Agosto de 2015, sigue Flamenco on Fire, el Festival que ha revolucionado Pamplona. La sala grande del Palacio Baluarte, con asistencia masiva de la comunidad gitana de Navarra y de otros puntos de España llegados para la ocasión, acoge el espectáculo “Reencuentro” con el que se presentan los veteranos Manuela Carrasco y Antonio Canales, acompañados de los guitarristas Juan Campallo, Manuel de la Luz y Joaquín Amador; los cantaores Enrique El Extremeño, Gayi de Morón, Manuel Tañé, Samara Carrasco y en la percusión José Carrasco.
En la rueda de prensa de la mañana, anunciada con la presencia de ambos artistas, solo pudimos ver a la bailaora Carrasco, en la que describió la estructura del programa. Cada uno de ellos interpretará sus números, siempre en homenaje mutuo, baile masculino a femenino y viceversa. Al final se encontrarán en una bulería que ya hicieron juntos en uno de sus dos encuentros anteriores. Ambos artistas se entienden con la mirada y anuncian este encuentro como ‘explosivo’.
El reencuentro: Buen planteamiento escenográfico, de colocación de instrumentistas y excelente iluminación, que con sus cambios de color va creando efectos lumínicos al servicio de los artistas, mención especial en los solos y diálogos de guitarras y guitarras y cante. Manuela hace una entrada de diva por la derecha del escenario, seguida de su cantaor, El Extremeño, veterano curtido en todos los grandes escenarios. Entra Antonio por la izquierda y tras una breve actuación conjunta como saludo, da comienzo el turno de Antonio.
Manuela, la Manoli Carrasco de sus comienzos en Los Canasteros, conserva la flexibilidad que hace del baile un medio de expresión integral de sentimientos, que transmite al espectador, con lo que prácticamente interactúa con su público convirtiendo a éste en actor. Muy acertado su vestuario, alternando los muchos colores con el negro y el rojo, en sintonía con los palos que marcan los instrumentistas, también los de la voz, al fin y al cabo, cuerda. Se prodiga en casi todos los compases zapateados, según van sucediéndose, fandangos, tanguillos, bulerías, farrucas, etc. Domina el arte de la colocación en el escenario, donde han colocado un pequeño tablao circular en el centro de la escena, entre los cantaores a su izquierda y los guitarristas a la derecha. Ese tablao da servicio a sus momentos de estrellato. Sabe todo lo que se puede hacer en un escenario en cada momento. Lo que se llama ‘tablas’. Lleva muchos años en primera fila y ahí seguirá mientras su público la siga fervorosamente. Arrasa.
Van alternándose Manuela y Antonio, en una coreografía elaborada para ese ‘reencuentro’. El baile masculino, tan distinto del femenino, puesto al servicio de ese homenaje que es el reencuentro de estos dos sevillanos tan premiados a lo largo de sus muchos años de carrera.
Antonio Canales, genio y figura, manda y templa. Tiene su personalísimo modo de presentar su danza, lento, recreándose en cada postura y movimiento. Hace cosas increíbles, como vibrar intensamente, a su ritmo, sin llegar a mover los pies. Es una vibración profunda, un recurso que tiene que haber ensayado mucho. Antonio debería perder algún que otro kilo, cosa fácil en estos tiempos, para así recuperar la flexibilidad que le hizo imprescindible durante muchos años internacionalmente. Él es quien es y el aplauso que recibe es unánime. Él mismo dice que ‘ahora está en uno de los momentos más dulces de su vida, que se considera un joven veterano e inmerso en la “tercera vuelta al mundo”. Antonio Canales es además un reconocido y premiado coreógrafo y ahí tiene una larga y exitosa carrera por delante si en algún momento decide dejar la danza.
Mención especial para los solos de guitarra de Joaquín Amador, marido y representante de la bailaora Carrasco, los diálogos entre guitarras – Amador, Manuel de la luz, Juan Campallo- las actuaciones de guitarras con los cantes de El Extremeño, Gayi de Morón y Manuel Tañé, con la percusión del hermano de Manuela, José Carrasco. Esta parte ha constituido un espectáculo ‘per se’, con un lenguaje intenso, cómplice, generoso con los momentos de protagonismo individual. Realmente, al baile le es necesaria la contribución del toque y cante, El toque y cante puede prescindir de la danza. El toque y cante se ponen al servicio de la danza pero no al revés. Fue un disfrute total la actuación de estos artistas, tan ricos en dar lo mucho que tienen y así lo apreció el público.
La presentación del espectáculo estuvo a cargo de Juan Verdú, director del festival madrileño Suma Flamenca, quién también ofreció el miércoles una conferencia sobre el maestro Sabicas en la que fascinó no solo por su conocimiento del maestro y de todo el mundo flamenco desde hace muchos años, también por su cercanía y su sentido del humor. Una auténtica gozada escucharle y compartir.