Con Rebelde (War Witch), Good Films se atreve a iniciar una espléndida aventura de cine independiente en plena crisis
En algún lugar de África central, en una pequeña y remota aldea, Komona, una niña de 12 años, vive pacíficamente con sus padres, hasta el día en que es secuestrada por el ejército rebelde y se ve obligada a combatir como niña- soldado (*). Por su capacidad para salvarse, le nombran “bruja de la guerra”. Su única salida y amigo será Mago, un chico albino de 15 años que desea casarse con ella.
A medida que avanza la acción de Rebelde, Komona (Rachel Rwanza, Oso de Plata a la Mejor Actriz en la 62 Berlinale) va contando al niño que crece en su interior la historia de su vida. Después de varios meses viviendo y peleando juntos, Komona y el Mago se enamoran y se fugan, no solo para vivir ese amor sino también para buscar una vía de escape el horror de su realidad cotidiana.
Rebelde, dirigida por el canadiense Kim Nguyen e interpretada por actores no profesionales, llega a las pantallas españolas el 10 de mayo de 2013 y es una historia de esas que si no se cuentan, no existe. Fábula del siglo XXI sobre el Africa subsahariana, la de la hambruna, las sequías y las guerras que, como la del Congo (donde está rodada esta película y donde implícitamente se da por hecho que ocurre la historia), no solo se prolongan durante décadas sino que periódicamente resurgen de sus cenizas para volver a iniciar el ciclo de destrucción, genocidio, asesinatos en masa y violaciones, que destruye cuando no aniquila una generación completa. No es por nada que los países más conflictivos de Africa cuenten con las poblaciones más jóvenes del planeta.
Pero en ese mundo violento, donde prevalece lo irracional y donde los adolescentes guerreros caminan hacia una juventud que en muchos casos –como el del Mago- no llegará nunca, la belleza y la magia juegan un papel decisivo. A partir del momento en que les raptan y les enrolan a la fuerza, en algunos casos como ocurre en esta película después de pasar la iniciación de matar a sus padres, los niños-soldados encuentran en la guerrilla no solo una terrorífica forma de crecer sino también la seguridad de al menos una comida diaria e incluso –como es también el caso de Rebelde– la veneración de los jefes tribales: ser una “bruja” es un salvoconducto en el mundo clandestino de la selva exuberante, inquietante y poblada de presagios y amuletos para combatir los peores; ser albino es, en muchos lugares del Africa más profunda, sinónimo de elegido por los dioses, adivino, nigromante con poderes sobrenaturales (en otros es sinónimo de “infectado” y obligado a vivir en ghettos).
Resumiendo, un conmovedor drama que Canadá presentó a los Oscar para aspirar a la mejor película de habla no inglesa, denuncia de las penurias de una infancia a la que le ha tocado la peor de las vidas imaginables y la supervivencia de los niños soldado, e historia de amor entre dos adolescentes tratando de escapar de un mundo violento. Es también la carta de amor de una joven madre a su futuro bebé, confesándole con inmenso cariño y honestidad la verdad de un pasado, que también ella –como tantos otros seres humanos- hubiera deseado distinto y mejor: “nada que ver con la nostalgia de la inocencia y los recuerdos impregnados de ternura; porque ella está regresando del infierno” (Nouvel Observateur).
“Una lección de vida y esperanza sobre la voluntad y resistencia del espíritu humano”, una historia impresionante, intolerable por momentos, y una película que habla directamente al corazón del espectador, emotiva, dura, realista, lírica y cautivadora. “Imposible de olvidar” (Linda Barnard, Toronto Star).
Después de Stella, Ralf Köning, rey de los cómics y Solo es el principio, Rebelde es la cuarta película de la distribuidora Good Films, que se atreve a iniciar una espléndida aventura de cine independiente en plena crisis y cuando asistimos desolados al cierre de grandes compañías y salas, avalada por los premios conseguidos en festivales como los de Berlín, Tribeca 2012, Cine Fantástico de Catalunya, Jutra 2013 y Cambridge, y acaparadora de los galardones de prácticamente todas las categorías artísticas y técnicas en los Premios de la Academia canadiense y los del Círculo de Escritores de Vancouver
(*) Según Amnistía Internacional, los conflictos armados y la violencia “con frecuencia alimentados por la facilidad con que se consiguen las armas, generan violaciones y abusos contra los derechos humanos que tienen especial impacto sobre las mujeres y niñas. Por ejemplo, en el este de la República Democrática del Congo, se han registrado por lo menos 200.000 casos de violencia sexual desde el inicio de las hostilidades en 1996”. Unicef (informe de abril de 2013) “tiene pruebas claras de que continúa el reclutamiento y la utilización de niños por parte de grupos armados en la República Centroafricana” y se calcula que “más de 2.000 niños y niñas están vinculados a grupos armados, incluyendo grupos de autodefensa, después del reciente endurecimiento de los combates que comenzaron en diciembre pasado”.