Me gustaría recordarle a la pensadora Chuliá que la esclavitud mejoraba mucho el sistema de trabajo
No espero cerrar la serie con esta columna, pues tengo la seguridad de que no es el final, si bien es verdad que cada vez van mejorando. Hemos visto a un imam, por cierto con pinta extraña, que ha llamado fornicadoras a las mujeres que utilizan perfume, pantalones y tacones de aguja. Cabría señalar que los perjudicados en esto son los hombres. ¿Es que sólo tienen instintos? Cuándo se repartieron los cerebros, ¿no estaban? Algo ha debió pasar, lo que me extraña es que los hombres que sí llegaron al reparto no se incomoden con este supuesto y protesten. Hemos visto como en San Fermín de este año a una mujer, subida en alto y con sus atributos al aire, provocando la reacción “lasciva” de los espectadores. Sólo hay una cosa positiva en estos dos casos: la iniciativa la lleva la mujer. Menos mal que no siempre somos el elemento pasivo.
Pero dejando atrás estas anécdotas entre cómicas y dramáticas, ahora nos encontramos con un ataque en toda regla. Vemos una publicación llamada “Cuadernos de pensamiento político” editada por FAES -la fundación del PP que preside Aznar, por si alguien se despista-, donde la politóloga Elisa Chuliá se descuelga, entre otros, con este párrafo a propósito del “riesgo” que suponen para el Estado de Bienestar “el aumento de la longevidad, la emancipación económica y social de las mujeres y el incremento de los niveles educativos de la fuerza de trabajo”.
Y sigue: “El aumento de la esperanza de vida, y por tanto del número de ancianos ‘presionan al alza el gasto en pensiones’”. ¿Habrá que hacer algún recorte más para rebajar la esperanza de vida? (recuerdo que las mujeres duramos más). Y sigue: “El acceso de la mujer al mercado laboral, si bien ha traído consigo beneficios al aumentar los ingresos fiscales del Estado, también ha retrasado la nupcialidad, provocado un descenso en la natalidad, y por lo tanto una caída del número de contribuyentes futuros, pero también ha provocado que la mujer haya dejado de ocuparse de ‘los miembros más vulnerables de la familia’, los ancianos, lo que da lugar también a una desestructuración de las familias. A esto hay que sumarle la amplia oferta educativa pública, que ha supuesto ‘una ganancia agregada en cualificación de mano de obra, lo cual ha originado con frecuencia desempleo y sobrecualificación’”, señala Chuliá.
Estupendo, sobre todo cuando todas estas barbaridades las escribe una mujer, según dicen politóloga -no sabemos qué nota pedían para estudiar-, en una publicación que, ¡horror! en su cabecera tiene la palabra “pensamiento”. Y que para más inri está subvencionada con dinero público.
Me gustaría recordarle a la pensadora Chuliá que la esclavitud mejoraba mucho el sistema de trabajo. Los esclavos son más baratos que los trabajadores con derechos. Ya puestos…
Duele leer estos pensamientos de la politóloga Chuliá… pero duele aun más imaginar el resto de sus pensamientos…