Veinte años después de su estreno, vuelve a las pantallas de Francia, con copia nueva “L’enfant lion” (el niño león), una simpática fábula africana del director francés Patrick Grandperret, adaptación al cine de la novela “Sirga la leona” escrita en 1951 por René Guillot, quien fue profesor de francés en África en la década de los cincuenta.
Como a menudo las películas mas interesantes, “L”enfant Lion” es el resultado de una obsesión. Marcado por la lectura en su infancia de esa fábula en la jungla africana, Patrick Grandperret emprendió la aventura de su dificil adaptación al cine.
Rodando sucesivamente en Costa de Marfil, Zimbabwe, Niger y Marruecos, no escogió Grandperret el camino más fácil para poner en imágenes el guión de Catherine K.Galode.
“El niño león” es una fábula africana que cuenta la historia de Oulé, un niño negro y de Sirga una leona, nacidos el mismo día en Pama, la lejana tierra de los leones, entre los dos rios Voltas, el blanco y el rojo, allí donde los reyes de la selva cohabitan con una tribu que vive una sosegada existencia. Oulé ha aprendido el lenguaje de las fieras y protegido por la familia de Sirga, sabe hablar también a los árboles y a las abejas.
Pero un día esa existencia feliz en un poblado africano se ve perturbada por la llegada de los elefantes que expulsan a los leones de sus tierras, provocando una serie de sucesivas catástrofes. Hombres armados venidos del desierto irrumpen al galope en la jungla, matando a todos sus habitantes y tomando como esclavos a los niños. Oulé tiene ya diez años y con Lena, su amiga del pueblo, será herido, encadenado y conducido a un lejano palacio.
Gracias a sus poderes extraordinarios, conocedor del lenguaje de los animales, Oulé, que no acepta la esclavitud, provoca admiración y estupor en el Palacio y consigue liberarse junto con Lena. Ambos regresan así a la tierra de los leones en busca de Sirga, para reconstruir su desaparecido poblado. Ese relato en el que Oulé se encuentra a menudo en medio de los leones y con los animales salvajes de la selva, exigía en cine una realización y producción rigurosa, de la que Grandeperret sale muy airoso.
El casting de los niños y la filmación de los animales eran así mismo dos desafíos mayores, superados con sobresaliente. Thierry Leportier domador y especialista en fieras salvajes fue el elemento más importante para hacer posible una puesta en escena que exigía el contacto o la proximidad entre los dos niños protagonistas y los animales. La autenticidad del relato depende en gran parte de esas escenas, que hacen creíble el personaje del pequeño Oulé, todo ello gracias a la magia del cine y del montaje, sin necesidad de sofisticados efectos especiales numéricos.
“L’enfant lion” es una hermosa película para grandes y chicos, que nos da una idea de esa África de magníficos paisajes y leyendas, con la que todos hemos soñado un día. Una fábula africana que vehicula generosos sentimientos de lucha por la dignidad humana y por una armoniosa relación de los hombres con la naturaleza. Una película para ver o volver a ver, al ritmo de la música de Kalif Keita.