Nuevo diseño del periódico The Guardian

El diario británico ha iniciado 2018 con un rediseño cuyo objetivo principal es reducir sus pérdidas económicas.

TheGuardian-cabecera Nuevo diseño del periódico The Guardian
Rediseño de la cabecera de The Guardian

El cambio del formato berlinés al tabloide, más pequeño, es el aspecto más visible del diseño del periódico impreso. Pero en estos casos, siempre hay algo más. Afecta a su diseño y también a su estrategia empresarial.

The Guardian está viviendo lo que Le Monde, otro diario europeo de referencia en apuros, llama “la paradoja de los periódicos del siglo XXI”. Se trata de un periódico que, siendo inequívocamente británico, y nacido en Manchester, se ha convertido en los últimos años en una referencia global, con un gran número de lectores en Estados Unidos, Europa o Australia.

Su estrategia, que ha buscado llegar a una audiencia planetaria on-line multimillonaria en visitas sin que tenga que pagar por los contenidos ofrecidos, añadida a la crisis de la publicidad en la prensa, ha dado un mal resultado económico, con unos ingresos menguantes, que llegan básicamente de sus lectores mediante la venta del periódico impreso, las suscripciones y las donaciones.

Reducir

Reducir las pérdidas, la plantilla de profesionales, las instalaciones de la redacción… y también el papel. Una constante que no sólo vive la prensa británica; es una amenaza para las empresas periodísticas de todo el mundo.

La reducción del tamaño del periódico, vista desde una óptica empresarial, va a permitir a The Guardian abandonar sus pesadas rotativas de Londres y Manchester, donde se imprime el periódico en formato berlinés desde 2005, año de su última gran remodelación. De esta forma, a partir de ahora, se podrá imprimir el periódico en rotativas subcontratadas en diferentes partes del mundo.

La directora de The Guardian, Catherine Viner, justificaba así el paso dado: «Nuestra adopción del formato tabloide es un gran paso para hacer que The Guardian sea financieramente sostenible y pueda seguir invirtiendo en un periodismo que marque la agenda en las generaciones venideras».

Rediseñar

Las claves del rediseño que ahora estrena The Guardian afectan no solamente a la reducción del formato de la edición impresa. Se modifica también The Observer, que es su edición dominical, así como la versión Web, donde se aplica un nuevo diseño acorde con la imagen y la identidad visual del periódico. En todos sus soportes “el nuevo diseño es simple, confiable y con estilo”, según Alex Breuer, su director creativo.

La metodología en el rediseño del periódico pasa por cuatro ejes fundamentales:

  • La maqueta base, que en una página más pequeña pasa de seis a cinco columnas, con una estructura más flexible.
  • La tipografía, con una nueva familia, llamada Guardian Headline, pero con los mismos tipos para el texto, aunque cambia el tamaño de letra, el interlineado y la composición para mejorar la legibilidad.
  • El color, que utiliza una gama de tonos energéticos y contrastados.
  • Las imágenes, tanto fotográficas como infográficas, que tendrán un protagonismo mayor.

La actualización o el cambio de la cabecera, del logotipo de un periódico, suele ser una de las cuestiones más polémicas y conflictivas en cualquier publicación con un mínimo de historia. En The Guardian, la decisión ha sido romper con el pasado, con su banda azul, tan repetida en tantos otros diarios y con la adopción de un nuevo logo, en negro sobre blanco de rasgos y remates absolutamente contrastados.

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Tres rediseños y sus tres cabeceras nuevas, de 1986, de 2005 y de 2018. 

Catherine Viner: «Es un nuevo diseño audaz, llamativo e inconfundible que nos ha permitido, además el rediseño de su sitio web y otras aplicaciones»

Una larga historia

Este cambio drástico en The Guardian se ha producido a tan solo tres años de la celebración de sus dos siglos de existencia. Nacido en la ciudad de Manchester en 1821, con una orientación inequívocamente liberal, ha sabido mantenerr hasta ahora su público y su prestigio.

Hay que recordar sus dos últimos rediseños, pues ejercieron en ambos casos una gran influencia sobre muchas otras publicaciones. El primero de los cambios se produjo en 1988, con una nueva cabecera absolutamente alejada de las manchetas góticas habituales en la prensa hasta aquel momento. Su creador, David Hillman proponía una identidad nueva basada en la moderna letra Helvética bold y contrastaba al máximo junto a una refinada y clásica Garamond italic.

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Primeras páginas con el diseño anterior, iniciado en 2005 y con formato berlinés.

En 2005, The Guardian volvió a impactar a la prensa mundial y al sector del diseño periodístico. Reducía su tamaño de la sábana al formato berlinés (315 x 470 cm.), a pesar de que sus competidores más cercanos, The Times y The Independent habían decidido dos años antes dar el salto de la sábana al tabloide, basándose en investigaciones que confirmaban la evidencia de que los nuevos lectores preferían periódicos más pequeños, más manejables y fáciles de llevar en espacios públicos, como el metro o el autobús.

El nuevo diseño abordaba una visión de conjunto de todas las secciones del periódico, así como de sus suplementos. Para ello, planteó el uso del color como un elemento señalizador e identificador clave, y de la tipografía, con una única familia, la Guardian Egipcia, que con sus diferentes variaciones cubría todas las necesidades de la publicación, incluida la mancheta.

Mark Porter, responsable de aquel rediseño, reflexionaba en aquel momento sobre el trabajo realizado: “El rediseño de un periódico suele venir determinado por el mercado. Hay una tendencia general en los editores a asumir que lo que están haciendo está funcionando bien. Sólo cuando las ventas comienzan a caer se dan cuenta de que podrían no estar en lo cierto. En este sentido, el que vivimos es un momento particularmente interesante, porque el número de lectores de prensa está en retroceso en todo el mundo y la presión que ejerce Internet y la televisión está obligando a periodistas y diseñadores a cuestionar sus convicciones acerca de lo que quieren los lectores modernos; de ahí que se estén produciendo tantos rediseños y tantos cambios de formato.”

Ahora, trece años después de su último rediseño, el diario británico vuelve a cambiar. En este caso, podemos ver cómo el nuevo diseño afecta no solamente al aspecto visual o gráfico, que aparece siempre como la punta del iceberg, sino también al tratamiento de los contenidos informativos y, por supuesto, a la estrategia empresarial.

En este caso, una nueva imagen y una nueva estrategia orientadas a la supervivencia.