamento no era muy bonito en su decoración pero los libros cubriendo la pared me hechizaban. Don Rafael me preguntó por los poetas argentinos y le conté que conocía a Manuel Mujica Lainez, Ricardo Rojas, German Berdiales, José Ramón Luna, y que me gustaba mucho Leopoldo Lugones. Alberti comentó la musicalidad de Lugones, precursor del Modernismo de alguna manera, y Dario, su creador.
El tema de la música del verso le interesaba, le gustaba jugar con las palabras. No me intimidaba como otros escritores. Don Rafael, sabía tratar niños, estaba acostumbrado a Aitana que no aparecía y no apareció. Aitana podía haber sido mi amiguita pero era terca. Me espiaba detrás de la puerta.
También se habló de cine, ya que Rafael y María Teresa habían escrito el guion de una película, “La dama duende”, que recibió el Cóndor de Plata, basada en una comedia de Pedro Calderón de la Barca, con Delia Garcés y una actriz española doña Amalia Sánchez Ariño, con quien yo trabajé, más tarde, en mi primer film “La Melodía Perdida”. María Teresa parecía muy interesada en el cine, en los guiones cinematográficos y en diversos aspectos, Don Rafael en la poesía.
En Argentina llevó una vida poética muy vasta. Publicó en la editorial Losada, al llegar al país: “Entre el Clavel y la espada”, y luego siguieron otros títulos: “Pleamar”, “A la pintura. Poema del color y la línea”. Y un libro muy especial donde revela su amor por la ciudad donde vivió mas de veinte años “Buenos Aires en tinta china” publicado en Losada en 1952. Mas tarde aparecieron: “Retorno de lo vivo lejano” (1952). “Baladas y Canciones del Parana” de 1953, “Sonrie China” que escribió con María Teresa y se publicó en 1958. Y una Antología de sus poesías de 1924 a 1944.
“Marinero en tierra” pertenece a la primera época de su poesía, inspirada en el cancionero español, el populismo. Luego vino su etapa Gongorista, la Surrealista, la Poesía Política, su vinculación con la Generacion del 27, y otros aspectos que estudié en la Universidad.
Alberti deja la Argentina en los 70 y vuelve a España en 1977, donde fue muy reconocido y obtuvo el Premio Cervantes en 1983.
Mi recuerdo de niña sobrevive unido aquel marinerito en tierra…el mar…la mar… esa tarde con el poeta, María Teresa y su hija fantasmita, esa tarde de poesía, algo lluviosa y de cierta nostalgia, porque aún con amigos y reconocimientos había en esta pareja un aire de melancolía… el pintor español Luis Seoane fue amigos de ellos y algo me platicó del exilio y de los exiliados españoles en Argentina….
Es maravilloso indagar en mi diario infantil y encontrar estas notas… Los versos de Alberti aún cantan en atardeceres nostálgicos como hoy junto al mar…el mar… la mar…