El toledano Rafael Alcázar era hasta ahora conocido sobre todo como director de cine, realizador de televisión y guionista. Su obra más conocida fue la que estrenó en 2006, «Las locuras de Don Quijote», pero antes ya había realizado -en cine- «No hagas planes con Marga» (1988) «El laberinto griego» (1992), «Corsarios del chip» (1996), y «Besos de gato» (2003).
Posteriormente dirigió varios documentales, como «Los Dichos: gitanos de Jerez» (2010), «Unamuno vive en Ámsterdam» (2012), «Unamuno apasionado» (2014) y «Las mujeres de Cervantes» (que se encuentra en fase de producción).
Alcázar nació en los años 40 en un pueblo de La Sagra toledana. Tras terminar sus estudios de Sociología en Madrid empezó a trabajar en TVE en 1972. Como ayudante de dirección participó en «La casa del reloj», «Encuentros con las letras», «Estudio abierto», «La hora de…» o «Estudio 1». Como director y realizador hizo para televisión programas de investigación dramáticos como «La llave de hierro», comedias como «Par de tres» de J. Oristrell, películas de acción como «El correo de Perpignan» y retransmisiones deportivas, o musicales.
Pero ahora Rafael Alcázar ha dado el salto a otro escenario, a la escritura, y acaba de publicar su primer libro (en la madrileña editorial Suma de Letras): «El tiempo de las ilusiones sencillas», que tiene un tono totalmente autobiográfico. Rafael no ha querido poner nombre al pueblo en que se desarrollan estos dos años de su infancia y adolescencia, y nos habla de un genérico “Villanueva”.
En el libro asistimos a las aventuras de un grupo de amigos, enmarcados entre su pasión por el fútbol (por el Real Madrid y Di Stéfano para ser más precisos) sus primeros devaneos con las chicas, y su asombro por no entender muchas de las cosas que hacen los mayores en el pueblo. Estamos en los primeros años 50 y todavía el poso de la Guerra Civil es muy reciente. El falangista todopoderoso, el alcalde manipulador, y el padre de Rafa -el protagonista- que si bien tiene un cargo en la Administración ve las cosas un poco distanciadas en relación a la perspectiva oficial.
Pero lo que interesa al autor no es tanto la subtrama política que sucede en el pueblo como la mirada de los tres amigos, su inocencia y sus ansias de vivir, en medio de una España todavía muy condicionada por el hambre y el franquismo.
El cine es otro elemento importante en el relato, así como la radio que es la herramienta que trae a los chicos las hazañas de sus héroes deportivos.
El propio autor nos resume cómo le ha surgido la idea de este libro: “Esta historia, basada en anécdotas y vivencias de mi infancia, tenía inicialmente como propósito un guión de cine divertido, emotivo y cercano al realismo mágico. La escritura del libro me ha dado la oportunidad de aportar detalles que dan mucho más sentido y profundidad a la historia y, sobre todo, poder detenerme en los variados matices de los personajes. En todo caso, los recuerdos de aquel pueblo castellano siempre me aparecen en forma de imágenes llenas de colorido y envueltas en olores irrepetibles como el de aquella trastienda de ultramarinos donde escuchábamos por la radio los partidos del Madrid o tan embriagadores como el olor del trigo verde de aquel mayo luminoso de finales de los cincuenta”.
Entre el cine, las retransmisiones de los partidos y el colegio los tres protagonistas enlazan sus vivencias y traban su amistad, en un trasfondo de enfermedades (la temida poliomelitis) en muchos casos de hambre o miseria y con la presencia de una serie de mujeres que ejercen de contrapunto al mundo masculino y autoritario que es el claramente dominante.
Un libro lleno de nostalgia, que no intenta hacer sangre sobre aquellos años sino recordarlos como el comienzo de una vida difícil pero auténtica.
- Rafael Alcázar: El tiempo de las ilusiones sencillas
- Editorial Suma de Letras, 2016.
- 312 páginas;
- 16,90 €